En el bufé de abogados.
En la oficina de Kimberly.
—¿Estás bien? —preguntó al ver a Kimberly asustada y llevándose su mano a su vientre—. ¿Estás bien?
Kimberly
Quería decir que sí, pero sentí mucho miedo de hacerlo; no quería sonar exagerada; a lo mejor no era nada y yo exagerando todo.
Camila se alarmó porque siempre había sido brusca con Kimberly. Ambas tenían una personalidad parecida y jalarla siempre había sido normal entre ellas, pero al verla pálida la hizo sentir mal.
—Lo siento.
—¿Quieres que te lleve al hospital? —preguntó Adriano.
—Yo puedo… ir sola —logré decir. Al sentir una punzada en mi vientre, me alarmé mucho porque no quiero que nada malo le pase a mi bebé y le pedí a Dios que todo estuviera bien.
—Nosotros te llevamos —insistió él—. ¿Quieres que te cargue?
—No seas dramático —soltó su mujer asombrada.
—Está embarazada, Camila —dijo él enojándose con ella.
Camila intentó asimilar la información y habló.
—Tenemos que llevarla rápido.
—Ya se me está pasando —dije al sentirme un poco más relajada—. Cuando me jalo, me golpeé con el escritorio —expliqué sobándome el vientre.
—Igual, debemos llevarte —insistió Camila—. No estaré tranquila.
—Está bien, vamos —agarré mi bolso para que saliéramos de la oficina—. Vamos.
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En la oficina de Julián.
Julián estaba mirando seriamente a su hermana.
—Vamos, Helena.
Helena estaba divertida.
—No te contaré nada.
—Sophia no me habla —dijo él, porque su prometida estaba enojada con él—. Solo fue una broma.
—Eres un idiota, estabas besándote con una mujer —le recordó cruzando los brazos—. Si encuentro a Emiliano con otra mujer, lo mato.
—Eres una italiana celosa —bromeó su hermano.
—Sí, claro, por eso creo que Kimberly dejó a mi hermano.
—¡Claro que no! —exclamó indignado.
—Te ayudaré con Sophia —dijo con una media sonrisa—. Esta vez será la última vez.
—Lo prometo.
—Tú encárgate de hacerla feliz.
Julián intentaba hacerlo; su compromiso era por negocio e intentaba que todo marchara bien. Sabía que era un donjuán a quien le gustaba estar de cama en cama; le costaba mucho aceptar su relación con Sophia.
Helena no entendía por qué su hermano estaba empeñado en quedarse con Sophia si no la amaba. Para ella era un misterio por qué lo estaba haciendo y tampoco quería meterse en su vida.
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Kimberly
Fui atendida rápidamente al decir que me había golpeado el vientre y que estoy embarazada; los médicos ni dudaron en realizarme una ecografía de emergencia.
—Todo está bien —habló el médico sin dejar de mirar el monitor—. Todo bien.
Kim
Escuchar esas palabras me alegraron enormemente porque sé que mi bebé está bien.
—Gracias a Dios.
Camila estaba emocionada.
—Quiero ser su abuela.
Adriano estaba divertido por la emoción de su mujer.
—Qué loquita.
—No me molestaría que tuviera abuelas de más —comenté sin dejar de mirar el monitor y con una punzada en el pecho al saber que ellos son los primeros en ver a su nieta, antes que Ciro.
—Me alegra saber que todo está bien —comentó Adriano con una pequeña sonrisa—. Te dejaremos en casa.
—Aún no he terminado el trabajo.
—Debería quedarse en casa y descansar —habló el médico—. Para prevenir.
—Me parece perfecto —habló Camila con una sonrisa—. Deberías quedarte en casa.
Adriano miró a su esposa perplejo.
—Bromeas.
—No podrá moverse y tenemos que atenderla —le recordó ella cruzando los brazos.
—No, por mí está bien —dije completamente avergonzada; no quiero causarles alguna molestia y menos a ellos, que han sido tan buenos conmigo.
—Por mi culpa te llevé al hospital, deja que me haga responsable de ti —le pidió sintiéndose mal.
—Pero…
—Mi esposa tiene razón —dijo mirándola tiernamente—. Solo por una noche.
—No lo sé —los miré insegura; sé perfectamente que Ciro vive con ellos después de nuestro divorcio y no quiero incomodarlo—. Sería incómodo para todos.
—No te preocupes, normalmente los fines de semana mis hijos se van de fiesta —comentó Camila con pesar—. No se darán cuenta.
—Solo será esta vez.
Adriano no estaba seguro de que fuera una buena idea, pero como su esposa llevó a la pobre de Kimberly al hospital, debía aceptarlo y ayudarla; solo sería una noche vigilándola y estar pendiente de ella en todo momento. Por si se llegaba a presentar alguna emergencia con su bebé.
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En la mansión De Santis Watson.
Ciro
Me he preparado para salir de la mansión, cuando vi entrar a mi padre en compañía de mi madre y mi exesposa; se me hizo completamente extraño. Verla en el bufé es algo diferente, pero verla en mi hogar es demasiado extraño.
—Hoy se quedará aquí Kimberly —anunció su padre.
—¿Por qué? —pregunté completamente extrañado y confundido.
—¿Puedo decírselo? —preguntó Camila a Kimberly.
—Sí.
—Kimberly está embarazada y sin querer le golpeé su vientre —explicó nerviosamente—. Gracias a Dios, que no pasó a mayores. Me sentía tan mal que quiero cuidarla por esta noche.
—¿Embarazada? —pregunté intentando procesar aquella información; ¿en qué momento se embarazó y no me di de cuenta?
Kim
Lo miré completamente avergonzada y hablé.
—Sí —afirmé con voz temblorosa. No quería que él se enterara de esa manera, pero tampoco podía seguir ocultándolo más tiempo.
—Tendrá una niña —comentó Adriano.
Ciro
No podía creer lo que estoy escuchando, mi Kim está embarazada y yo no soy el padre, al saber que es una niña, me imagine el nombre que le colocara.
—Chiara —solté; es el nombre que siempre ha deseado mucho antes de casarse conmigo.
—Así es —afirmé al mirarlo a los ojos. Sentí tanta vergüenza.
—No deberías subir las escaleras —habló su ex suegro—. Voy a prepararte la habitación de abajo.
Editado: 20.12.2025