CAPÍTULO TREINTA – DAILA
“Any Other Way”
Min ho me levantó del suelo y me llevo hacia la cama, no tenía energías para forzar una sonrisa, Silvia no estaba en casa —estaba en una fiesta —, así que él podía quedarse en casa. Todavía no le he preguntado como ha venido aquí, ¿no debería estar en Corea?
Como si él leyera mi mente, dijo a mi costado, echado.
—Te quería ver, las llamadas no me ayudaban con las ganas de verte. Además, renuncié a mi trabajo porque no lo necesito… lo hice para no pensar en ti. —rie con un tono más ronco.
—Min ho, te has puesto a pensar que, ¿si no fuera por Flindi… jamás nos hubiéramos conocido?
—No, digo yo pienso que Flindi fue una de las tantas formas de conocernos. Podía ser.. un viaje de improvisto, en la estación de vuelos o trenes, mediante un cambio de universidad…
—Tienes razón…
—Si no te hubiera conocido, no sabría que haría allá. Tal vez siga buscando una cita desesperado… o le pediría a Taeyang que fuera mi cómplice de huia. No lo sé, Daila. —bostezó, —¿Puedo dormir contigo? Tengo un hotel con mis cosas pero no quiero irme allí, quiero estar contigo.
—Claro, quédate a dormir.
—Gracias… tengo sueño, sueña conmigo o con otra cosa que no sea eso, buenas noches. Ah, y te amo, Daila.
—Buenas noches, Min ho —digo, dando por finalizado la conversación.
Observo al armario, quiero sacar los diarios y leerlo, quiero leer que decía la pequeña Daila. Pero Min ho ya me tenía en sus brazos por detrás. Lo pensé, seguí pensando y me arrepentí de hacerlo.
—¿Min ho? —pregunté, espero que no se haya dormido
—Mmm…
—Lo siento, ya no lo haré. No voy a tomar medicamentos ni querer cortarme… nunca lo hice pero tenía la intención, lo siento. Ya no lo volveré a hacer.
—Está bien…
☆♡☆♡☆♡
Nunca serás feliz, Daila. Tú papá te dice cosas tan falsas de la vida que te la crees, tú papá me engañó y eres mi hija. ¡Despierta! ¡Despierta! ¡Despierta! No eres nada más que un simple desastre, me arrepiento de enamorarme de tu padre. Pero recuerda siempre esto hija, tú siempre estarás sola, cuando tengas a alguien a tu lado, tienes que salir de ahí… porque sé que saldrás de esto.
Abro los ojos con la respiración agitada, despertando a Min ho, quien estaba a mi costado durmiendo. Mis ojos arden y lloro por todo y por nada a la vez, ojalá ese pesadilla se vaya de una vez.. porque no lo soporto.
—Está bien, Daila. Sólo fue un mal sueño. Todo está bien.
Me dejo abrazar por él, mi lugar seguro después de todo. Todo estaba bien, menos yo. Lloraba y temblaba haciendo ruido a la cama. Min ho me estaba tranquilizando poco a poco.
—Min ho, lo siento, yo…
—Shhhh… está bien —me corta, secando mis lágrimas, —Sólo fue un mal sueño, Daila. Estás aquí, conmigo y… de madrugada. ¿No crees que Silvia estará con un dolor de cabeza si la despertamos? Yo creo que mejor no hay que hacer bulla.
—Min ho…
—¿Qué pasa? —dice vacilón
—Fue un recuerdo, un pasado que mis sueños lo repiten. —me levanto de la cama hacia el armario, creo que es hora de leerlo, sé que no puedo hacerlo sola y es por eso que… —Ayúdame con esto, a leer esto.
Min ho observa la enorme caja vieja donde dice en grande: “DAILA: DSD” lo dejo en el sueño y destapo la tapa, él ya se encuentra sentado al frente de mí.
—Estos son varios diarios que tengo desde los siete años hasta los quince… no puedo leerlo sola porque sé que me dará algo, es por eso que…
—Ya entendí, Daila. Vamos por esta, siete años. Vaya, voy a conocer a Daila pequeña… y sus ocurrencias, espero que no hable de chicos porque sino…
Sé que quiere hacerme reír con sus palabras y lo consigue. Es hora de dejar atrás el pasado y seguir afrontando los miedos.
No finjas.
No lastimes.
No llores.
Conoce gente.
Sé feliz.
Daila… vales oro, siempre recuerda esto