El tiempo pasaba a una velocidad de vértigo, las relaciones entre ambos grupos comenzaban a dar sus frutos. Yo me sentía como niña con zapatos nuevos, porque aunque no había pasado ni pasaría nada entre Crash y yo, lo tenía cerca, tanto qué poco a poco iba creciendo una amistad original y sincera, hasta el punto de conocernos del derechas y del revés.
Una de aquellas tardes camino al parque (nuestro habitual lugar de encuentro), Ness y yo caminábamos por la calle de la "vieja loca". Desde el día del abordaje me daba escalofríos pasar por allí, me amarro fuerte al brazo de mi amiga:
—No va a pasar nada. Tranquila. Además, ¿no dices que no crees es sus premoniciones?.
—Así es. Pero es inevitable recordar aquello. Repiquetea en mi cabeza cada vez que paso.
Aquella mujer se encuentra barriendo su acera, y al vernos lo hace con nuestros pies. Ambas saltamos al tiempo como acto reflejo de autodefensa, ¿Qué daño podría hacernos una simple escoba?. En efecto, tras aquello, nos aborda, pero esta vez era distinto:
—No os asustéis, niñas. Solo estoy limpiando vuestro mal.—Ness clava su mirada sobre mí, y yo a su vez sobre aquella, ahora sí, espeluznante mujer. Me da un escalofrío.
—¿Qué quiere decir?.
—Niña, tienes el aura muy negra.
—¿Yo?.—me atrevo a preguntar.
—Alexa, ¿sí?.
—¿Porqué sabe mi nombre?.
—El hombre guapo está lleno de maldad, no caigas en su trampa.
—¿De qué está hablando?.
—El hombre guapo... recuérdalo, niña.
—¿Tyler?.—digo con voz temblorosa.
La vieja ríe y se da la vuelta. Ness la detiene del brazo, pero está se suelta e introduce en su casa. Una fuerte descarga recorre mi cuerpo. Era imposible que una persona tan honesta y buena como Tyler fuera alguien con maldad... imposible. Continuamos con nuestro camino en silencio durante unos minutos hasta que no puedo más:
—¿Ves?.
—¿Entonces crees en lo que te ha dicho?.
—Ha vuelto a repetirlo. Sabe mi nombre... Crash no es malo, ¿verdad?.
—En serio Alex, ignora sus comentarios. Por algo la llaman vieja loca.
—¡Pero sabe mi nombre!.—grito.
—¿Quieres tranquilizarte? Seguro que todo tiene una explicación.
—Estoy rodeada de mal. Mi vida es una mentira. Cuidado con el hombre malo. Siempre es lo mismo, Ness.
—Tus padres son los archi conocidos Wilson. Es lógico que te conozca, ¿no crees?. Venga Al, olvídate de esto. Además, es imposible ver algo de mal en Crash, en serio.
Quizás tuviera razón, eso no quita que me entrara una inquietante zozobra. Casi tirando de mí, logramos llegar al parque. Ya están todos allí. Sam con cara de perro sabueso agarrada al cuello sobre las piernas de Crash, me arde verla ahí. Él con cara de agobio. Ricky bailando con un niño de unos cinco años con un parecido bastante alto a Ty, sonrío al ver esa escena. Sam se levanta echa una fiera, cruzando los brazos sobre su pecho en pose "diva":
—¿Te crees tan importante como para hacerte esperar?.—me pregunta.
—¿Perdón?. Sam, somos dos.—digo señalándonos a ambas, porque me ofuscaba que siempre la tuviera en mi contra.
Ricky se acerca con el chaval en su lomo. Tras saludarnos relajado, retira a la "Reina" a un lado con cierta delicadeza, por llamalo de algún modo menos brusco. Ty permanece en silencio, esbozando una ligera sonrisa hasta que Sam otra vez se cuelga de su cuello cuando este se levanta para saludarnos:
—Lo siento, chicos.—me disculpo.
—No hay tanto problema.—responde Ric —Aquí la "diva de su casa" es una histérica. Solo han sido cinco minutos.
—Perdona, pero yo ya llevo media hora, rico.—responde la nombrada con suficiencia.
—Nosotros no tenemos la culpa de que madrugues para ser más tonta. ¡Enhorabuena, guapa. Te estás superando!.—suelta Ricky de pronto, lo que provoca que se nos escape unas risotadas que tratamos de disimular.
—¿Te crees guay?.—se defiende.
—Guay no sé, pero tú pesada un rato.
—¡Cállate ya Ricky! Sigue ahí jugando con el crío.
—Tienes razón. Mejor que escucharte a ti —este se retira y continua jugando con el pequeño.
Ty intenta desprenderse de su agobiante amarre, pero no puede hacerlo de forma sutil. Me daban ganas de clavarla mi pie en el trasero por pesada.
Después de compartir planes, optamos por hacer algo distinto:
—¿Vamos al cine?. Nunca hemos ido juntos.—ofrece Sam.
—Es buena idea.—contesta Devon, a lo que todos estamos de acuerdo menos Tyler, quien se rasca la nuca incómodo.
—No puedo, tíos.—gesticula con la barbilla señalando al pequeño. Acabo de entender su enorme parecido.
—Déjalo en casa.—salta Sam. Tyler parece molesto por la propuesta. Se suelta bruscamente.
—Tengo que cuidar de él. No lo voy a dejar en casa, Samantha.
—Pero no vamos a estar con él toda la tarde, ¿o sí?.
Ricky vuelve a colgárselo a la espalda y se acerca visiblemente enfadado. Samantha parecía querer crearse enemigos de todas, todas. Obviamente la molestaba el crío, sabíamos que no entraba en sus planes, pero ¿porqué no disimular si tanto quería ligarse a su hermano?.
—Ve tú, Crash... yo me quedo con Kai.—se ofrece Ricky.
—¿Y porqué no vamos al cine con él?.—sugiero. Todos me observan desconcertados.—Estoy segura que habrá algo que pueda ver el pequeño, ¿Kai?.
—Cierto.—contesta Ness.
Me acerco al niño y lo cojo en brazos, era tan hermoso como su hermano mayor Ty. ¡Zasca! doble flechazo. Siempre he querido tener un sobrino, pero Nath tenía problemas para concebir, así que ver al pequeño Kai me ilusionaba. Ricky y Devon asienten. La respuesta de Sam no se hace esperar:
—No estáis hablando en serio, ¿verdad?.—esta se cruza de brazos molesta.
—¿Qué es lo que tanto te molesta?.—Sam me agarra fuerte del brazo y me retira a un lado, lo que me hace dejar al niño en brazos de Ness a su paso.
—¿En serio crees qué puedo enrollarme con Ty teniendo que estar de niñeros?.—susurra para que nadie nos escuchara.
#394 en Joven Adulto
#1146 en Novela contemporánea
amistad amor ilusion tristeza dolor, amistad amor odio y promesas rotas, amistad amor odio y traición
Editado: 18.05.2025