Cuando nuestro amor florece

70 | Bienvenida al infierno

6 de abril de 2021

Claire

Coloqué mi tarjeta de ingreso a la mansión en la puerta principal mientras mis manos temblaban. Pensé en la posibilidad de ingresar por otra puerta, pero, eso no cambiaría el hecho de que iba a ser regañada. No me sentía lista para enfrentarme a mis padres ahora mismo, sin embargo, no es como si tuviera elección.

—Hasta que te dignas a llegar, empezaba a creer que tendría que ir a verte en casa de James —mi madre me dijo, sentada en uno de los muebles de la sala, dejando de leer un libro y observándome con furia en los ojos.

—Hola mamá —levanté la mano en forma de saludo y traté de sonreírle.

—Los empleados me dijeron que no has venido ni una sola vez desde que tu padre y yo nos fuimos de viaje... ¿Con el permiso de quién es que decidiste que no vendrías a casa? —Soltó una risa. Sin duda está muy molesta, y aunque lo entiendo, creo que hay otra razón por la que se siente enojada.

—Mis hermanos creyeron que era mejor que estuviera con ellos, para que no me sienta sola.

Durante toda mi vida me había sentido como un cero a la izquierda, jamás había encontrado el propio destino de mi vida y nunca me he sentido parte de nada como tal. Me molestan las cosas que para los otros son insignificantes, el mínimo ruido puede estresarme demasiado al punto de irritarme o hacerme gritar, y me aburro de todo con mucha facilidad. Soy buena en muchas cosas, pero termino dejándolo luego de un tiempo. Comprendo las cosas más rápido que los demás, me cuesta prestar atención a una actividad en específico sin pensar en algo más de repente. Y la parte más complicada es que nunca he podido encajar en la sociedad, porque a pesar que soy extrovertida y muy buena haciendo amigos, siempre he tenido esa sensación de sentirme diferente. Mis padres lo saben, solo que nunca ha parecido importarles.

—Si no te sientes cómoda con tu soledad, estás yendo por el camino inadecuado —farfulló—. Y si te sientes sola o no, eso me viene importando muy poco. Considero que existen cosas más importantes de las que debemos hablar y te aconsejo que me digas todo a mí, si no quieres que tu padre te castigue por lo que has estado haciendo.

Bajé la mirada con temor y dejé mis maletas en el piso.

Todo apunta a que estoy acabada, no sé si podré mantener mi boca cerrada porque siendo honestos, le tengo mucho miedo a mi padre, tanto que apenas puedo sostenerle la mirada y me da ganas de llorar cuando se dirige a mí con un tono de voz prepotente.

—Entonces, hija mía, toma asiento porque tengo muchas preguntas que hacerte.

Asentí lentamente, aceptando que no podía hacer nada para mejorar la situación.

—La verdad no me importa si te has estado quedando con Andrew o con James, necesito que me digas qué está pasando en casa de tu hermano mayor...Y lo harás por las buenas, o terminarás haciéndolo por las malas.

—¿Por...Por las malas? —inquirí con miedo.

—No me va a temblar la mano en darte un golpe, que te lo tienes bien merecido por ser una maldita traidora desobediente —elevó el tono de su voz. —Esa zorra de Giselle Alderidge está de vuelta ¿No es así?

Sentí que la sangre comenzó a hervirme de la rabia. No pensaba tolerar que hablara así de mi hermana de sangre, quien en solo unos meses me ha demostrado mucho más amor del que ellos me han dado en toda mi vida.

—Solamente te pido que no te refieras de una manera tan despectiva hacia ella. Al menos trátala con respeto, es lo mínimo que se merece.

—¿Y cómo quieres que le llame a una mujer como esa? —Empezó a reír.

—¿Cuál es tu problema con ella? ¿Tan grave fue que James se enamorara de ella?

Nadie debería meterse en el amor que dos personas sienten el uno por el otro. Los únicos dueños de ese amor son los involucrados, es por eso que no comprendo cuál es el problema en que ellos dos estén juntos.

—James solo podía estar con la mujer que tu padre encontrara para él. No íbamos a dejar nuestra fortuna en manos de ella, solo debes ser inteligente para entenderlo Claire. Alguien como ella jamás podría formar parte de esta familia, no mientras sigamos con vida al menos.

—Lo único que les importa a ti y a papá es el dinero. Cuando ven a una persona, solo se fijan en su estatus social. Y si lo veo de esa manera, no termino de entender cómo no les agrada Giselle cuando ella proviene de una familia de dinero...Además, hay quienes dicen que eras muy cercana a la señora Beatrice cuando eran jóvenes.

—No necesito darte explicaciones de nada. Si no queremos aceptarla como parte de esta familia es porque tendremos nuestras razones, y no estamos aquí para hablar de eso. —Sentenció con molestia. —Te he preguntado qué demonios está pasando en casa de tu hermano, y te exijo que me lo digas ahora mismo.

—¿Quién te dijo que algo está sucediendo en casa de James? Pues, la única que parece involucrarse en asuntos que no le importan es Priscilla....Y es que fue ella la que vino a decirte todo esto ¿No es así madre?

—¿Cómo pretendes que Priscilla no se involucre en esto cuando su esposo está teniendo amoríos con una zorra aparecida? —Gritó. —Priscilla ha tenido demasiada paciencia respecto a esto y se ha comportado como una dama.

Cada vez que escucho que se expresa de tal forma de mi hermana siento que estoy a punto de perder el control.

—¡Deja de llamarla zorra! Priscilla va a divorciarse de James, a ella poco debería importarle lo que suceda en su vida amorosa. Pero no, ahora que recuerdo, es que ella tiene una especie de fijación con Giselle. Lo admito, también me sentiría así...Porque no cualquiera es tan maravilloso como Giselle, nadie puede ser tan inteligente y bella como lo es ella.

—De acuerdo, parece que solo vas a encargarte de elogiar a la estúpida de Giselle...Y mira que quise hacer esto por las buenas Claire, sin embargo, mi paciencia se ha terminado.

Rodé los ojos con fastidio.




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