En la mansión De Santis Watson.
En la sala.
Helena llegó llorando a su hogar.
—¿Qué sucedió? —le preguntó su padre asustándose.
—Emiliano, está engañándome con su secretaria —soltó en llanto.
—¡Ese desgraciado! —exclamó su padre y abrazándola—. No te preocupes, amor, no te merece.
Ciro
Me acerqué a ellos porque había escuchado el llanto de mi hermana; al verla por completo, está mal y algo malo le pasa.
—¿Qué le sucede?
—Emiliano tiene una amante.
—Olvídalo, nunca me ha gustado para ti —comenté serio, y le di un beso en la frente—. Aquí estaremos nosotros para cuidarte.
—Dos años perdidos —dijo desesperada—. Pensé que era el hombre correcto.
—Así creía yo con Kimberly y ahora está embarazada de otro hombre —solté dolido.
—Hijo, ustedes ya estaban separados —le recordó su padre sin soltar a su hija—. Estuviste saliendo con otras mujeres.
—Nunca me acosté con ellas.
Helena estaba perpleja.
—¡¿Bromeas?!
—No. Aunque estemos divorciados, todavía no lo he hecho y se embaraza de un idiota —me exprese sumamente enojado—. Parece un mal chiste.
—Hijo.
—Voy por mamá, Kimberly quiere un poco de agua.
—¿Está aquí? —preguntó su hija mirándolo a los ojos.
—Es una larga historia —confesó, serio.
.
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Una hora después.
Kimberly
Camila me llevó una ropa suelta para que durmiera cómodamente; al principio me negué porque no quería incomodar a nadie, pero Camila insistió en que la usara. A los pocos minutos me cambié de ropa y regresé a la cama, pero fue entonces cuando ella me comunicó que dormiría conmigo para acompañarme y volví a negarme porque no quería causar tantas molestias. Entonces fue Ciro quien habló y me sorprendió.
Ciro
Sorprendí a todos diciéndoles que dormiría con ella porque la conocía bien y que sabía cuándo podía quejarse y cuándo no. Observé cómo ella quería negarse, pero terminé convenciéndola de que podía pasarle algo y no se diera cuenta. Entonces, acepto que durmiera con ella.
Esperé que Kim se durmiera para poder meterme en la habitación; no quería hablar con ella. Tan solo de pensar que en su vientre está creciendo un ser que no es mío, me tenía completamente mal porque sentía celos de que Jack sería padre y no yo; a pesar de todo, yo la amo con locura y terminé mi relación con Kimberly porque no soportaba los maltratos de mis exsuegros.
Kimberly se movió y acomodó su cabeza en mi pecho, y solo la abrace.
—Te amo, Kim.
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Horas después.
Kimberly
Desperté en los brazos de Ciro; me moví poco a poco para no despertarlo; eso me hizo recordar la última vez que estuvimos juntos y cómo disfruté de estar en sus brazos. Ahora tengo que irme de la mansión; estoy más cómoda en mi departamento.
—Kimberly…
Escuché su voz que me hablaba entre dormido; no pude evitar ponerme tensa y nerviosa; no quería que se despertara y que me dijera algo. La verdad, quería evitar ese momento.
Ciro
Sentía que Kim estaba moviéndose y sabía que quería escapar, pero la llame, no tuve respuesta y hablé.
—¿Qué haces levantada? —pregunté al sentir que no está en la cama y abrí los ojos por completo.
—Voy a irme —anuncié agarrando mi ropa—. Me siento incómoda.
—Lo entiendo —dije inclinándome un poco para quedar sentado—. Date un baño; te llevaré al departamento.
—Gracias.
.
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Helena amaneció con los ojos hinchados y demacrada; le dolía la infidelidad de Emiliano, tantos años juntos y cómo pudo hacerle eso. Lo apoyó en todo momento y lo ayudó cuando más lo necesitaba; ahora estaba más que segura de que nunca la amó, que solo estuvo con ella por interés. Cuántas veces sacaba excusas para evitar estar a solas con ella y lo incómodo que se veía cuando hablaba de los preparativos de la boda.
—No te ves bien —habló Julián sintiéndose realmente mal por su hermana—. Es un desgraciado.
—Lo voy a despedir —habló Adriano con rudeza.
Camila decidió hablar; le dolía ver a su hija en ese estado.
—No lo hagas, sería injusto despedir a un buen abogado.
—¡Engaño a tu hija! —soltó indignado su esposo.
—Despide a la secretaria y cuando tengas un buen bufé para él, despídelo —explicó ella, seria—. No debemos ser tan obvios.
Ciro
Vi a mi familia reunida en el comedor y Kim y yo nos fuimos acercando para desayunar con ellos.
—Buenos días —hablé en compañía de Kimberly—. Desayunemos.
—Prefiero irme —comuniqué incómoda, me quería ir.
—Quiero que ese bebé se alimente —habló Camila, levantándose de la silla y agarrándola del brazo—. Necesitas desayunar.
—No quiero molestar más.
—Kimberly, eres de la familia —afirmó Julián guiñándole el ojo—. ¿Verdad que ese bebé es mío?
—¡Claro! —exclamé con ironía.
Ciro
Medio sonreí; mi exesposa siempre se ha llevado muy bien con mi hermano. Por mucho que ellos se jugaran de esa forma, sabía que no había pasado nada entre ellos.
—Desayunemos.
—¿Y has pensado en casarte de nuevo? —preguntó Helena.
—No.
Todos quedaron en silencio. ¿Por qué no casarse, si iba a convertirse en madre?
—Seré madre soltera —aclaré tomando un poco de jugo.
Ciro
Estoy confundido, porque Kimberly no quiere formar una familia con Jack si van a tener un bebé; es tan extraño que ella no quisiera tenerlo en su vida.
—¡Brindemos por la futura madre! —exclamó Camila sin dejar de sonreír.
—¡Salud! —exclamaron todos.
Kimberly
Sonreí y me sentí culpable por no decirle la verdad; necesito analizarlo bien, porque sé que Ciro no me dejaría el camino fácil y estaría presionándome continuamente, y lo que más deseo es llevar un embarazo tranquilo, sin preocupaciones. Sé que soy egoísta de mi parte, pero anhelo proteger a mi bebé.
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.
Ciro
Lleve a Kimberly al departamento que había sido mío cuando estuvimos casados; aún recuerdo tantas cosas que sentí que, si no me hubiera divorciado de Kim, ahora estaríamos disfrutando de la llegada de ese bebé que de seguro sería mío.
Editado: 20.12.2025