Cuando nuestro amor florece

8 | Quiero el divorcio

11 de enero de 2021

Priscilla

James era un hombre muy atractivo, con dinero y de gran inteligencia, sin
embargo, es un hombre al que nunca pude amar porque su corazón le pertenecía a otra mujer a la que amó con locura y con la que no pudo estar por la pequeña diferencia que había entre ellos.

«En la vida podemos incluso llegar a tenerlo todo, pero el amor es algo que no podemos controlar.»

El amor llega cuando menos te lo esperas, y muchas veces hay una sola persona que nos marca para toda la vida. No importa si intentamos
olvidarla o si decimos que es mejor que no esté por nosotros porque nunca seremos suficientes para esa persona, porque siempre va a permanecer en nuestro corazón y nunca amaremos a nadie con esa misma intensidad.

Nunca comprendí que le veía a Giselle Alderidge. Su familia había tenido una idea maravillosa, que, aunque ya se dedicaban al negocio de los
electrodomésticos y estaban bien posicionados en el mercado mundial, los habría llevado a la cima. Beatrice había tenido una maravillosa idea para crear una marca de cuidado de la piel única, sin embargo, decidió contarle a Joanne, quien era su mejor amiga en ese tiempo y esta terminó por robarle la idea. Mis suegros, Joanne y Thomas, también requerían tener una hija mujer para poder cobrar la herencia de los padres de él y como ella ya era bastante mayor en ese tiempo, aprovechó que Beatrice estaba embarazada para quitarle a su hija en cuanto vino al mundo.

Esa hija Claire, la hermana menor de James y Andrew. Aunque ninguno de ellos lo sabe, yo lo descubrí hace un tiempo y gracias a ello he podido amenazar a los Windsor por años para que me den todo el dinero que necesito. Por ello es que ser esposa de James ya no es mi prioridad, y cuando tenga la oportunidad, voy a
divorciarme de él tan pronto como pueda.

Sonreí mientras me despedía de Anthony con un largo beso. Además de ser el abogado de confianza de la familia Windsor, ha sido mi amante durante los últimos tres años. Es un hombre que despierta muchas emociones en mí, el único en tanto tiempo, me hace sentir viva y es por ello que he decidido estar a su lado.

Con muy pocas ganas ingresé a la empresa de la familia debido a que necesitaba hablar con James, iba a confesarle que deseaba divorciarme.

Los niños no me interesan en lo más mínimo así que pueden quedarse con su padre de todos modos. No obstante lo que sí resulta ser de mi interés es por lo menos la mitad de la fortuna de mi esposo, haré todo lo que sea necesario e incluso más para
quedarme con todo lo que me sea posible, haré que todos estos años sumida en un matrimonio de horror valgan la pena.

No hay nada peor que tener que involucrarse con un hombre cuyo corazón le permite a otra mujer que no eres tú.

Entré a su oficina sin siquiera tocar, él levantó la vista de la portátil y rodó los ojos al notar que se trataba de mí.

—¿Necesitas algo, Priscilla? —Farfulló con molestia. No niego que es un buen hombre, pero, nunca hemos podido amarnos. No quiero pasar el resto de mi vida atada a una persona a la que no amo.

—Bueno, esta vez necesito algo más importante —le respondí con una sonrisa en el rostro mientras tomaba asiento—. Quiero que me des el divorcio y no aceptaré un no como respuesta.

—¿Y quién te hizo creer que me negaría a darte el divorcio? Consigue un abogado, tráeme los papeles y te los firmo. Eso sí, los niños se quedan conmigo y punto final. —Murmuró mientras bebía un poco de su café. —No entiendo la razón por la que tardaste tanto en querer divorciarte de mí, he estado esperando por este momento durante más tiempo del que me gustaría.

—No te preocupes, mi deseo es igual de grande que el tuyo. Ahora que al fin vas a divorciarte de mí legalmente, ve a buscar a Giselle que al final la amaste desde tus veintidós años.

—Sabes muy bien que mi historia con Giselle está cerrada, que nunca fuimos nada más que amigos y que ella jamás se enteró de mis sentimientos.

—¿Nunca tuviste una relación con ella? Esa es la mentira que el resto de tu familia se creyó por completo, pero sé bastante bien tu historia con ella, no he olvidado ningún detalle a lo largo de estos años. No pudiste estar con ella porque para ese entonces ya estabas comprometido conmigo y yo estaba embarazada. Fue a mí a quien le dijiste que ella no merecía mantener una relación con un hombre que iba a ser padre mientras ella era una muchachita. La obligaste a alejarse de ti, a pesar que yo te dije que lo nuestro no era amor y que buscaras a alguien que en serio te hiciera feliz.

—Giselle se merecía el mundo entero porque fue la luz de mis días, sin
embargo, considero que después de todos estos años, lo nuestro no podrá ser. Ni siquiera he vuelto a saber de ella desde que le dije adiós hace doce años, puede que ella haya encontrado a un buen hombre y se haya quedado con él. —Suspiró con pesadez. Parece que Suho no ha superado el dolor de su viejo amor del todo, bueno lo comprendo hasta cierto punto puesto que él aseguraba que ella era el amor de su vida.

—A pesar de las diferencias que han existido entre tú y yo James, sabes que te deseo lo mejor. Ahora que tu familia ha dejado de estar encima de nosotros es el momento perfecto para acabar con esta relación, espero que puedas volver a encontrarte con Giselle o con otra mujer a la que puedas amar con la misma
pasión.

—Te lo agradezco Priscilla. No obstante, unas bonitas palabras no van a borrar todo el infierno que me hiciste vivir en nuestro matrimonio. Espero que ahora que vamos a separarnos, al menos vengas a buscar a los niños para poder pasar
tiempo con ellos porque a veces parece que no te importa el cómo se sienten.

—¿Cómo pueden sentirse cuando son niños? Les damos todo lo que necesitan, no les hace falta nada en lo absoluto.

—Los niños no solo necesitan que sus padres les llenen de cosas materiales, sino también de amor, espero que eso te quede claro.




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