Cuando baje el sol de enero (estaciones #1)

18. Alarmas

A la mañana siguiente, Lorena se despertó con un bonito dolor de cabeza, resultado de dormir poco y haber bebido algo más de lo deseable la noche anterior. Sin embargo, por primera vez en meses, se sentía… bien. Sin presiones, sin pensamientos dolorosos, solo buenos recuerdos. Había salido de fiesta con su hermano y sus amigos, había pasado un buen rato bailando con Beni…

De golpe, se sentó en la cama. Un recuerdo que hasta ese momento permanecía oculto irrumpió en su mente con la fuerza de un tornado, haciéndola jadear.

«Oh, mierda», pensó, dejándose caer acto seguido sobre las sábanas con la almohada cubriéndole el rostro.

Tras bailar juntos y beber tres copas de dudosa calidad —como las de cualquier fiesta universitaria—, habían subido a la terraza; él se había declarado y ella…

«Oh, no. No, no, no, no», se lamentó para sus adentros.

Aunque, curiosamente, la misma parte de ella que se sentía bien por todo lo demás presionaba su conciencia para aceptar que, en el fondo, besar a Beni había sido un acto completamente consciente. Y, para su sorpresa, la sensación era mucho más agradable y pacífica de lo esperado.

Lo que más intrigaba a Lorena no era solo el beso, sino el hecho de que, tras lo que pareció una eternidad de besos sin pausa en aquel rincón junto al balcón del bar, al salir por fin del local —caminando ambos a más de un metro de distancia para no despertar las sospechas de Hernán—, se enteró por boca del gallego de que Fran se había ido sin avisar. Pero, por primera vez en mucho tiempo, no le preocupaba.

Aun así, no pudo evitar que un extraño nudo de ansiedad se adueñara de su estómago cuando abrió WhatsApp y vio el chat de Beni en primera posición. Sin apenas pensarlo, saludó:

Lorena:

Hola Beni

Buenos días

Por un instante, tras enviar el mensaje, Lorena temió haberse precipitado. Si le escribía tan pronto después de haberse "enrollado" en una fiesta, ¿podría darle la impresión equivocada? O… ¿quizá no?

Solo con recordar el tacto de sus labios o la forma en que Beni la abrazaba durante esos largos minutos de escarceo en la terraza, un escalofrío le recorría la piel, como si diminutas hormigas de placer danzaran bajo ella.

Sin embargo, esa sensación se transformó en una tensa expectación cuando, menos de medio minuto después, el estado de Beni cambió a "en línea" y luego a "escribiendo…":

Beni:

Hola Lorena

Oye, sólo quería decirte que lo siento mucho si ayer crucé una línea que no debía

Estaba algo borracho y me lancé sin pensar a decirte lo que sentía a pesar de que me habías dicho que no estabas lista para estar con nadie

Lo siento

Apenas pasaron dos segundos antes de que el estado de Beni volviera a cambiar a “escribiendo…”. Lorena contuvo el aliento, sintiendo cómo la expectativa le oprimía el pecho.

Entonces, un nuevo mensaje apareció en la parte inferior de la pantalla. Su corazón dio un brinco. Algo en ese gesto, en la inmediatez con la que él respondía, le provocó una extraña mezcla de ternura y nerviosa emoción.

Beni:

Perdóname vale?

Lorena resopló, indecisa. No tenía claro si quería continuar con aquella conversación o, siquiera, cómo hacerlo. Pero tampoco se sorprendió cuando su lado más inquieto, aquel que aún vibraba con el recuerdo de la noche anterior, tomó el control sin resistencia alguna.

Lorena:

Bueno, en realidad diría que fui yo la que se lanzó a besarte, jaja

La verdad es que los dos habíamos bebido bastante, pero (…)

Lorena se detuvo, insegura sobre cómo continuar. Finalmente, decidió terminar el mensaje:

Lorena:

(…) te confieso que no me importó que lo hiciéramos

Tú también me gustas Beni

Si te sirve de algo

Y creo que no me importaría apostar por ti en este sentido :-)

Perdona, yo también he tardado mucho en atreverme a decírtelo

Ya estaba. Lo había dicho. Con el corazón en vilo, observó la pantalla, conteniendo la respiración. Apenas tres segundos de angustiosa quietud pasaron antes de que el estado de Beni cambiara de nuevo y nuevos mensajes comenzaran a aparecer en la parte inferior de la aplicación.

Beni:

Caray

Esa sí que no me la esperaba

Yo... No quiero presionarte Lorena

De verdad

Sé que has tenido una ruptura complicada y no quiero meterme donde no me llaman si no estás lista para dar el paso

Quiero que puedas tener tu espacio y tu tiempo, lo que necesites

De verdad, esperaré




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