Cuando no quede nada

Capítulo 3

Era sábado , 11:30 a.m. ,en la vecindad se escuchaba el ruido de los niños jugando en la planta baja, se oía el ruido de la pelota ser pateada, los gritos de los niños emocionados.

Ya todos ellos se habían olvidado de las responsabilidades escolares y habían dejado esas preocupaciones para el lunes siguiente.

Había una anciana viviendo en la planta baja,en el departamento 3, era una viuda, la gente se preguntaba si realmente tenía a alguien en el mundo porque aunque ella afirmara que tenía un hijo al otro lado del país la verdad era que la mayor parte del tiempo se encontraba sola, no se le veía triste, se le veía en paz, transmitía paz, era como esas personas que ya habían estado en el otro lado, que ya habían conocido que pasaba después del a muerte y cómo esa duda ya había sido resuelta, las demás ya no importaban, así era ella, sola decir que amaba la vecindad porque en el momento en que entraban el mundo, las personas y el ruido parecían desaparecer, no había nada mas en el mundo.

Algo en lo que Fernando hubiera estado en total desacuerdo.

Primero porque aquella anciana vivía en planta baja, ahí no escuchaba nada mas salvo cuando la gente pasaba o cuando había niños jugando, pero el vivia en el tercer piso, el ultimo, y ahi se colaba el ruido entero de la ciudad, como una canción que solo los eruditos entenderian pero que a sus ojos eran simples ruidos que ya lo tenían harto, es por eso que de vez en cuando y cuando mas se sentia agobiado de la realidad tomaba sus audífonos y escuchaba música mientras veía por la ventana de su cuarto la vida que había en la vecindad, ropa colgada en los barandales, gente con las ventanas abiertas debido al implacable calor, niños corriendo en el patio,así si parecía disfrutar de la vida en la ciudad, así sí podía congeniar con la anciana de la planta baja, así podía compartir un poco de la paz que ella tenía con el mundo.

Así sí podía ver cómo los niños corrían libremente, como las risas abundaban o como el sol bañaba a la gente que había salido a las calles a respirar el poco aire fresco que se lograba respirar en aquella ajetreada ciudad, y luego estaba el.

Un niño de 14 años, casi 15 que había sido castigado injustificadamente según él, es decir, el solo trataba de ayudar a su amigo, ¿Como iba saber que el pasarle las respuestas de una materia tan tonta podrían causarle no salir en todo el fin de semana? Y lo peor es que su madre ni siquiera le dio la oportunidad de explicarse, solo recibió una mirada de decepción, un jalón de orejas y por supuesto tenía prohibido salir de casa ese fin de semana, pero no tenía idea de que hacer, es decir, podía seguir viendo gente por la ventana, podía seguir escuchando musica, recorrer su casa, aunque solo tardara cinco minutos en hacerlo, podía contar el número de grietas en las paredes o ponerse a buscar su vieja lonchera metálica en la que guardaba sus tazos más preciados, un dia la dejo fuera de su cuarto y nunca mas aparecio.

Había tantas cosas que hacer pero él prefirió seguir escuchando música, su cabeza se encontraba en el marco de la ventana, mirando al cielo, vio pasar nubes, aviones, pájaros y el sol casi le causa ceguera pero ahí segui, en un transe, frente al calor infernal y cuyo alivio era el viento que iba y venía como se le antoja, cerró los ojos y se dejó llevar por el sonido de la música , se dejo llevar y se quedo dormido.

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––¿Cuánto tiempo dormí?––pregunto mientras se masajeaba el cuello, realmente dolía

––ay mi niño, pues yo creo que te has de ver dormido unas 4 horas, como mínimo––le respondió su tía que se encontraba tejiendo en una silla sin dejar de ver la tele.

––¿Porque no me despertaste?

––¿A mi también se me fue el tiempo Nando.

Juana Dolores, su única y mas querida tia, tambien madrina de bautismo, ella era como una segunda madre para él, estaba casada pero su esposo rara vez venía a visitarla, no sabia porque y él tampoco quiso preguntar, no era tema suyo decía su madre, pero ahora estaba embarazada, pasaba sus días aquí, cuidando de él y de su bebe, hacia la comida, el quehacer y cuando no hacía ninguna de esas cosas dedicaba su tiempo a tejer ropita para su hijito, ropa para cuando naciera, ropa para cuando tuviera un mes, tres meses, 6 meses y en fin, se había convertido en una rutina, se le veía feliz, relajada.

––¿No te duele?

––¿Qué cosa?

––Tu bebe––respondió Fernando dudoso, su tia soltó una risita

––¿porque habria de hacerlo? preguntó ella sin dejar de prestar atención tensión al tejido en manos.

––pues es que es como cargar con una sandía no?––tomó una silla del comedor y se sentó a su lado.

—-Bueno en realidad no es una sandía, es más bien un bebe, y no, no me duele pero si es agotador.

—-Porque—replicó Fernanado con curiosidad.

—-Pues porque estoy creando una vida dentro de mi.

Fernando no quiso decir nada más, para el, hablar sobre su tía y un embarazo era muy incomodo , antes de que él naciera ella y su esposo habían intentado tener un hijo, nunca lo lograron, y cuando por fin parecía que iba a a pasar esta esperanza se esfuma entre sus dedos como cenizas entre el viento, o bueno, tal vez no ra que se esfumaran, pues la ceniza tampoco desaparecía, simplemente se iba a otro lado,¿ a donde?, no sabían, tal vez se volvían parte del viento, tal vez se guardaban en la mente y el corazón de la gente o tal vez solo terminaban en el suelo siendo nada, pero no lo sabía y tampoco importaba mucho. Por eso su sobrino no solía hablar de eso, era un tema frágil, pensaba que si hablaba de él demasiado o si lo pensaba demasiado este momento tan frágil podría romperse, como cuando la gente no quiere asegurar que ganaran la lotería, solo se sentaría a esperar, no lo diría en voz alta y tampoco en sus pensamientos, pero muy en el fondo esperaba que esta vez todo saliera bien.

El tiempo pasaba, ambos sentados frente al televisor, bueno, más bien, una tía sentada frente al sofá junto con su sobrino impaciente que había cambiado de lugar como unas diez veces y que ahora se había sentado en el suelo, pero seguía impaciente, Juana no sabía por qué, un niño de su edad no debía tener tantas preocupaciones, pero ahí estaba él, balanceándose de un lado al otro.



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En el texto hay: juventud, mexico

Editado: 14.12.2024

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