Cuando el amor regresa

Capítulo # 9

Ciro

Abrí la puerta del departamento en compañía de mi hermano Julián.

—No estés babeándola —le advertí serio.

—No te preocupes —dijo él sonriendo—. He estado pensando que le pediré a Sofía que se case conmigo.

—Esa mujer no va a aceptar las infidelidades tuyas —le recordé.

—Ella se muere por casarse conmigo —dijo y, siguiéndolo, escuchó una voz conocida—. Detente.

Ciro

Me detuve y abrí un poco la puerta para escuchar la conversación junto con mi hermano.

Ni Kimberly ni menos Paulina saben que estamos escondidos y que estamos escuchando la conversación.

Kim

Solo mire a Paulina cómo esta nerviosa.

Paulina soltó un suspiro.

—Para nadie era un secreto que no tomé bien mi embarazo.

—Lo sé —recordé sin dejar de mirarla.

—Yo fui a hacerme una ecografía normal de rutina, para saber cómo estaba el bebé y así saber cuántos meses tenía exactamente.

—¿Y por ese poco tiempo decidiste abortar?

—¡No! Escucha con atención.

—Bien.

—Cuando me estaban realizando la ecografía. El médico me dijo que el bebé estaba muerto. Obviamente no le creí y salí para otra clínica para realizarme otro examen y en todos decían que mi bebé estaba muerto; yo no lo podía creer… Me sentí mal, devastada y sobre todo tenía mucho miedo en decírselo a Julián porque podía culparme de algo que no había hecho; les pregunté a los médicos. ¿Por qué mi bebé murió?

Kim

Intente no llorar por ver a Paulina tan devastada.

—Ellos me dijeron que era normal y que solía pasar mucho.

—Yo tenía mucho miedo de perder a Chiara —confesé con sinceridad—. Cuando supe de su existencia y el médico me explicó cómo debía cuidarme, me negué a decírselo a Ciro, porque sé que íbamos a estar discutiendo y lo que menos deseaba era perder a mi bebé.

—No sé, quién le dijo a Julián del aborto y todo lo que me dijo me dolió tanto que no quise explicarle nada; prefirió creer en otras personas que en mí y por eso todo terminó entre nosotros.

—¿Por qué no le dices la verdad?

—¿Y eso cambiará algo? —preguntó limpiándose las lágrimas que habían caído—. ¿Sabes algo? Tuve un tratamiento para poder tener la posibilidad de tener un bebé a futuro.

—Pau…

—Julián es mi pasado y estuve pensándolo demasiado. Quiero ser madre soltera, no pensar en un hombre y mucho menos en preocuparme por nadie —confesó con dolor—. Cuando supe que estabas embarazada, me puse como loca de la felicidad. Sabía que deseabas ser madre.

—Siempre lo quise, pero pasaron tantas cosas en mi matrimonio con Ciro que por eso me detuve.

—Amar a esos hombres solo ha traído dolor —soltó Paulina. Levantándose y acercándose a su amiga—. Sé que Ciro es un ser maravilloso, te ama y acepta como eres. En cambio, Julián nunca ha aceptado mi personalidad y mi vida como la llevaba, siempre corrigiéndome y diciéndome qué hacer —acariciando la carita de la recién nacida—. Si te contara por tantas cosas que me han pasado, te asombraría que aún siga de pie.

—Paulina —murmuré con asombro. Puedo ver el sufrimiento en sus ojos aún.

—Pero solo hoy quiero consentir a mi niña hermosa.

—Y lo harás.

.

.

Julián salió corriendo hacia la salida; su hermano lo persiguió y lo agarró del brazo.

—Hermano.

—Fui un idiota —soltó sollozando.

—Te apresuraste y te dejaste cegar por el dolor.

Julián no dijo nada y se fue de allí a toda prisa; lo que menos deseaba era que Paulina lo viera en ese estado.

Ciro

Regresé al departamento para cuidar de mi mujer e hija. Tengo que ser cauteloso para que ellas no sospecharan que estuve tanto tiempo en el departamento.

.

.

Kimberly

Estoy riéndome e intentando quitar un poco el ambiente triste que está en la habitación.

—Me encantaría que fueras la madrina de Chiara; elegí a Helena con Luciano.

—Oh… —murmuró asombrada—. ¿Y por qué ellos?

—Luciano siempre me ha apoyado en todo.

—Te confieso algo, yo juraba que Luciano te amaba —comentó Paulina y veía la sonrisa de Kimberly—. Eran ideas mías.

—De todos —aclaré seria—. Hasta mi padre lo creía.

Ciro

Abrí la puerta de la habitación.

—Hola, cariño.

Paulina se tensó.

—Mi hermano no está aquí —aclaré serio, y miré a mi hija—. Hola, preciosa, papá está aquí.

—¿Quieres comer algo? —le pregunté a mi amiga.

—No.

—Por cierto —hable nuevamente, mirando a mi excuñada—. En una hora vendrá una muchacha de servicio.

—Pero…

—Ya lo hablamos, tienes una semana que saliste de la clínica y tienes que cuidarte al máximo —le recordé quitándole a mi hija a Paulina—. Solo será un tiempo, hasta que te recuperes. Lo prometo —afirmé al verla seria—. Creen en mí.

Paulina los miró con ternura.

—Yo solo estaré un poco más y me iré.

—Sabes que tu visita siempre será bienvenida —aclaré, sosteniendo a mi hija en brazos.

—Gracias, lo sé.

—Vamos a la sala —pedí a Paulina, para que Ciro se quedara con nuestra hija.

Kim

Paulina me siguió con mucho cuidado; me pidió de favor que no le comentara nada a Ciro de lo que me había confesado y solo asentí porque no dire nada; la verdad que ella no quiere que Julián lo sepa y en una parte la entiendo porque ellos deben aclararlo en su momento.

Solo bastaron unos minutos más para que Paulina se fuera alegando que le gustaría ver unos departamentos para vivir un tiempo en Italia o arreglar el que es suyo. Yo solo la abracé antes de que se fuera y diciéndole que contara conmigo en todo momento.

.

.

En la mansión De Santis Watson.

—¡Casados! —exclamó Camila con asombro a su hija Helena.

—Sí, nos casamos hoy —informó enseñándole a su madre el acta de matrimonio—. Estamos tan felices.

Camila no podía dar crédito a lo que estaba oyendo, cómo su única hija se casaba sin estar sus padres presentes.

—¿Estás embarazada?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.