Cuando Éramos Reyes

MIL PEDAZOS

«¡Vamos Alex!, deja a un lado los miedos. Es la oportunidad que has estado esperando durante todo este tiempo. No te reprimas y haz lo que te dicte tu corazón, ¡vamos!» me repito animándome.

—Solo quiero que disfrutes de tu día.

—No quiero limosnas, Ness.

—Será lo que vosotros queráis que sea.—da unos toquecitos en mi hombro y se marcha a la fiesta.

A través de la puerta cerrada a cal y canto, continuo en silencio y sin borrar la enorme sonrisa de mi rostro, ahora necesitaba encontrar el momento oportuno para hacer lo que debía, más bien lo que sentía. Apoyada sobre ella de espaldas, solo escucho su voz tranquilizadora muy cerca, como si estuviera pegado a la puerta lo que, con facilidad, podría escuchar mi respiración extrañamente relajada, su voz era de lo más tranquilizadora. Tyler no había dejado de decir cosas para incitarme a que traspasara aquella delgada línea, pero aun la cobardía me ganaba, me avergonzaba por el simple hecho de pensarlo. A pesar de su incesante conversación, no podía articular palabra alguna, continué sin hablar, sin decir nada, limitándome a escucharlo, a imaginar lo que podría ser besarlo.

A pesar de su incesante conversación, no podía articular palabra alguna, continué sin hablar, sin decir nada, limitándome a escucharlo, a imaginar lo que podría ser besarlo

De improvisto abrió la puerta de golpe, haciendo que cayera de espaldas sobre sus brazos. Nuestras miradas se cruzaron, quedé quieta, sin hablar, paralizada, no podía reaccionar...mis neuronas se acababan de bloquear.

Tyler me levantó suavemente, y recordé aquel día en el parque, haciéndome entender que siempre estaba ahí cuidando mis espaldas. Una vez incorporada, reaccionó, y me suelto separándonos de un leve empujón, estábamos demasiado juntos. Él él cerró la puerta de nuevo, está vez con más brusquedad, se apoyó sobre ella quedando de espaldas y sin apartar un solo instante su mirada de la mía. «¡No me hagas esto, Ty... por favor!» grito en mi fuero interno como si quisiera que aquellas palabras salieran de mi boca, pero no pude. Tras un intento frustrado de abrir nuevamente la puerta quedé atrapada en el interior del baño junto a él, «un baño: el escenario soñado, vamos» me quejo absurda, los dos solos, acababa de entender su juego. Atrayéndome hacia sí de nuevo por la cintura, no opuse resistencia por una vez, simplemente dejaría que las cosas fluyeran. Solo la falta de tiempo era mi enemigo en ese momento:

—¿Estas nerviosa?

—¿Debería?.

— Te siento.

—Creo que no entiendes la gravedad del asunto.

—Más bien creo que no quieres complicarte.

—Complicarnos.—me suelto.

—¿De qué quieres huir Al?.

—¿Huir?.—intento abrir la puerta, pero él presiona su espalda más contra ella.

—Alexa Wilson... deja de hacerlo.

—¿El qué?.—intento zafarme, pero sé que no va a ser nada fácil.

—De escapar, ¡joder, Al!.

—Ty, ¿porqué complicar las cosas ahora?.—suspira.

—Recuerdo la primera vez que hablamos del destino. Tú no creías en él.

—Pero tú sí.—asiente de manera leve.

—Me preguntaste que si no me había dado cuenta. Y te contesté ¿darme cuenta de qué?.

—¿Aún recuerdas eso? ¡Ty, ¡por Dios!.

—Todos los días desde entonces estuve esperando la contestación. Sé que no te referías a Ness y Ric.

—Olvida eso.

—¿Olvidar? Ni aun después de todo este tiempo piensas responderme. Aunque ya no es necesario.

—Exacto, ya no es necesario. Éramos niños.

—Alex, no creo qué haya ningún motivo para evitar que ocurra. Para mí no ha sido fácil.

—Ty, no quiero hablar del tema.

—Solo déjame una noche, no pido más.

—¿Ty?. —frunzo el ceño entre confusa y enfadada. Tyler no era esa clase de chicos de una noche. ¿porqué lo hacía ahora?.

—No pienses mal.—susurra acariciando mi cara con el dorso de su mano.—Tenía algo preparado para ti.—asiento. Confío en él más que en nadie. Me dejo llevar, porque si tiene algo preparado desde antes de todas las confesiones, es como el mejor de los amigos y no como el hombre que veía ahora frente a mí.

Agarra mi mano y salimos corriendo de aquella fiesta. Solo él y yo. Condujo lejos de aquel lugar, me sentí llena, porque lo necesitaba, necesitaba demasiado un momento nuestro. Ya no era algo sexual... lo que me unía a Tyler era un vínculo único. ¿Se puede querer tanto a alguien incluso antes de llegar a conocerlo?.

—Cierra los ojos.—me pide una vez estaciona en ningún sitio. Accedo.

A ciegas me guía por lo que parece un sendero. El olor a hierba recién cortada inunda mis sentidos. Era agradable aquella sensación. Continua:

—Este es el último cumpleaños que pasaremos solos, como dos amigos.—se me encoje algo en el pecho. ¿Cuanto tiempo pasaría hasta que volviera a verlo?.

Paramos y cuenta tres para que abra los ojos. Estoy sorprendida. Nunca hubiera imaginado los alcances de Tyler para preparar aquello aun estando con Sam.

Al pie de un árbol, una pequeña alfombra, cojines, una cena... velas, luces ¿en serio eso era para nosotros?

velas, luces ¿en serio eso era para nosotros?




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