Cuando nuestro amor florece

72 | Primeros golpes

.8 de abril de 2021

James

—La he llamado desde anoche y no ha respondido ninguna de mis llamadas, mucho menos mis mensajes. Estoy muy preocupada por Claire. —Giselle ingresó a mi habitación con lágrimas en los ojos. —Creo que le ha sucedido algo James, quiero ir a verla porque siento que si sigo esperando por noticias de ella por un minuto más me voy a volver loca.

—Estás pasando por mucho estrés últimamente, así que te pido que te calmes por favor —le dije mientras hacía que tomara asiento en mi cama. Ambos no dormíamos en la misma habitación porque ella no estaba de acuerdo con compartir el mismo dormitorio en el que dormí con mi esposa durante todo mi matrimonio. La abracé con cariño. —Sé que ella estará bien, probablemente mis padres se encuentren molestos con ella, pero aun así creo que no le harían daño.

—No confío en tus padres en lo absoluto —sentenció comenzando a llorar.

—Lo sé, sin embargo, la criaron como a su hija...Tal vez la regañaron por no quedarse en casa y como castigo le quitaron su teléfono, iré a verla mañana así que no tienes que preocuparte. Mañana haré que la veas, te aseguro que estará sana y salva.

—Rezaré esta noche porque ella esté bien.

—Parece que eres muy sensible últimamente...—confesé pues ahora lloraba con facilidad casi todo el tiempo.

—¿En serio? Tengo tantas preocupaciones encima que apenas lo he notado. Lo único que podría quitarme esta tensión que cargo sobre los hombros es una buena operación.

—Volverás al trabajo pronto mi amor, todo se estabilizará y tendremos la vida que siempre hemos deseado compartir.

—Es lo que más deseo, James, esa vida que siempre hemos anhelado...Por fin podremos continuar nuestra historia, disfrutar de ese amor tan bonito que nos ha llenado el alma en cada paso de nuestras vidas. Luego de tantos años...Por fin seremos solamente tú y yo.

—Y aunque no podamos recuperar el tiempo perdido, la vida sí nos ha dado una segunda oportunidad y daré todo de mí para hacerte sentir la mujer más feliz de este mundo. Porque siempre has sido la razón de mi vida, lo más importante para mí, aquello que me devuelve el aliento, mi faro de luz en las noches más oscuras...Mi Giselle, mi niña adorada.

—Nunca nadie podrá amarte como yo —murmuró antes de dejar un corto beso sobre mis labios—. Pero en serio estoy muy preocupada por mi hermana, solo tengo miedo de que le suceda algo...Te juro que, si le pasa algo, me muero.

Lloró con más fuerza, rápidamente intenté limpiar sus lágrimas.

—¿Por qué lloras Giselle? —Mi hijo Jayden apareció en la puerta con una expresión llena de preocupación. —Si mi padre te hizo llorar, haré que te pida perdón...O mejor aún, haré que lamente haberte hecho llorar.

Una sonrisa se dibujó en mi rostro al ver el aprecio que mi pequeño sentía por mi novia. Todo empieza a tomar forma, a ser como siempre me lo imaginé.

—Tu padre nunca me haría llorar corazón —ella respondió con cariño—. Es solo que tenemos muchos problemas y el estrés me ha hecho sentir de esta manera.

—¿Por qué los adultos siempre tienen problemas? ¿La vida no sería mejor si todos pudiéramos ser felices viviendo sin ninguna preocupación?

—La vida está llena de problemas hijo mío, por eso es importante disfrutar cuando somos niños...

—Si la vida es así, entonces quiero dejar de crecer.

Giselle sonrió y se puso de pie para acercarse a mi hijo.

—Crecer es algo inevitable...El tiempo nunca se detiene corazón, y aunque crezcas y te conviertas en un adulto, te prometo que tendrás una vida muy feliz sin problemas que te agobien. Cada problema que tengas, me encargaré de resolverlo y cuidaré de ti hasta el último día de mi vida. Nunca voy a dejarte solo, prometo estar siempre para ti Jayden.

—Gracias por ser la mamá que nunca he tenido Giselle... ¿Puedo decirte mami? —Le preguntó causando que la ternura se apoderará de mi corazón.

—Claro que sí, me encantaría, pero, nunca olvides que tienes otra mamá que te quiere mucho.

—Mamá no me quiere, Giselle, no intentes ocultarlo...

—Sé que ella es una persona difícil, y a veces las personas como Priscilla parecen no tener sentimientos, no obstante, eso no significa que no sientan amor. Ella te ama mucho a ti al igual que ama a Rosalie.

—Tú nunca dirías nada que me heriría —le recalcó—. Ojalá pudieras ser tu mamá.

—Quizá no pude ser la persona que te trajo al mundo, aunque sí puedo acompañarte a crecer y convertirte en un hombrecito. Puedo prometerte mucho amor, felicidad y diversión de mi parte... ¿Estás de acuerdo con eso? ¿Te gustaría?

—¡Sí! ¡Me gustaría!

—La única condición es que te vayas a dormir ahora, ya son más de las nueve —le sonrió y dejó un beso en la mejilla de mi hijo mayor.

Siempre supe que Giselle era la mujer correcta para mí.

—Está bien mami, me iré a dormir. Buenas noches papi, buenas noches mami.

—Buenas noches mi cielo —sonreí.

—Buenas noches cariño.

Jayden se fue de la habitación con una sonrisa en el rostro.

—Gracias por ser alguien tan buena con mis hijos...

—Los amo tanto como a ti, así que no me agradezcas nada. Además, escuchar a Jayden decirme mami me dio una pequeña idea de lo que se siente ser madre, y puedo decir que me encanta.

—Es solo cuestión de tiempo Giselle. Tendremos la familia que hemos deseado desde que éramos un par de jóvenes.

—¿Todavía sigues queriendo tener cinco hijos? —rió.

—Sí, mi idea de tener cinco hijos sigue en pie por lo que deberías empezar pronto...Si tengo dos hijos ya, al menos deberías darme otros tres más.

—Podremos iniciar cuando toda esta tormenta se calme —se sonrojó y reí acariciando su mejilla con amor.

—Mientras tanto podemos practicar...Ya sabes, antes de que se nos olvide cómo se hace un bebé.

—¡James! —Me regañó ocultando su rostro detrás de sus manos. —Deja de decir ese tipo de cosas antes que me convierta en un maldito tomate.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.