Cuando vuelva a verte

CAPÍTULO 4


—¿AMISTAD O AMOR?—


Me quedé callada no sabía que decir, fue entonces que Evan decidió hablar. 

—¿Estás escuchando lo que acabas de decir?—Inquirió molesto. 

—Matías si esto es una clase de broma, puedes aclararlo de una vez. Si solo es para molestarlo no solo lo harás molestarse a él, a mi también. —Hablé para él. 

Él sonrió de inmediato. 

—Me conoces lo suficiente Nara, es verdad, perdón no debí decirlo así. Es obvio que lo hago porque conozco a Nara desde hace bastante tiempo, quería molestarte Evan—Él tomó el dije y me lo volvió a poner en la mano.—Guárdalo bien.  
Se fue hacia su lugar y tomó su celular. 
Evan estaba molesto, estaba tan confundida. Aquella actitud de Matías, jamás lo había hecho. 

—Evan... 

—No digas nada, yo tampoco creí que sería capaz de hablar sobre ti de esa manera.—Él salía del salón—Perdón. 

Estaba molesta con Evan, pero aún en el fondo, sentía algo por él. 

Al paso de los días, Evan no volvió a llamar. 
No supe de él, y nadie dijo nada sobre él. 

No me lo topaba en las clases, ni en receso. Era como si ya no quisiera saber de mi. 
Estábamos a un día de salir de vacaciones y tenía la esperanza de volver a verlo, por lo menos por unos segundos.
Pero él, no volvió a buscarme. 

Estando dentro del salón de clases, mantenía la mente ocupada, escuchaba música y tarareaba. 

Sentí a alguien tocarme suavemente el brazo. 

—Hola—Vi su boca pronunciarlo—¿Qué haces?—Quité los audífonos de mis oídos. 

—Estaba escuchando música, me alivia un poco el escuchar esto.—Él sonrió. 

—Nara recuerda que no falta mucho para ir al viaje, prepara todo.—Él me dio una paleta. 

—Gracias, haré de todo para que salga perfecto. 

Él asintió y volvió a su asiento. 
Vi entrar a Natalia, quien sonrió de oreja a oreja y fue al lugar de Matías, besó su mejilla y se quedó platicando con él. 

Giré los ojos y volví a colocarme los audífonos. 
Cerré los ojos y decidí alejarme por lo menos unos minutos de todo aquello que había estado pasando. 
Sobre todo en mi familia.
Mis primas había llegado ya; cada una de ellas instaladas en nuestras habitaciones y siendo casi unas desconocidas. Pero al final el ayudar debe ser algo bueno ¿no?. 

Sonó el timbre para el almuerzo y salí de inmediato. 
Fui a los sanitarios y entré a uno.
Oí una platica minutos después. 

—¿Es posible que Evan esté saliendo con alguien?—Preguntó una de ellas. 

—De verdad que no miento, él me lo confesó, recibí tremenda bateada porque está saliendo con alguien. 

Salí del sanitario y dejaron de hablar. 
Me lavé las manos y luego las sequé.
Salí de inmediato del baño y me coloqué los audífonos. 
Son de esas cosas que prefieres no preguntar porque tampoco quieres respuesta. 

Estaba tan molesta.
Hasta que llegué a la zona de jardineras, estába sentado escribiendo. 

Me quedé mirándolo durante bastante tiempo. 
Se veía tan concentrado, hasta que llegó una chica y el sonrió; ella le dio un beso en la mejilla, mientras le entregaba un jugo. 
Él lo recibió y le mostraba lo que había escrito. 

Decidí no mirar más porque después de todo sabía que dolía. 

Caminé hasta perderlos. 
Al pasar las horas, mi mente estaba vagando como casi siempre suele estar. 
No faltaba mucho para salir oficialmente se vacaciones, decidí ir por un chocolate a la cafetería. 
Caminaba hacia la cafetería cuando a lo lejos vi a Matías con Natalia. 
Parecían estar discutiendo. 
Me acerqué un poco pero no lo suficiente. 

—¿Estás hablando en serio?—Inquirió Natalia mientras negaba con la cabeza. 

—Es lo mejor, es más ni siquiera sabemos que va a pasar esto este mes y medio—Él se acercó a ella pero ella lo alejó. 

—Estoy segura de que es por alguna otra razón, y estoy segura de quien es la razón.—Ella caminó hasta dejarlo atrás. 

Decidí esperar a que se fuera, claramente ahí con él, justo en ese momento no era para nada una buena idea. 

