A medianoche se formó una tremenda tormenta el yate se balanceaba de un lado para otro, le entraba agua por todos los rincones, el viento soplaba con fuerza y el yate iba descontrolado, Damián no lo puede manejar bien.
Los rayos de la tormenta son muy fuertes y el mar está totalmente embravecido.
David se fue con Damián, por si necesitaba ayuda, Melissa y Amanda se cobijaron en una suite.
—¡Vaya tormenta amigo, ¿te puedo, ayudar en algo?
—¡Sujeta, el timón!, debo amarrar unas cuerdas en la proa.
—¡Esta bien!¡Ve y ten cuidado!
—Regreso ahora mismo, no sueltes el timón, el mar está muy bravo, ¡agárralo con fuerza!
Damián fue a la proa del yate, y allí amarró unas cuerdas enormes, el viento sopla muy fuerte y arranca todo a su paso, cubrió con unas lonas, toda la superficie de la proa, y regresó hacia la cabina de mando, donde se encuentra David, tiene una sorpresa para él, y atacándole por la espalda, le da un fuerte golpe en la cabeza con un palo de beisbol, David cae al suelo, quedando inconsciente.
"Noche perfecta para mi plan, diablo estúpido no te vas a volver a reír de mí, y dejarme en ridículo" piensa Damián para sí mismo.
Cogió una lona y enrolló el cuerpo de David, y lo cargó hasta el garaje acuático, lo puso sobre una de las bases de una moto acuática, ubicándolo debajo, sabe que las dos chicas no lo van a buscar ahí, no es de fácil acceso.
Todo vuela en el interior del yate, las botellas ruedan de un lugar a otro, las sillas están cruzadas por el suelo unas encima de otras,
adornos se han caído al suelo rompiéndose, la tempestad amenaza con tragarse al lujoso yate.
Melissa y Amanda están aterradas, tienen pánico, ante esta situación, que parece no tener final, y deciden salir de la suite llamando a Damián y David.
—¡Damián, David!,¿estáis bien?
—¿Que hacéis?, estáis más seguras en la suite, quedarse allí.
—Pero tenemos, mucho miedo. —Dice Amanda.
—Aquí no podéis estar, no es buen lugar.
—¿Donde, esta David? —Pregunta Amanda, viendo que Damián se encuentra solo.
—Le mande, a coger unas cuerdas y hacer unos amarres, pensaba que estaría, con vosotras.
—Hace mucho tiempo, que no le veo Damián, ¿dónde, estará? Tengo que buscarlo—dice desesperadamente, Amanda.
—Iré yo, Amanda no te preocupes, estará amarrando las cuerdas en la proa.
Damián sale disimuladamente hacia la proa, agarrándose a las barandillas para no caer al mar y pegando gritos, pronunciando el nombre de David,
Melissa y Amanda se quedan en el timón intentándolo controlar, para que el yate no se incline aún más hacia el lado derecho, le entra muchísima agua, la tormenta esta sobre ellos, y el fuerte viento no ayuda.
Es medianoche esta oscuro y están en medio del mediterráneo.
—No lo encuentro, no lo veo por ningún sitio. —dice Damián disimulando cara de preocupación.
—¿Como, puede ser? ¿Se abra, caído al mar? Hay que seguir buscando—repite una y otra vez Amanda.
—¡Llama por radio, vamos! Damián, —gritó Melissa.
—Eso hago, pero no funciona—lo seguiré intentando.
—¿No funciona la radio? ¿Estamos en una tormenta en medio de la nada, y no funciona la radio? —Dijo Amanda con tono enfadado.
—Tranquilízate Amanda, estará escondido en algún rincón. Se estará protegiendo, no es ningún niño.
— ¡Que me tranquilice, es mi marido y no sé dónde está, no me digas que me tranquilice!
Damián disfruta viendo a Amanda, como una gata salvaje, eso le atrae aun más de ella, es la fierecilla que el imagina.
Melissa no da crédito viendo, que Damián está tan tranquilo, ante la situación, y ante la desaparición de David.
Damián, es la parte del viaje, que más está disfrutando, tiene planeado, quitar del medio a David, y la tormenta le ha venido, como anillo al dedo. Aun a adelantado más su plan maquiavélico.
—¡Haz algo, petardo, no te quedes ahí parado!, tenemos que encontrar a David, —dice Melissa.
—No se puede ir por ningún sitio, y menos con el movimiento del yate, podemos caer al mar.
—¿Podemos caer, al mar, ?¡Ya falta una persona, Damián!
—Lo sé...lo encontraremos, estará metido en algún sitio, estará asustado, es normal.
—¿En serio, estará asustado? Estará preocupado por su mujer, no es como tú, tengo un mal presentimiento.
—¡No seas, estúpida! cállate y no digas tonterías. Si no tendré que cerrarte esa bocaza Melissa.
—¡No lo veo, por ningún sitio! ¿Se abra, caído al mar?, ¡no puede, ser! —dice Amanda constantemente.
—Seguro, que este refugiado en algún sitio, —le dice Melissa que intenta tranquilizarla.
—Ya he mirado, por todas partes Melissa.
—No se puede ver bien, con el viento y la lluvia, seguro que cuando amaine, lo localizamos, estate tranquila Amanda.
—Refugiaros en una suite, allí estáis más protegidas, vais empapadas, cambiaros de ropa y permanecer dentro sin salir.
Damián está lleno de gozo, las chicas no encuentran a David, lo ha escondido en un lugar con mucha dificultad, una zona donde no se puede bajar con esta tormenta y él se siente totalmente feliz, se ha quitado del medio, ese gran obstáculo, que le separa de su adorada chica de silueta perfecta, ahora tiene total libertad, se dedicará plenamente en cuerpo y alma a Amanda...