🌅 Cuando la Vida Cambia - Capítulo 2: Nuevos Compañeros de Camino
Roberto se estacionó frente al edificio donde debía recoger a sus compañeros de viaje. Aún con el corazón apesadumbrado por lo sucedido la noche anterior, respiró hondo y decidió concentrarse en el trabajo. Sabía que este viaje podía ser una oportunidad para cambiar el rumbo de su vida.
🚛 Los primeros encuentros
El primero en llegar fue un hombre de unos cincuenta años, de complexión robusta y expresión amable. Se acercó con una gran maleta y sonrió al ver a Roberto en la cabina.
—¡Hola, amigo! Soy Juan —dijo estrechándole la mano con firmeza—. Voy de copiloto contigo hoy.
Roberto sonrió tímidamente y asintió. Notó la seguridad en la voz de Juan, quien rápidamente comenzó a hablar sobre el recorrido, mencionando su experiencia en viajes similares.
—¿Primera vez en un viaje largo? —preguntó Juan, mientras acomodaba su maleta.
—Sí —admitió Roberto—. Apenas conseguí el trabajo anoche.
—Ah, ya veo. No te preocupes, estos viajes tienen su truco, pero al final uno se acostumbra. Yo ya llevo varios años haciendo rutas como esta —comentó Juan, con un tono tranquilo.
Roberto se sintió un poco más relajado. La actitud de Juan transmitía confianza y parecía alguien con quien sería fácil llevarse bien.
—¿Y siempre trabajas viajando? —preguntó Roberto, buscando alargar la conversación.
—La mayoría del tiempo, sí. Aunque, claro, no es fácil dejar a la familia. Llevo 25 años casado —agregó con una sonrisa nostálgica—. No ha sido sencillo, pero he aprendido que la comunicación y el respeto son claves. Tres hijos y una esposa que siempre ha estado ahí. A veces, cuando las cosas se ponen difíciles, uno quiere salir corriendo, pero aprender a quedarse es lo que hace la diferencia.
Roberto escuchaba en silencio, admirando la calma con la que Juan hablaba. Sin darse cuenta, el mayor ya había notado la tristeza en sus ojos.
—¿Sabes, Roberto? A veces sentimos que la vida nos golpea muy fuerte. Pero si hay algo que he aprendido es que el matrimonio es como este viaje: hay momentos en los que uno quiere bajarse, pero si te mantienes firme, el paisaje cambia. Dale tiempo a las cosas, amigo. —Juan le dio una palmada en el hombro.
👩💼 Una presencia imponente
Poco después, llegó una mujer elegante y de porte seguro. Sus pasos resonaban firmes en la acera y, aunque su expresión era seria, se notaba su profesionalismo.
—Buenos días. Soy Natalia —dijo con voz clara—. Supervisora de la empresa. Encantada.
Roberto sintió un ligero nerviosismo. Natalia lo miró con curiosidad, pero no dijo mucho más mientras acomodaba su documentación en una carpeta. Juan le susurró al oído:
—Ella es la mente detrás de estos viajes. Estricta, pero muy capaz. Mejor no te metas con ella.
Roberto asintió, algo intimidado, mientras Natalia se acomodaba en el asiento trasero sin decir mucho más.
🌟 El reencuentro con Roxana
Finalmente, llegó Roxana, con una sonrisa de alivio al ver que todo estaba en orden. Cargaba una mochila pequeña y revisó la lista en su teléfono.
—¡Perfecto! Todos estamos listos. —dijo mientras entraba a la camioneta—. Buenos días, chicos. Gracias por estar puntuales.
🚘 En camino
Con todos a bordo, comenzaron el viaje. Roxana y Natalia iban en los asientos traseros, mientras que Juan y Roberto estaban adelante. Natalia se colocó audífonos y unos cubreojos, mientras Roxana parecía dormitar. Aprovechando el silencio, Juan miró de reojo a Roberto y le preguntó en voz baja:
—¿Te pasa algo, amigo? Se te ve muy pensativo.
Roberto dudó al principio, pero luego suspiró profundamente. No pudo contenerse más y terminó contando su historia. Le habló sobre sus 17 años de matrimonio, cómo se casó joven y siempre intentó darle lo mejor a su esposa. Ella venía de una familia acomodada, y él siempre sintió la presión de mantener ese nivel de vida. Tenían un hijo de 16 años a punto de ir a la universidad, y aunque ella trabajaba por horas en una tienda de perfumes, nunca estaba muy dispuesta a ayudar en casa.
—Perder el trabajo rompió el último soporte que quedaba —confesó Roberto—. Ella... me echó de casa anoche.
Juan lo escuchó en silencio, asintiendo con comprensión.
—Mira, Roberto, yo también pasé por momentos difíciles en mi matrimonio. Hace unos años, después de una crisis económica, llegué a perder casi todo. Mi esposa estaba agotada, y nuestras discusiones parecían interminables. Una noche, después de una fuerte pelea, ella empacó y se fue con los niños a casa de su madre. Fue el golpe más duro de mi vida.
Roberto lo miró con interés, sintiendo empatía.
—¿Y qué hiciste? —preguntó.
—No me rendí. Decidí pelear por mi familia. Le demostré que podía cambiar, empecé a tomar trabajos temporales, volví a la iglesia, y poco a poco recuperé su confianza. Un día apareció en casa con los niños, y entendí que aunque el camino fue duro, valió la pena. A veces, hay que demostrar que el amor va más allá de los problemas.
Roberto reflexionó en silencio, sintiendo que, quizás, aún había esperanza.
🍽️ Primera parada
Tras dos horas de viaje, llegaron a una cafetería en la carretera. Juan bajó primero y se estiró. Las chicas despertaron al sentir el vehículo detenerse. Roxana sonrió al ver el lugar.
—Hora de desayunar —dijo alegremente.
Roberto sintió un pequeño alivio al bajar del vehículo. Tal vez este viaje no solo sería laboral, sino también una oportunidad para reencontrarse consigo mismo.
✨ ¿Logrará Roberto encontrar un nuevo camino? ¡No te pierdas el próximo capítulo! #CuandoLaVidaCambia #NuevosComienzos #HistoriasDeSuperación