Cuando baje el sol de enero (estaciones #1)

16. Caprichosa

El fin de semana pasó como de costumbre, a pesar de que ella y Fran se esforzaron por tener actividades hasta casi el domingo por la tarde. La joven era consciente de que la ansiedad por volver a ver a Beni el lunes en el gimnasio y disculparse de una vez por todas era la responsable de que las horas se le pasaran mucho más lentamente de lo que desearía. De hecho, las mariposas volvieron a su estómago cuando vio un mensaje de Laura después de cenar el último día de la semana:

Lau:

Holi!

Mañana qué vas a hacer, mañita? Vienes a correr o vas al gimnasio?

Lorena:

Hola, Lau

Mañana volveré a ir al gimnasio con Beni

Lau:

Oh

Ya has arreglado las cosas con tu chico, entonces?

La joven procuró mantener la compostura ante el apelativo mientras respondía con rapidez:

Lorena:

No es mi chico, ya lo sabes

Y no

Justamente quiero pedirle perdón por haberle estado esquivando estos días

Lau:

Ya me parecía a mí que algo había

Quieres hablar de ello?

Lorena dudó antes de responder, rendida y cansada de mentiras por primera vez en días:

Lorena:

No, no sé

Estoy un poco confundida la verdad

Y sólo sé que creo que le he hecho daño por un miedo irracional y no quiero perderle como amigo

Lau:

Como amigo...

No tendrá que ver con lo que hablamos el otro día? :-)

Al leerlo, la joven casi saltó sobre el colchón, mientras que la mera insinuación aceleraba su pulso hasta casi hacerlo visible.

Lorena:

Qué?

Lau, no, por dios!

No es eso!

Lau:

Lo que tú digas, prenda

Pero sólo digo que a este paso ese y tú acabáis juntos, me lo huelo

La aludida puso los ojos en blanco con cierta impaciencia.

Lorena:

No estás ayudando, Lau

A pesar de la recriminación, la otra joven envió un icono que imitaba justo su gesto e insistió:

Lau:

Te digo yo que he dado en el clavo

Pero Lore, en serio

No puedes vivir toda tu vida con el fantasma del idiota de tu ex tras la estela

No todos los hombres son así, de verdad

Y por lo poco que me has contado, Beni parece buen tío

Lorena sacudió la cabeza levemente, consciente en el fondo de que su amiga tenía más razón de la que jamás admitiría:

Lorena:

No te preocupes, estoy bien

Te veo mañana en clase vale?

A pesar de la respuesta evasiva, Laura no pareció molestarse. De hecho, respondió con aparente alegría:

Lau:

Venga

Pasa buena noche y mañana nos vemos :-)

Besitos!

***

La mañana siguiente amaneció despejada y fresca, como las anteriores. Aun así, Lorena no podía dejar de temblar como una hoja a causa de los nervios durante el recorrido entre su portal y el BodyFit. De hecho, su pulso se aceleró en cuanto atisbó el pelo corto y crespo de Beni a lo lejos. Pero, por primera vez en mucho tiempo, Lorena no se arredró. Al contrario, escondió todos sus temores en un rincón oscuro de su mente y se dirigió hacia él en cuanto dejó sus cosas en la taquilla.

—Hombre, mira quién ha vuelto —la saludó el gigantón cuando sus miradas se cruzaron, en un tono bastante más tenso y monocorde de lo habitual.

Lorena tragó saliva y se acercó con lentitud, dando un par de pasos más.

—Hola, Beni —saludó, contrita—. Me alegro de verte.

Para su mayor bochorno, él bufó por lo bajo, pero su respuesta no varió un ápice en modo ni actitud cuando susurró:

—Si tú lo dices… ¿Qué haces aquí?

—Sé que estás enfadado conmigo y tienes toda la razón del mundo —aseguró ella, arrepentida—, pero… necesitaba hablar contigo.

Beni la observó con el rostro inexpresivo, como si meditara los pros y contras de aceptar su propuesta. Al final, para alivio de ella, asintió secamente y dijo:




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