Luego de varios minutos él  se fue y decidí caminar hasta la cafetería.
Pedí el chocolate y tomé asiento en una de las mesas. 
Lo terminé y pedí una botella de agua.
Caminé hacia las jardineras para volver a mi salón, tomaba de mi agua mientras llegaba. 
Fue cuando vi a Natalia llegar a mi molesta. 

—Estoy casi segura que la razón por la cual Matías me ha pedido tiempo es por ti—Ella se veía realmente molesta, decidí ignorarla y continuar caminando. 

Ella me tomó del brazo y me jaló hacia ella. 

—Te dije que no te metieras, y aún así lo hiciste. 

—Déjame en paz, no es mi culpa que él lo hiciera hace mucho tiempo que dejé de meterme en su vida. A pesar de saber lo que realmente eres. 

Ella tomó mi botella de agua y me lanzó el agua a la cara. 
Cerré los ojos de inmediato, para después quitar el exceso de agua de mi rostro. 

—¿Qué te pasa?—Pregunté fuerte— Estás completamente loca. 

—Espero que entiendas, que no te sigas metiendo en esto, quédate callada como lo acordamos, no me hagas repetirtelo como la última vez.—Ella me tomó del rostro lastimandome para luego soltarme de golpe. 

Me quedé callada, solo la miré molesta. 

—La última vez—dije con voz  suave. 

Llegó como un rayo, aquel recuerdo de unas semanas atrás. 

Me encontraba sola en el baño, terminaba de peinarme cuando alguien me tomó del cuello y me azotó contra la pared. 
Aquel golpe que recibí fue tan fuerte que de inmediato comencé a llorar. 

—Te dije claramente que no quería que te acercaras a él. 

—Estás enferma, ¿Cómo pudiste hacerme esto?—Comencé a llorar mientras ella me tomaba por el cuello. 

—Aquella vez que hablé contigo, dije que lo iba a hacer por la buenas pero Nara, nunca escuchas. Espero que ahora si lo hagas, no me quieres tener como enemiga. Aunque no creo que también como amiga. 
Ella me soltó, sus amigas solo miraron y salieron del sanitario. 
Me quedé sentada llorando mientras intentaba calmarme. 
Me dolía el cuerpo y mi cuello estaba marcado. 

Decidí callar y no meterme en la vida de ambos, me costaba aceptarlo pero tenía miedo, sabía que podría hacerme de nuevo lo mismo y que su padre era uno de los hombres más importantes de la ciudad, que todo lo que dijera no serviría de nada. 

Había estado esperando las vacaciones de verano desde aquel incidente. 
Y ahora estaba tan cerca de huir de este lugar. 

Sequé mi rostro y fui por mis cosas, las tomé y salí del salón. 
Salí del plantel y subí al auto de mi hermano. 
Llegamos a casa minutos después; todo el lugar se encontraba completamente en silencio. 

Subí a mi habitación y ahí estaba Caroline. 

—¿Por qué estás mojada del cabello?—Se acercó a mi y lo tocó. 

—Caroline por favor, solo quiero dormir. 

Ella me miró preocupada. 

—Sé que aún no me tienes la confianza y espero que un día porfin podamos ser amigas, me preocupas desde aquella vez. Sobre tu cuello... 

—Prometiste no decir nada—Hablé fuerte.
—Es difícil Nara, no puedo quedarme sin hacer nada, de que sirve si no puedo ayudarte. Si no me has dicho toda la verdad del porque tenías morado el cuello. 

—Ya te dije, fue una tontería—Me metí al baño—No es nada. 

Salí del sanitario, me puse la pijama y me acosté.
Mi celular sonó de repente.
Lo tomé y era un mensaje de un número desconocido. 

—Te lo dije, siempre gano. 

Había una foto, era una conversación. 

—Hola Nat, perdón por lo de hoy. Fue un error haberte pedido tiempo, por favor volvamos a lo nuestro, no debí decirlo. 

Aventé el celular a la cama. 

—¡Maldita sea Matías! Siempre tienes que tener novias extremadamente locas. 

—¿Estás bien?—Preguntó Caroline. 

—No, solo quiero dormir. 

Llegó otro mensaje y volví a mirar. 

—Espero que el recordatorio de hoy siga en tu mente, realmente quiero ser buena contigo. No me hagas perder la paciencia. 

Estaba harta, quería gritar, gritar tan fuerte. 
Pero al mismo tiempo, no sabía que hacer. 
Solo quería proteger a Matías pero al hacerlo solo me estaba provocando daño y dolía, pero, debía hacerlo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.