Cuando la Vida Cambia

La Noche de las Decisiones

Capítulo 9: La Noche de las Decisiones

La tarde se fue desvaneciendo en ese pequeño pueblo lleno de calma, con calles tranquilas y árboles que bailaban con la brisa suave del atardecer. Fue una jornada distinta. El ambiente parecía propicio para algo más que trabajo. Y así fue.

Después de cumplir con las tareas del día, regresamos al hotel. No era lujoso, pero tenía algo acogedor... y una pequeña chimenea que más tarde sería testigo de confesiones que marcarían nuestras vidas.

La noche cayó con suavidad. Bajamos a la terraza, y Natalia, con su estilo directo pero empático, propuso que salgamos a caminar un poco para despejar la mente. Juan no tardó en sumarse y, sin esperarlo, Roxana también.

Caminamos por las calles empedradas mientras las luces cálidas de los faroles alumbraban los rostros cansados pero necesitados de desahogo. Fue ahí donde me animé a decir lo que llevaba días cargando en silencio. Y al finalizar.

—No puedo seguir con esta incertidumbre... tengo que llamar a mi esposa esta noche.

Todos se detuvieron.

—¿Estás seguro? —preguntó Juan, con esa voz serena de quien ya ha recorrido muchos caminos—. A veces necesitamos más que certezas… necesitamos paz. ¿La llamada te dará eso?

Natalia lo miró y con tono firme añadió:

—Pero también se necesita amor propio. Si ya no hay respeto ni verdad, quedarse se convierte en un autoengaño. Yo he visto muchas parejas sobrevivir a la infidelidad, pero también he visto muchas que se arrastran por años entre reproches y heridas abiertas. No todo puede repararse.

Yo solo asentía. Mi corazón se comprimía.

Fue entonces cuando Roxana habló. Su voz temblaba un poco, pero su mirada tenía una luz nueva:

—A veces uno ama tanto que no sabe cómo soltar… pero hay un punto donde quedarse también duele. Yo sé que mi relación ya no va, que él no va a cambiar, pero me cuesta. Y escucharte, Roberto… me hace sentir que no estamos solos. A mí también me gustaría tener el valor de hacer esa llamada.

Juan suspiró.

—El amor maduro no destruye, edifica. Pero si tú ya no eres tú en esa relación… entonces algo se perdió.

Nos sentamos junto a la chimenea. Las llamas iluminaban nuestros rostros. Natalia nos trajo chocolate caliente, Roxana se acomodó a mi lado y por un largo momento solo escuchamos el crujir de la leña y el silencio que grita verdades.

Hablamos por horas. Lágrimas vinieron y fueron. Nos confesamos dolores, errores, sueños frustrados. La charla fue una terapia colectiva, una liberación.

—¿Y qué vas a decirle? —preguntó Roxana en voz baja mientras el fuego bajaba su intensidad.

La miré, respiré hondo y respondí:

—Voy a preguntarle directamente… y esta vez, no quiero excusas. Quiero saber si todavía queda algo real entre nosotros. No puedo seguir amando a quien ya no me elige.

Ella asintió, con los ojos cristalinos. Sabía que también haría su llamada esa noche.

Fuimos a nuestras habitaciones. Cada uno con un nudo en la garganta. Yo tomé el celular, lo miré un largo rato... y marqué, sonó tres veces y entonces escuché su voz contestar...
Hola...

#CuandoLaVidaCambia
#Capítulo9
#ReflexionesDeVida
#HistoriasConSentido
#FuerzaInterior
#AmorPropio
#DecisionesDifíciles
#ViajeTransformador
#NuevaEtapa
#HistoriasQueConectan
#DevocionalesModernos
#SerieCristiana




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.