Cuando vuelva a verte

CAPÍTULO 3

—SOMOS SENTIMIENTOS—

 

Aquella tarde había sido difente a todas las tardes que había tenido durante bastante tiempo atrás. 
Sin embargo el que Evan estuviera cerca de mi, hacia que mi torpeza saliera un poco a la luz. 

Evan se quedó  a comer, mi madre lo atendió bastante bien. 
Ella estaba incluso más emocionada que yo. 

—Come más Evan—Tomó el tazón de espagueti y colocó más en el plato de Evan—Eres el tercer amigo de Nara que viene a la casa, suele ser muy cerrada a nuevos amigos. 

Miré a mi madre con descontento, apesar de saber que era cierto. 
Una más de mis desventajas, creer que estoy en lo cierto siempre. 

—Mi mamá suele ser muy ocurrente a veces—Respondí mientras sonreía. 

—Descuida, soy de muy pocos amigos en realidad. Pero me siento bien así, los amigos llegan de maneras inesperadas—Respondió Evan. 

Asentí mientras Evan sonreía. 
Luego de una hora Evan regresó a su casa y yo decidí contarle a Mía todo lo que había ocurrido. 
Al llegar la noche, decidí acostarme, todo estaba perfecto, me sentía muy bien, estaba en paz. 
Cerré los ojos y me quedé dormida. 

Al siguiente día, mientras me colocaba el uniforme recibí un mensaje de Mía. 
—Paso por ti, espero que estés lista a tiempo. 

Sonreí. 

—Claro, siempre he estado a tiempo en todo. 

Dejé el celular y me concentré en mi cabello, me hice una coleta alta, y luego me coloqué un poco de perfume. 

Bajé a desayunar y mientras lo hacía escuché a mi madre hablar por teléfono. 

—Sí, está bien. Yo las recogeré en la tarde, claro no te preocupes ellas van a estar bien. 

Al parecer mis primas vendrían ya, y ni había siquiera limpiado mi habitación. 
Mi madre llegó a mi y tomó asiento. 

—Nara porfavor, necesito que limpies tu habitación, tus primas adelantaron su vuelo, llegarán esta misma tarde—Colocaba sus cosas en su bolso—Tú padre irá al aeropuerto conmigo, mientras todas ustedes limpian sus habitaciones. 

Asentí mientras terminaba mi cereal, oímos el sonido de un claxon, me paré de inmediato. 

—Es Mía, iré a la Preparatoria con ella, nos vemos mamá—Le di un beso en el cachete y salí de mi casa. 

Entré a su auto y saludé al padre de Mía. 

—Buenos días señor Hernandez. 

—Buenos días Ainara—Él esperó que me acomodara bien el cinturón y condujo el auto. 

Al llegar Mía y yo entramos juntas, una de sus amigas le habló y aproveché para ir al sanitario. 
En cuanto llegué a la puerta escuché a hablar a dos personas. 

—Aún no puedo creer que Matías y Evan te hayan hablado—Escuché como ella rió. 

Me quedé sorprendida, iba a salir del baño pero me quedé un poco más. 

—Matías es más lindo. 

—Deberías hablarle también, aunque luego está con esa chica, la que dice ser su mejor amiga, creo que la tiene ahí por lastima. 

—Es tan rara, nada que ver con Mía. 

Escuchar todo eso me hizo sentir mal, salí del sanitario y me senté en una de las jardineras que se encontraban cerca, ni siquiera supe quienes eran y no debería  importarme su opinión, pero, estaba tan metida en mis pensamientos, que solo me estaba juzgando. 

—¿El problema soy yo?—Pregunté fuerte. 

De ser así debía cambiar. 
Pero, una persona no cambia de un momento a otro. 
Y los sentimientos tampoco, de ser así habría sido tan fácil fingir que no dolió. 

Vi a Matías a lo lejos iba a ir hacia él pero noté cuando una chica se acercó a él. Ambos se saludaron con un beso en la mejilla y después platicaron hasta reír. 

—Entonces es ella—Hablé para mi—Y él ni siquiera me había dicho nada. 

Alguien llegó a mi lado. 

—Nara... 

La voz era de Evan. 

—¿Los estás mirando cierto?—Preguntó mientras mantenía una mano hacia atrás. 

—No es eso, hace un momento...—Me detuve un poco—No es nada—Dejé de hablar. 

—Es para ti—Me dio una flor de color rosa—Espero que te gusten las flores. 

—Gracias, es un detalle muy lindo. 

Mi vista se desvió hacia Matías y la chica. 
Ella estaba tomando su mano. 
Sentí algo extraño dentro de mi, algo que no había sentido. 

—Deberías ir a tus clases, hace más de diez minutos que iniciaron.—Habló Evan mientras cerraba su mochila. 

—Solo necesito ir al sanitario—Respondí. 

Él asintió y lo dejé ahí. 
Me di prisa y llegué al sanitario, comencé a lavarme las manos y el rostro. 

—¿Por qué ella? ¿Por qué no me lo dijo?—Cerré los ojos—Después de todo no me tiene la confianza. 

Estaba molesta, y decepcionada. 
Pensé que eramos como hermanos, ¿Los hermanos se cuentan ese tipo de cosas no? Por lo menos con mis hermanos es así. 
Y apesar de eso, no quiero perderlo. 

