Cuando nuestro amor florece

9 | Ira desatada

11 de enero de 2021

Priscilla

Al recordar que James había contratado a una mujer que se hiciera cargo de nuestros hijos, decidí volver a casa a la hora del almuerzo. Normalmente no me interesaba las decisiones que él tomara respecto a nuestro hogar, no obstante, tenía un pequeño presentimiento que me avisaba que necesitaba conocer a la nueva niñera tan pronto como fuera posible.

Ingresé al departamento con un rostro lleno de molestia por lo último que había dicho mi esposa, me hervía la sangre de solo pensar en la posibilidad de que yo misma haya firmado un matrimonio con separación de bienes, a pesar de todo no lo creía del todo posible. Espero que él solo lo haya dicho para molestarme y encontrar los papeles que comprueben lo contrario.

En cuanto llegué al comedor me di cuenta de la presencia de mis hijos, Irene, Claire y una mujer que supuse era la estúpida niñera.

—¿Eres la niñera? —Cuestioné con molestia. La observé de pies a cabeza, mi memoria no era del todo clara, no obstante, creo que he visto a esta mujer alguna vez en mi vida antes. No me siento del todo segura, así que prefiero mantenerme en silencio hasta lograr recordar algo que me sirva.

—Mi nombre es April, señora Priscilla soy la mujer que cuidará a sus hijos.

—Está bien, tenía que conocerte antes de permitir que cuides a mis hijos. Deberíamos debatir los puntos de tu contrato durante tu estadía en mi casa.

No comprendo la razón por la que la simple presencia de esta mujer me irrita.

—Lo lamento, sin embargo, mi contrato es con su esposo. Él es la única persona con la que debo debatir cualquier punto de mi contrato y todo lo que esté relacionado durante mi estadía con sus niños. —Me respondió con una sonrisa en el rostro.

¿Por qué pienso que ella me odia? ¿Es la mirada en su rostro o la manera en la que se dirige hacia mí?

Pueden llamarme loca, pero, parece que esta estúpida tiene algo en mi contra. Pedazo de imbécil.

—Bueno como sea, encárgate de cuidar de mis hijos como es debido —Farfullé con molestia dirigiendo mi mirada hacia los demás—. Iré a recoger un par de cosas, me iré de viaje.

—¿Volverás a irte de viaje mamá? —Rosalie preguntó con un puchero en el rostro.

—Sí Rosalie, mamá tiene cosas que hacer —le respondí con leve fastidio.

Si alguien me hubiera permitido elegir en el pasado, jamás habría decidido casarme con James Windsor y mucho menos quedarme embarazada en dos ocasiones.

Si hubiese sido todo mi elección, mi vida no sería lo mismo que es ahora...Y nadie más que yo sabe lo mucho que me arrepiento de eso.

—La señorita April es un amor, es perfecta. —Claire mencionó mientras terminaba de comer—. Ojalá hubiese llegado a esta casa hace mucho tiempo, porque ella llena de luz este hogar. Es de la clase de persona que ilumina la vida del resto con su simple existencia.

La ira me consumió apenas escuché eso.

—Me alegro por ustedes, a ver si a ella les interesa lo que les pase —fue lo último que les respondí debido a que esta situación me estaba sacando de quicio, me dirigí a mi habitación a comenzar a buscar en los cajones los documentos del matrimonio entre James y yo.

No volvería a irme de casa sin antes comprobar si lo que me dijo era cierto. Estuve más de media hora buscando como una loca en toda la habitación, hasta que llegué a hallar los dichosos papeles y el alma se me cayó al suelo al notar que lo que me dijo era cierto.

Había firmado un matrimonio con previa separación de bienes.

¿Cómo es que fui tan estúpida para acceder a un acuerdo como ese? ¿Por qué mis padres no me brindaron una mejor asesoría?

Ahora que caigo en cuenta acerca del enorme error que he cometido me doy cuenta que el separarme de James no es algo que me convenga del todo, no obstante, considero que antes de tomar una decisión final debo hablar con Anthony y seguir sus consejos como abogado al pie de la letra.

Realmente la única cosa que adoro en este mundo es el dinero porque, al menos para mí, puede comprar toda la felicidad del mundo.

Quizá es algo que no todos pueden entender, pero al final...¿A quién le importa? Haré lo que considere que es lo mejor para mí. Por supuesto no quiero seguir atada al matrimonio de James, tampoco quiero quedarme sin nada por una decisión tonta que tomé años atrás. Así que debo encontrar la manera correcta de poder obtener el divorcio y a la vez, un beneficio económico.

La puerta del dormitorio se abrió, alcé la vista encontrándome con Claire. Ni siquiera entiendo qué hace esta tonta chica aquí.

—¿Necesitas algo? —le pregunté, siendo sincera esa muchacha no me agrada del todo.

—¿Por qué siempre tienes que ser tan grosera con todo el mundo? Si bien es cierto eres así con todo el mundo, me parece que te has pasado de la línea con la señorita April.

—¿Y a ti por qué te importa el que sea o no grosera con la estúpida de la niñera? —enarqué la ceja con molestia, sin duda este día no ha sido bueno para mí.

—Considero que no tienes límites y estoy cansada de ver esa estúpida actitud que tienes. Eres muy grosera incluso con tus hijos y eso no es correcto, y lo siento si te molesta que venga a decirte lo que pienso, pero, no aguanto que trates así a los niños. —Se cruzó de brazos.

Has elegido el peor momento para venir a confrontarme.

—¿Por qué no metes tus narices en otros asuntos que sí te correspondan? Es muy mi problema el cómo actúo con los demás, así que no me molestes niña tonta.

—Supongo que este es un asunto que sí me corresponde debido a que todos sabemos lo infeliz que haces a mi hermano...¿Qué hay que hacer para que te separes de él ya? Déjalo ser libre para que pueda ser feliz al lado de una persona a la cual él ame.

—¿Qué? ¿Entonces quieres que me divorcie de tu hermano tan pronto como sea posible? ¿Para qué? ¿Para que vaya a buscar a la zorra de Giselle Alderidge?




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