Amanda se bajó de nuevo hacia el garaje, al escuchar los pasos de Damián hacia el exterior del yate, no quiere ser descubierta, por semejante loco.
Damián regresó de nuevo a la suite, donde mantiene a Melissa, atada y con un saco sobre la cabeza, esta inmóvil y asustada, sabe que Damián puede hacer cualquier cosa, entre ellas matarla.
Damián le quitó el saco a Melissa.
—¡Vaya, ahora no eres tan fuerte!
—¿Por qué, me haces esto? ¿Qué te, he hecho yo?
—¿En serio, Melissa?¡No lo, sabes! Me has dejado siempre en vergüenza, no has servido nunca para nada, ¡me daba asco llevarte a los sitios conmigo, no estabas a la altura!
—¿Por qué no hablaste, nunca conmigo? ¿Por qué, me lo dices ahora?
—Porque ahora, no tengo nada que perder, ya no significas nada para mí, no siento nada, solo un gran vacío, no me sirves, ya no tienes que fingir ser más mi esposa delante de nadie, porque jamás nadie te volverá a ver.
—No hables así, me asustas Damián, tú no eres así...
—Damián ya no existe, desde que apareció Amanda, desde ese día, ella es la única que vive dentro de mí, y de mis sentimientos, y te juro, que no la perderé, será mía.
—Damián, déjala tranquila, es una buena mujer y no se merece lo que la estás haciendo.
—¡A ti, que te importa! No te vuelvas a meter, en mis asuntos.
—Claro, no lo hare, perdona...
—¿Tienes hambre? ¿Quieres, algo de beber Melissa?
—Si, me gustaría comer algo y beber un poco de agua, gracias.
—Lo siento, no hay nada, para ti.Te quedaras sin cenar, así iras aprendiendo, que aquí se hace lo que yo diga, ¡este es mi yate!
Damián hizo como que iba a salir por la puerta y de repente se volteo , dando una fuerte bofetada en la cara a Melissa, ella cayó de costado sobre la cama.
Damián comenzó a reírse despiadadamente.
Se puso sobre Melissa, agarrándola por el cuello y apretando, Melissa siente que se queda sin aire, su cara se pone roja y no puede respirar, Damián disfruta, con su poder, es como si lo que había querido hacer tanto tiempo atrás, lo puede hacer ahora, él siente como que se quita un peso de encima, disfruta viendo así a Melissa.
Se quita de encima, y la suelta, ella no puede gesticular palabra, su cuello está marcado por las grandes manos de Damián.
—¡No me provoques más, la próxima vez, tal vez no tenga tanta, compasión por ti!
Salió de la suite y se fue, hacia la popa a fumar un cigarro.
Amanda continua en el garaje, a veces sale a estirar las piernas, y caminar un poco, se le quedan entumidas, come atún y bebe agua.
Piensa y no deja de darle vueltas, tiene que lograr llegar hasta Melissa y alejarla de Damián. Pero todavía no sabe cómo hacerlo, él no se separa de la suite.
En su corazón sigue estando David, Amanda siempre recuerda sus dulces palabras, su linda sonrisa y esas caricias en la noche, sobre la luna de Paris.
Ella quiere salir viva de allí, junto con Melissa, y se aferra a que David, está vivo, es lo que la mantiene viva, y le da fuerzas.
Damián se ha puesto a cantar en la popa, en voz alta, Amanda le puede escuchar claramente, en el silencio de la noche.
"Te deseo una noche,
muy buena, muy mía
muy nuestra...
Esta noche
tengo cerveza ...
Sal, que te coma a besos
y explore tu cuerpo.
¿Qué te apetece, hermosa mujer?
¡Ven junto a mí, que yo te daré placer!"
No deja de repetirla una y otra vez, Amanda se mete de nuevo en su pequeño escondite, y se tapa los oídos, colocándose una chaqueta sobre la cabeza, no quiere escuchar más su voz...