Cuando las luces se apaguen (terminado)

CAPÍTULO CUATRO – DAILA

 

CAPÍTULO CUATRO – DAILA

“Red Ligths”

 

El día estaba aburrido, la clase era algo tonto pero ahí estaba, atentiendo la clase. Me llegó un mensaje de Axel diciéndome que vendría por mí en cuanto la universidad lo dejara para aclarar pero le dije que no necesitaba explicaciones. Al cerrar el chat, mi notificación vibró anunciando un mensaje de Jake.

 

☆♡☆♡☆♡

 

Le dí una oportunidad y contesté sus preguntas, la clase del salón B acabó y estaba tan fija en el celular que choqué con un cuerpo. De nuevo en esta universidad. Alzo la vista y me encuentro con una sonrisa del chico que me dijo disculpas. Deja Vu.

—Hola —dije tímida, no soy de hablar con otras personas y menos si es un hombre

—Hola…

—Daila

—Bonito nombre. Soy Jake

¿Qué…? 

—Tú eres…

—Sí, soy Jake. El chico que paso exactamente lo mismo el otro día

Ese no es Jake, no creo

—Vaya…

—¿Dónde está tu aula? Estuve buscándote y no te encontré, eres como un fantasma

—Soy del aula A

—Vaya, una inteligente. Además de hermosa, pero eso es otra conversación.

Me agrada pero no puedo festejar por ahora

—Jake, dijiste que vendrías con nosotros —dice una mujer que tanto conozco, me tenso al escucharlo a mi costado, —Oh, la del cumpleaños aburrido

—¿La conoces? No sabía que…

—Es la chica patética que te hablé. Dios, no sabía que estabas aquí. ¿Cómo has podido ingresar? Me da risa, no responde

Mi vista se baja, no quería que pasara eso. Jake me envió un mensaje pero no lo leo y le digo que es mejor que no me conteste, pero como siempre, sigue.

—¿Quién te escribe? ¿Tu novio falso?

—Celia, para. No seas tan mala

Mi vista se queda hacia abajo, no puedo observar como uno me mira con lástima y otra se burla en frente mío.

—¿Por qué? Ella está loca, es mejor que no te juntes con ella. Oye —me da una patada, —No llores, ya estás grande para eso. 

—Celia… no hagas eso

—Ella se lo busca, mírame

Mi mente se nubló de nuevo. Una lágrima sale de mis ojos y se cae al suelo.

—Ay dios está llorando. Dame ese celular que tanto mensajes te mandan, dame

Me alejo con la vista baja, agarrando el celular en el pecho y con mucho miedo, ya no somos los únicos que oímos, ya que, Celia alza la voz atrayendo a los otros. No quería esto y sucedió.

—Dije que me des el maldito celular —grita, agarrándome del brazo para tirarme al suelo, agarra el celular y lo lee, —Ay dios, Daila habla con un Jake. ¿Piensas que él está en eso? ¿Y ese nombre? ¡Qué horrible!

Lloro silenciosamente. Estoy sola, muy sola y no puedo. Escucho reír a Jake y dice algo que no esperaba.

—Yo no hablo con ella, tal vez te equivocaste de persona. ¿Flindi? Yo tengo Instagram, Daila. Si quieres hablar conmigo, te doy…

¿Acaso él estaba de mi lado o sólo estaba consumiendo las risas de los demás? Los otros ríen y se ve tal cual como mis pesadillas. Lloro silencioso y no puedo, me levanto y le quito el celular —que por cierto, estaba leyendo y diciéndole a todos —, y entro al baño para encerrarme. 

No hago ruido pero me duele el corazón. Mi mente se remeda sus palabras y no puedo.

Soy basura.

Soy un bicho raro.

Soy una simple persona.

Soy alguien que no debería vivir.

Soy nada.

Afuera todos ríen, me quedo sin lágrimas, estoy en trance. Mi cabeza me remeda lo mismo y yo hago lo mismo: pedir disculpas arrodilladas.

Mis pesadillas de todos los días es que se reían de mí, pero ellos eran tan gigantes que me podía pisar como un bicho. El trance acaba y me quedo sola en medio de la burla que sigue habiendo, otros piden que salga del baño, hasta que escucho la voz de Silvia.

Eres un diamante.

No vale la pena llorar por ellos.

Vales oro.

Eres fuerte

Pronto saldrás de esto.

Ánimo.

—Dejen en paz a Daila —la escucho a afuera, —Son unos idiotas por hacerla sentir eso

—Admite, a ti también no te cae el bicho raro

—Vete a la mierda, Erson

—Gracias linda

Silvia toca la puerta bajo y abro, no puedo más y la abrazo en cuanto veo su rostro, es alguien con quien puedo confiar. Me lo ha demostrado en tan pocos días, no puedo quedarme sola. No sé qué haría si yo… no, ni lo pienses.




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