Quité el exceso de agua de mi rostro y salí del baño. 

Me quedé en la cafetería de la escuela, compré un té y lo tomé, no faltaba mucho para la siguiente clase. Decidí esperar, y entrar a la siguiente. 

Al pasar los minutos escuché, el sonido del timbre.
Fui a mi salón y tomé las clases.
Al termino de ellas, decidí salir a comer. Me encontraba sola en la cafetería, tenía los audífonos puestos, mientras escuchaba I hear a symphony de Cody Fry. 

Sentí a alguien sentarse a mi lado. 

—No te vi en la primer hora de clase ¿Pasó algo?—decidí mirarla. 

Quité los audífonos de ambos oídos. 

—¿Cómo?—Pregunté. 

—No te vi en la primer hora de clase ¿Pasó algo?. 

—No, me dolía un poco la cabeza. Solo vine a la cafetería por un té. Y logré que dejara de dolerme. 

Mía sonrió.
—Que bueno que no ha sido grave, pero debiste ir a la enfermería.—Ella sacó un dulce y me lo dió. 

—Te ves algo pálida, sonríe un poco—Comió un poco de su almuerzo. 

—Gracias—Sonreí. 

Al terminar de almorzar, salimos a caminar un poco. 

—¿Qué a pasado con Evan?—Preguntó Mía mientras mantenía la mirada hacia enfrente. 

—Supe que le habló a otra chica. 

Ella me miró rápidamente. 

—¿Cómo? pero, incluso fue a tu casa. 
—Eso no garantiza que sea una persona honesta—Saqué la flor que me había dado de mi bolso. 

—¿Y eso?—Mía la tomó. 

—Evan me la dio, pero no creo que haya querido dármela. Probablemente se la iba a dar a esa otra chica hasta que la vio con Matías—Ella me detuvo. 

—¿Matías está saliendo con la misma chica a la que Evan le habló?—Su rostro estaba reflejando sorpresa—Ahora entiendo que no quisieras entrar a clase. 

—Creo que no iré al viaje, es mejor que la pase con mi familia. 

—Pero Nara, no falta mucho para eso. Matías cuenta contigo, y yo también. 
—¿Matías? Matías ni siquiera me ha mencionado lo de su romance, da igual si voy puede llevarla en mi lugar. 


—Pero Nara, él... 

—Solo quiero estar sola. 

La dejé sin terminar de escuchar lo que diría. 
Seguí caminando, estaba molesta. 
Vi a aquella chica, ella estaba hablando con una de sus amigas. Hasta que me miró, decidí darme la vuelta pero ella dijo mi nombre. 

—Ainara. 

—Decidí hacer caso omiso y seguir caminando. 
—¡Oye!—Sentí como me tomó de uno de mis brazos. 

Me volví hacia a ella. 

—Te lo iba a decir por la buenas, pero siempre tienes que ir con esa cara de pocos amigos. Ignorando a todo el que pase, ¿Es por eso que no estás con nadie?. 

—Déjame en paz—Quité su mano de mi brazo. 

—Sé que eres amiga de Matías, pero, necesito que me hagas un favor. 

—Ya sé por dónde vas—Respondí casi de inmediato—Y no, cualquier cosa que sea me niego a hacerlo. 

Su mirada se tornó seria. 
—Está bien, ve no falta mucho para volver a clases. 

Decidí caminar y dejarlas atrás. 

Luego de varios metros más choqué con alguien. 

—¿Nara?, ¿dónde has estado? Te he estado buscando. 

—Estaba un poco enferma, y justo ahora volvía al salón. 

—¿Estás bien?—el tocó mi frente—Te ves muy pálida pero no tienes fiebre. 

—S‐sí todo bien, solo no dormí bien. 

—Quizá sea eso, pero vamos te acompaño al salón. 
Ambos caminamos, no hablábamos así que permanecía un poco se silencio entre nosotros. 

—Estoy conociendo a alguien—Lo dijo sin más. 

Me quedé callada unos segundos. 

—¿Cómo se llama?—Pregunté. 

—Natalia, es realmente interesante, bonita y lista. 

—Me alegra saber que puedas encontrar a alguien así, espero que ella sienta lo mismo por ti. 

—Pero, ¿Por qué no logro ver en tu rostro que sea así?. 

—No es eso, perdóname, a lo mejor si necesito descansar—sonreí. 

Llegamos a nuestra aula. 
No había nadie en el todavía. 

—Toma—Me volví hacia él. 

—¿Por qué esto?—Pregunté mirándo una cajita que contenía un dije. 

—Hace mucho que quería dártelo, solo no encontraba la oportunidad de hacerlo. 

—Podría pensar que realmente sientes algo por ella—Habló Evan mientras entraba completamente al aula—Por qué intentas tapar eso con alguien más. 

Vi a Matías molestarse. 
Dejé la caja en mi lugar. 
—Evan, creo que estás malinterpretetando todo, él lo hace porque es mi mejor amigo. 

—Y si fuera así ¿Qué? ¿a caso no puedo enamorarme de ella? ¿no puedo hacerlo?—Respondió de inmediato Matías..




 




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