Cuando nuestro amor florece

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8 de abril de 2021

Priscilla

—Lo haré mañana mi señor, no dejaré que pase más tiempo. Una vez lo haga, me iré lejos y no volverá a saber nada más de mí, solo necesito que en cuanto termine con mi tarea usted consigne el dinero a mi cuenta de inmediato. —Le dije a mi aun suegro mientras terminábamos de beber una copa de vodka en su oficina.

Al principio me costó aceptar que tendría que asesinar a Giselle para obtener lo que más deseaba, sin embargo, me he dado cuenta que no puedo darlo todo por perdido. Si no pude ganarle a James de la manera que deseaba, supongo que la única opción que me queda es arrebatarle a lo más preciado que tiene.

—Cuenta con eso, te consignaré el dinero apenas pueda comprobar que mataste a la mosquita muerta —soltó una risa.

Ahora puedo saber hasta donde puede llegar el odio de este hombre hacia Giselle.

—Como le dije no deseo dejar esta tarea para después, al igual que usted quiero deshacerme de ella tan pronto como sea posible. Quería comentarle eso, y despedirme de usted por una última vez.

—Ha sido un gusto compartir una grata amistad contigo Priscilla, y con lo que estás haciendo por mí he podido, una vez más, saber que tu lealtad siempre estuvo conmigo. Será una pena no volverte a ver, pero lo mejor es que te alejes para que nadie pueda hacer algo en tu contra. Te deseo suerte porque la necesitarás. —Se puso de pie para apretar mi mano, la acepté con confianza.

—Para mí también ha sido un gusto compartir una amistad con usted, hemos vivido muchas cosas en los últimos años. Y a pesar que su hijo sea un gran imbécil, pues, el matrimonio no fue tan malo después de todo. Gracias por confiar en mí para una tarea tan importante como esta.

—Solo confío en ti para acabar con Giselle, sé que la odias tanto como yo.

—En eso tiene razón. Tengo que irme señor, debo atender un asunto personal antes de dejar el país.

—¿Puedo saber a dónde irás?

—Luxemburgo —respondí.

—Sin duda el lugar más adecuado para una mujer como tú.

—Lo sé señor, no voy a seguir alargando esta despedida. Le deseo mucho éxito en sus negocios y por supuesto, en todo lo que se proponga. Envíele mis saludos a Joanne de mi parte, ella fue como una segunda madre para mí.

—Adiós Priscilla querida, gracias por todo lo que has hecho.

—Ha sido un placer señor Windsor.

Con una sonrisa en el rostro, salí de su oficina dirigiéndome hasta el estacionamiento para hallar mi automóvil.

Lo había preparado todo para huir luego de asesinar a Giselle, solo debía hablar con mi querido Anthony antes de irme. Sé que él decidirá apoyarme en esto e irse conmigo porque me ama mucho más de lo que se ama a sí mismo. Con el dinero que Thomas me entregaría, podré vivir con tranquilidad el resto de mi vida, o al menos por un tiempo decente.

—Buenas noches mi amor...—lo saludé con un beso en los labios en cuanto abrió la puerta de su departamento.

—Hola Priscilla ¿Qué haces aquí? —me preguntó con ligero fastidio.

—¿Acaso te molesta verme Anthony? —inquirí, entrando a la sala de estar.

—Siendo honesto contigo, sí, no me agrada verte. Pero ya que has venido a verme, debería decirte algo muy importante.

—No comprendo el porqué de tu actitud, si estábamos bien hace solo un par de días... ¿Cuál es la razón por la que ahora me tratas así? ¿Qué sucede contigo?

—Esto se acabo Priscilla, lo de nosotros no va más —confesó rompiéndome el corazón en miles de pedazos.

—¿De qué demonios hablas? ¿Cómo vengo a verte y de la nada me dices que nuestra relación se ha acabado? —Las lágrimas se acumulaban en mis ojos, no obstante, no estaba dispuesta a demostrarle cuánto me afectaba el que se alejara de mí. Nunca le mostraría a alguien lo roto que está mi corazón por dentro.

Pensé que ambos éramos muy felices juntos. Anthony es el único hombre del que me he enamorado en toda mi vida, de James nunca tuve la oportunidad de hacerlo porque él estaba obsesionado con Giselle desde antes que nuestros padres nos presentaran, creí que el amor que él sentía hacia mí era real y que no íbamos a romper, o al menos no pronto.

—No quiero seguir con esta relación. Tenía otra idea de ti como persona, la verdad es que me siento muy decepcionado por todo lo que descubrí que eres capaz de hacer. No deseo ser la pareja de una relación con una mujer a la que solo le importa el dinero, que está llena de odio y que poco le interesa el bienestar de sus hijos...No tienes corazón Priscilla, y no comprendo cómo puedes decir que me amas si no te importa nadie más que ti misma. Ese es el motivo principal por lo que no quiero seguir contigo, espero puedas entenderlo y respetar mi decisión.

¿Eso quiere decir que él nunca me amó de la misma forma en la que lo amé?

—Nunca he sido otro tipo de persona, eso lo sabes bien. Y si nunca te gusté por esa mujer que siempre he sido... ¿Por qué estuviste conmigo? No he cambiado, y me sorprende que ahora quieras tirar todos estos años de relación a la basura.

—No quiero meterme en más problemas, deseo llevar una vida tranquila, eso es todo. Últimamente las ideas que has tenido son demasiado, no creo poder lidiar con eso. Estás tan obsesionada con el dinero que no te interesa el precio que tengas que pagar a cambio.

—Esta es la vida que conozco. Jamás me ha faltado nada, mis padres me enseñaron que el dinero es capaz de mover el mundo, y sé que si tienes dinero no te hará falta nada.

—En eso te equivocas.

No le dije nada, solamente me limité a escucharlo con atención:

—El dinero nunca te ha hecho falta, aunque nadie te ha amado de verdad.

—¿Acaso tú no me has amado de verdad?

—No, no te amo ni lo he hecho nunca. Cuando me acerqué a ti, siempre lo hice tomando en cuenta que podías ayudarme a ascender económicamente...Me ayudaste a conseguir mejores puestos de trabajo, tanto que me convertiste en el abogado personal de tu esposo, y me brindaste todo lo que quería por muchos años. Solo te usé para obtener lo que deseaba.




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