Cuaderno de tapa gris [elena] #1

Plaza de las brujas

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Este lugar no tiene tantos recuerdos como yo quisiera que tuviera, no tiene amores, ni tampoco tantos momentos compartidos. Pero los poco que hay aquí siempre perdurarán en mi memoria.

Una joven Elena que en su adolescencia pasó horas en esta plaza, solamente en días específicos, con personas no tan específicas, esperando un momento específico para ir a aquel lugar específico que ya olvidé.

Se me era curioso el recordar amenamente aquellas pocas horas después del colegio, donde me sentaba en aquel verde pasto a comer alguna cosa que no me llenaba, con tal de tener algo que digerir durante algunas horas en lo que hacia aquella cosa que no recordaré jamás.

Me siento en el triangulo de cuatro árboles, dejando de lado mi mochila verde y sobre mis piernas cruzadas mi cuaderno de tapa gris. Aquella sombra no necesaria me hacía sentir en calma, mirando aquella plaza que forma parte de mi a pesar de las pocas veces que la pise.

Un enorme terreno dividido al medio por un pequeño camino de cemento, que iba de una esquina a otra, en un lado juegos para niños y del otro los que son para ejercitar el cuerpo. En el lado de los niños siempre hubieron aquellos rectángulos de cemento, donde las mamis tendían a sentarse a tomar mate y charlar con sus amigas mientras que sus hijos jugaban. Y en el lado donde estaban aquellos juegos extraños para hacer ejercicio, es donde me encuentro yo ahora, admirando aquel lugar desde la comodidad de un triangulo de árboles, pinos altos que dejan caer aquellas piñas al suelo.

Miro junto a mí que hay una, perfecta y sin roer, con todas sus partes y de buen tamaño, la agarro entre mis manos y la admiro en silencio, recordando las veces que traía bolsas y las guardaba para irme a mi casa, en donde las pintaba de plateado y dorado, volviéndose hermosos adornos los cuales muchas veces colgamos en el árbol en navidad o también usábamos como centro de mesa.

Era lindo, algo inolvidable.

Disfruto de aquella última vez que vería aquel lugar, sintiendo la fresca brisa que acariciaba mi rostro en forma de despedirse, sabiendo que esta sería la última vez que nos veríamos, dándome en susurros con el sonido de las hojas palabras de aliento y buenos deseos.

Todavía no me marche y ya siento extrañarlo.

Tomo mi tiempo, admirando aquel lugar, deseando que todo esto fuera diferente, el no tener que marcharme tan rápido, el tener al menos unos pocos minutos más para poder ir a aquellos lugares los cuales quisiera conocer también.

Pero no tenía esa suerte.

Cuelgo mi mochila verde a mi hombro, me paro y sostengo firmante entre mis manos mi cuaderno de tapa gris, dando pasos lentos y cortos, queriendo perder el tiempo y quedarme allí un ratito más, avanzando despacio, viendo en silencio como todo poco a poco perdía su color, sintiendo las lágrimas de cielo sobre mi, pero sin mojarme, escuchando el chapotear de mis pasos sobre los charcos de agua, mirando los juegos mojados, por aquel torrencial de lágrimas que caían sobre ellos.

Y creer que sería la última vez que lo vería.

Llego al final del camino de cemento, mirando hacia atrás, donde todo en tonos grises se encontraba pintado, habiendo perdido ya toda aquella vida alegre que yo recordaba que tenía.

—Adiós.. —digo nada más en forma de despedida, pero a diferencia de otros lugares, llevo mi mano hacia mis labios, para después lanzar un beso hacia aquel lugar, volteando otra vez y caminando hacia adelante, siguiendo con aquel corto camino que me quedaba por cruzar.

Escucho el arrullar de la paloma que me acompañaba, antes de sentir como se paraba en mi hombro, quedándose allí como si de su asiento me tratara.

Sonrió un poco al verla, llevando mi mano hacia su cabeza y acariciando con mi dedo índice su pequeña cabeza.

—Vamos a casa..

Diría que me dolía, lo cual era verdad, pero ya era hora de irme, por lo que solamente comencé a caminar bajo la lluvia, la cual no me mojaba, notando como todo detrás de mi poco a poco perdía su color.

Cada vez estaba más cerca de irme de aquí, lo cual me asustaba pero al mismo tiempo sabía que ya era tiempo, que a pesar de no cumplir aquel sueño que tenia desde pequeña, podía decir que tuve una buena vida en este lugar, que fui feliz a pesar de muchos malos recuerdos, que siempre conté con el apoyo de quienes más quería, que a pesar de perder amistades pude seguir adelante, que conocí gente nueva y que se me había dado la oportunidad de despedirme de aquellos lugares que extrañaría más que nada.

Aunque ya no recuerdo cuales eran.

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En el texto hay: tristeza, recuerdo

Editado: 22.05.2024

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