Cuando las luces se apaguen (terminado)

CAPÍTULO TREINTA Y UNO – DAILA

 

CAPÍTULO TREINTA Y UNO – DAILA

“Lost On Me”

 

Ha pasado un mes y terminamos todos los diarios, han sido muchas que empiezo a ver que antes no solía ser alguien quien no creía en sus palabras.

¿Pueden ver como cambia todo? Empiezas por no reconocerlo, luego piensas que sí y… lo terminas aceptando. Tengo miedo pero lo estoy afrontando. Me estoy amando poco a poco.

Sigo buscando el lado positivo a todo. Quiero cumplir el sueño de aquella Daila. Ser feliz como sea.

Estoy en Corea, sola. Silvia no quería volver así que tuve de darme ánimo por venir. Quería darle una sorpresa en su casa, me dijo que terminó la universidad —como yo —, así que los dos podemos darnos el tiempo.

Papá llamó y me comentó que Estela acaba de cumplir años, que pensaba que iba a ir y que extraña a su hermanastra mayor.

Respiro lentamente antes de tocar la puerta, cuando de pronto abren y… ¿quién es ella?. No pasa un minuto y detrás sale Min ho, al verme se sorprende.

—Daila… hola —dice él

—¿Ella es Daila? Es muy bonita… —dice ella con los ojos abiertos, —Soy Ha-neul, amiga de Min ho… bueno, vine porque dejé algunas verduras de mi cosechas, la próxima te traigo para ti también.

—Un gusto… soy Daila, su…

—Mi novia, como lo sabes Ha-neul —dice de pronto Min ho caminando para estar a mi lado, —Ya no sé cuanto le he hablado de ti a Ha-neul.

—Uff… mucho. Min ho es un chico guapo, inteligente y gracioso, eres muy suertuda de tener a alguien quien te muestre el verdadero rostro de uno. Bueno, ya debo irme. Adiós Min ho, Daila.

Ha-neul se va por el ascensor y el silencio hiberna en nuestros cuerpos. ¿Por qué no dice nada? ¿por qué no digo nada? Maldición, no esperaba ver eso.

—Hola… no esperaba verte aquí, estrella

—Sorpresa, corazón

Él era el corazón que necesita un amor y yo la estrella que brilla en plena oscuridad. Un cuando las luces se apaguen, sólo pides compañía. Un cuando las luces se apaguen, sólo quieras estar con tu mejor compañía.

Min ho de pronto me levanta del suelo para estar en sus hombros, me quejo mientras que él rie.

—Gracias por venir, te extrañaba.

Me baja y quedamos frente a frente. Sus ojos, su mirada… absolutamente todo me da seguridad. Ninguno de mis anteriores ex´s, me han demostrado nada.

Ni Axel que al final nunca fue a la universidad o ni Jake que se convirtió en el chico que va en fiesta a fiesta para ligar con alguien para olvidar.

—Te voy a confesar algo —dice él, mirándome fijamente. Asiento y sonrie antes de decir, —Taeyang me dijo para instalarme la app, Taeyang fue la persona que descubrió tu nombre y dirección y… desde que te ví, supe que eras la indicada para mí.

—Me gustas mucho, Min ho. Aunque cabe decir que es una locura porque… si no fuera por Flindi, no te hubiera conocido.

—Ya hablamos de eso, Daila…

—Vale, ganas. Te hubiera conocido por otro lugar…

—Daila, para mí, para todos los que te queremos… vales oro, recuerda siempre eso.

De repente me besa y… vaya, no puedo explicarlo. Es un beso lento y suave a la vez, lo hace con delicadeza que me siento bien hasta que pasa a ser más acelerado, Min ho me atrae más a él y el beso no para… hasta que intervengo, tengo mucho calor que no sabría explicarlo.

—¿Estás bien? —pregunta él, algo confuso

—No, sí estoy bien sólo que… ¿tus padres están aquí?

El rie y respondo, —Creo que nunca lo expliqué bien. Está es mi casa, yo vivía en otra con mis padres. Quise vivir solo y me mudé aquí, mis padres vendieron la otra y viajan a cada lugar que les plazca y cuando extrañan a su hijo, vienen a quedarse en mi casa. Así que.. mi casa es esta y no, no hay nadie más que nosotros dos.

 

 

 

 

 







 




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