PRÓLOGO

"La primavera me habló de ti.

Dijo que vendrías a mi, que pasarías por todas las estaciones esperando nuestro encuentro, casualmente he anhelado este momento durante mucho tiempo. 
Sin imaginar que llegaría más pronto de lo esperado. 
Sin duda alguna, mi corazón vuelve a sonreír y no es porque no lo haya hecho antes, simplemente, es un corazón que hace tiempo no se sentía así; la palabra más exacta que resalta lo sentido es nada más y nada menos que el estar enamorado". 

—Fue lo último que pude decirle, este amor quedó inconcluso, anhelaba poder hacer todo lo prometido, pero las promesas suelen romperse—Dejé caer aquel pedazo de papel arrugado.

—No, no todo tiene que ser así. Esto no define un final.

Sostuve unos libros para luego hablar.

—Quizá en algún momento debía terminar—Dejé caer mis libros en aquel escritorio de mi habitación.

Y caminando de prisa a mi cama, fue que me senté, y a lado de mi, mirándome con molestia se encontraba Mía.

—Si aún sientes algo por él, deberías decírselo—me miró detenida.

—¿No has oído todo?—alcé un poco la voz.

Tomó mi mano un poco lento y su rostro mostró seriedad.

—Deberías ir a verlo, sé que aún va a ese lugar por las tardes.

Me quedé pensando... ¿Debía hacerlo?.

—Aún no puedo creer que siga yendo a ese lugar. Se suponía que ya no lo haría más, no cuando juró no volver.

—Las personas cambian de opinión, es mejor que vayas a verlo—sonrió de oreja a oreja—Tal vez, solo tal vez... puedan intentarlo una vez más.

Sonreí un poco, me encontraba nerviosa, mi estomago estaba revuelto. 
Asentí y fui directo por mis cosas, tomando mi celular, mi bolso y un suéter.

Miré a Mía y le sonreí.

—Voy a hacerlo—estaba nerviosa y podía verse en mi rostro.

—Vamos anda, ve—Me animó sonriendo.