«Te adoré con cada parte de mi alma, te entregué mi corazón y puse mi vida en tus manos. Pero ahora te perdí y sé que tu ausencia terminará por matarme.»
—No estoy de acuerdo con que estemos aquí, sabemos muy bien que esto no hará más que provocarte daño —murmuró Hannah mientras terminaba de retocar el maquillaje de Giselle en su automóvil.
—Pasé toda la noche convenciéndome a mí misma de que es la única manera de lograr que mi mente entienda de una vez por todas que mi historia con James se terminó. Es un capítulo en mi vida al que debo ponerle final antes que acabe conmigo. —Confesó con la voz temblorosa. El solo saber que el hombre que era el amor de su vida estaba a punto de casarse con otra mujer que no era ella, le estaba rompiendo el corazón en más pedazos.
Durante años creyó que si una boda habría de celebrarse, sería la de ellos.
Lástima que la vida es cruel.
Pero es que a veces hay promesas que no podemos cumplir.
—¿Solo quieres ser testigo de la estúpida realidad cierto? En tu mente todavía no cabe la idea de que lo tuyo con él se terminó, y solo quieres verlo con tus propios ojos...
—Sí, en eso tienes razón, es la única forma de dejar esto de lado. Terminaré este semestre en la universidad y volveré a Estados Unidos con mis padres. Ya no me quedan razones para estar en este lugar. La vida que anhelaba tener aquí ya no podrá ser nunca.
—Y tú sabes que te seguiré hasta el fin de mundo, nunca soltaré tu mano.
—Eres mi alma gemela Hannah, realmente no sé qué haría sin ti...Ahora más que nunca, eres una verdadera amiga.
—Sabes que no tienes que agradecerme nada, lo que más me hace feliz es saber que puedo ayudarte.
—Estoy lista, es ahora o nunca —le dijo Giselle intentando llenarse de seguridad.
—De acuerdo, haremos lo que quieras.
Ambas entraron al lugar de la recepción de la boda, intentando pasar desapercibidas aunque para su mala suerte alguien bastante peculiar se dio cuenta de su presencia:
—Giselle... ¿Qué estás haciendo aquí? —Liam, el mejor amigo de James, se acercó a los dos jóvenes en cuanto las vio en la celebración.
—Supongo que es la única manera de convencerme a mí misma de que esto ya llegó a su fin —le respondió sin más—. Tengo mis razones para querer presenciar esto, no quiero que sigan diciéndome que me ocasiono más daño porque ya lo sé.
—No estoy de acuerdo con que te quedes en esta boda, solo vas a ocasionarte más daño —intentó convencerla al agarrarla del brazo con suavidad.
—Esto es bajo mi propia responsabilidad Liam, aunque agradezco que te preocupes por mí.
—¿No hay manera de que pueda convencerte para que te vayas? No necesitas ver esto, en realidad no tienes porqué hacerlo.
—No, me quedaré.
Él asintió y se alejó sin más puesto que no sabía que más decirle.
La boda no tardó en comenzar, pero, el corazón de Giselle se rompió en tan solo un par de segundos.
Ella solo necesitó verlo al lado de aquella mujer que estaba usando un vestido de novia para saber que nunca más iba a volver a tenerlo en sus brazos.
—Eso es todo, lo perdí —susurró con miedo en su voz.
—Sé que con esto tu vida cambia para siempre, pero te prometo que el sol volverá a salir de nuevo para ti y que esto solo quedará en tu memoria como un amargo recuerdo de un amor que no pudo ser.
—Ya vámonos de aquí, tengo que dejarlo ir antes que su amor termine por matarme —murmuró—. La vida se me está acabando sin él a mi lado, siento que a cada instante me debilito todavía más y que jamás volveré a levantarme de esta enorme caída.
—Su amor ya terminó contigo...Tan solo deberías verte al espejo y lo comprobarías en un segundo.
—No tienes que decírmelo, es evidente —rió con tristeza al mismo tiempo que subían al auto.
—Te lo he dicho miles de veces, pero en verdad lo siento muchísimo. Siento que estés pasando por esto, sin embargo, siento más que no pueda evitar que atravieses este dolor.
—Nunca creí que esto iba a acabar así. Creí muchas cosas, eso no pienso negarlo. No obstante, pensé que su amor tan solo me traería alegrías...Qué siempre iba a iluminar mis días, ser el sol de mi universo y mira como está todo ahora. Tuvimos que dejarnos ir, y no porque lo hayamos decidido nosotros, sino por los otros que creen tener la autoridad para hacer de nuestras vidas lo que se les venga en gana. Y lo más irónico de todo esto es que les permitimos hacer eso en lugar de pelear por lo que queremos. Al final no resultamos ser tan fuerte como pensábamos, solo somos un par de cobardes que no fueron capaces de aferrarse a ese amor que prometía mantenerlos vivos.
—A veces no todo en la vida sale según lo planeado Giselle, no lo olvides nunca. Y si ese hombre es realmente parte de tu destino, si ustedes dos nacieron para vivir de su amor...Nunca olvides que el hilo rojo del destino puede doblarse una y otra vez, sin embargo, que jamás puede romperse. Ahora tienen que decirse adiós, aunque no sabemos lo que pueda pasar el día de mañana. Él ya no formará parte de tu presente, pero eso no significa que no vaya a ser parte de tu futuro. Aún deberías guardar la esperanza de que su amor volverá a encenderse...Solo no te aferres a esa idea y dejes de vivir, déjalo como una posibilidad...Una sola entre miles de posibilidades. Cumple tus sueños, vive cada uno de ellos por ti misma. Lo más importante eres tú y por amor a ti, no te eches a morir por el dolor que sientes en este momento.
Giselle asintió mientras dejaba que las lágrimas cayeran por su rostro. Hannah la miró con pesar y la abrazó con fuerza intentando reconfortarla.
—Él y yo ahora pertenecemos a universos paralelos.
—Incluso los universos paralelos tienen un punto de unión.
Entonces supo que lo había perdido para siempre, que su corazón se le había escapado de las manos y que, a partir de ese momento, tenía que rehacer su vida muy lejos de él porque si seguía viviendo mientras sabía que estaba a tan solo unos minutos de distancia, no dejaría de buscarlo y eso convertiría su vida en un abismo aún más miserable.
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Editado: 15.12.2024