Cuando nuestro amor florece

30 | No pienso dejarte tan fácil

4 de febrero de 2021

James

—Creí que habías desaparecido de este mundo puesto que fuiste a casa a llevarte lo poco que quedaba de tus cosas y ni siquiera has tenido la amabilidad de venir a hablar conmigo —le dije a Priscilla con un poco de molestia, sabía que esta conversación iba a irritarme.

Desde que conozco las verdaderas intenciones que tiene he estado guardando rencor hacia ella.

¿Cómo se atrevía a meterse con alguien tan importante para mí?

—Dije que vendría a hablar contigo en tu oficina así que aquí estoy —respondió con fastidio tomando asiento —. En primer lugar te quiero decir que deseo seguir con todo esto del divorcio, ya no existe manera de que siga casada contigo.

—Me alegra saber que el tema del divorcio va en serio, es algo que deberíamos de haber hecho hace muchísimos años —la calma llegó un poco a mi corazón cuando supe que no se había retractado—. Lo único que tenemos que discutir es el tema de la custodia de los niños, puede que seamos capaces de establecer un acuerdo por nuestra cuenta o de lo contrario tendremos que llevarlo a los tribunales.

—No habrá esa necesidad, podemos llegar a un acuerdo sin necesidad de llegar a los tribunales, lo que sí quiero es que nuestros abogados estén presentes cuando lo hagamos. También vine a hablar sobre la división de bienes al igual que las cuentas bancarias.

—Creo que el tema de la división de bienes está más que claro, desde que nos casamos lo ha estado y no deberíamos seguir dándole vueltas al mismo asunto.

—¿Seguirás insistiendo con que no piensas cederme nada de tus bienes? Esto lo digo más por ti que por mí, te conviene que hagamos esto por las buenas, aprovecha que todavía no he terminado de perder la paciencia.

—¿De qué me estás hablando?

—Voy a decírtelo una vez más...¿Vas a cederme una parte de tu fortuna sí o no? Aceptaré por lo menos un veinte por cierto, no menos. —Fruncí el ceño y se mordió el labio, no puedo creer la clase de persona que es.

—¿Existe acaso una razón por la que tendría que cederte mi fortuna? Si bien es cierto heredé muchísimo de mis padres al casarme contigo, sin embargo, no pienso darte nada por lo que he trabajado todos estos años. No pienso hacerlo.

—Está bien, veo que no vas a hacerlo por las buenas...—Se puso de pie hasta acercarse a mí. —Si no quieres hacerlo por mí, vas a hacerlo por tu querida Giselle. Vas a hacerlo por ella.

A pesar de que sabía bien a lo que se refería, no pensaba dar mi brazo a torcer puesto que iba a protegerla sin importar qué y además, le había pedido ya a Anthony que se hiciera cargo de eso.

—¿Vas a amenazarme con eso? ¿Qué es lo que quieres? ¿Buscar a Giselle para encontrarla y amenazarme con eso? ¿Eso es lo que quieres Priscilla? —Alcé el tono de mi voz, iba a volverme loco con sus amenazas.

Priscilla lo único que ha hecho en mi vida es traerme tristezas, decepciones e ira. Ni siquiera ahora que estamos a punto de divorciarnos podemos hacer las cosas bien, nunca hemos podido vivir sin discutir.

—¿Qué? ¿Ahora vas a decirme que no te importa lo que pueda pasarle a tu querida Giselle?

—¿Qué podrías hacerle? —interrogué, esperaba oír una respuesta sincera para así conocer cuáles eran sus límites.

—Estás tomando esto a la ligera porque no conoces mis límites James, piensas que todo esto que te esté diciendo es una broma y no es así. Esta vez es en serio.

—¿Me estás amenazando de verdad Priscilla? —inquirí con molestia—. Si piensas que eres la única que puede amenazar aquí, te estás equivocando. No soy ese tipo de persona, sin embargo, tampoco te voy a permitir que actúes como se te venga en gana. Te lo digo en serio, piensa bien en lo que sea que estás haciendo.

—Soy capaz de todo, lo juro, soy capaz de matarla con mis propias manos si es necesario —amenazó.

¿De verdad es esa clase de persona? ¿Me está amenazando con hacerlo daño a la persona que más he amado en todo el mundo?

—No te atreverías...

—Tú no me conoces, no sabes de lo que soy capaz. Estás tentando a tu suerte creyendo que no voy a hacer nada cuando lo que más deseo es acabar con mis propias manos a la estúpida de Giselle Alderidge. He esperado tanto para esto y disfrutaré del momento como no lo imaginas.

—Ya veo, con que de eso se trata...—Solté un suspiro tratando de no perder la compostura.— ¿Estás haciendo todo esto para vengarte? ¿Qué te hizo ella para que la metas en esto? ¿Por qué la involucras en nuestros asuntos personales luego de todos estos años?

—¡Porque todo este tiempo he tenido que vivir bajo su sombra! Al inicio de todo esto lo que quería es pretender que íbamos a lograr ser un buen matrimonio, deseaba intentar quererte y esa oportunidad nunca la tuve puesto que jamás tu corazón me perteneció. Siempre has estado enamorado de ella y si hubiese sido por ti, estarían casados ahora. Nunca me la aguanté y si usarla a ella es la única manera que hay para que hoy me des lo que quiero, no lo dudes que voy a hacerlo.

—Haremos las cosas como tú quieras Priscilla, has iniciado una batalla entre los dos con tus estúpidas ambiciones y te prometo que no vas a ganar. Y si te atreves a hacerle algo a Giselle, siquiera dirigirle la palabra, vas a arrepentirte por el resto de tu vida. No vas a ganar esto, jamás vas a ganarme.

Voy a encontrar a Giselle antes que Priscilla y prometo que todo va a estar bien.

Mi mayor preocupación es los sentimientos que puedo llegar a tener por Giselle una vez la vea porque ahora estoy seguro de lo enamorado que estoy de April.




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