Cuando vuelva a verte

CAPÍTULO 5



 

Al pasar unos días me mantuve más tranquila, el no ir a la Preparatoria y no ver a Natalia me hacía sentir paz.

 

Era Viernes, hacía bastante calor; decidí usar una blusa de tirantes mientras empacaba todo lo que llevaría al viaje. Matías había estado mandando mensajes recordándome todo, y yo solo decía sí a lo que me decía.
 

Una hora después logré terminar de empacar; incluí el cargador de mi celular.


 

—Mañana es el gran día—Hablé para mí.

 

Vi entrar a Caroline, quien tomó un libro y se recostó sobre su cama.
 

—¿Uno nuevo?—Pregunté sonriendo.

 

—Sí, me encanta el cliché, el otro me lo terminé en una semana. A lo mejor este en menor tiempo, espero encontrar un amor así de cursi.
 

—A veces es tan difícil—Solté un suspiro.
 

—Lo dices como si ya hubieras tenido un...—Ella se sorprendió—¿Ya tienes novio?

 

Su rostro era de una chica emocionada por conocer la historia, aunque esa historia ni siquiera existía.
 

—Claro que no, solo conocí a alguien pero, incluso rompió mi corazón antes de que pudiera sentir algo mucho más por él. Ahora sale con una chica de mi escuela, la verdad es que no necesito de esas cosas.

Ella me miró con cariño.
 

—Él se lo pierde, eres lo que todos querrían tener en su vida Nara.

 

Sonreí apenada, me acerqué a ella y le di un abrazo.

 

—Que bueno que dejaste de caerme mal.
 

Ella se ofendió y comenzó a reír.
 

Horas después decidí salir a dar una vuelta.

Había un parque muy cerca de mi casa.

Llevé un poco de fruta en un bolso de manta, llevé un lapicero y también un cuaderno.

 

Al llegar me senté en el pasto, cerré los ojos un momento y solté todo aquello que estaba abrumando mi mente.
 

Comencé a escribir mientras introducía uvas a mi boca.
 

—Solo somos instantes, instantes que probablemente duelen, o que sanan. Y sí un día decides dolerme espero estar preparada; para aceptarlo incluso con todo el dolor que este pueda provocarme. Y si decides sanarme e irte espero que puedas despedirte de mi, no me dejes con la duda; de saber si me amaste de verdad.
 

Cerré el cuaderno y me acosté en el pasto, cerré los ojos y no supe más.

Al despertar vi que el sol comenzaba a preparase para darle paso a la noche.

Me paré de inmediato, y salí corriendo para llegar a mi casa.

Al entrar vi a mi familia en el comedor, todos miraron hacia la puerta.

 

—Pensamos que no llegarías, ya estamos cenando, perdón hija.—Habló mi madre mientras me señalaba con la mirada el lugar que me apartó.

 

Asentí y dejé mis cosas en la sala, tomé asiento a lado de ella y mi madre colocó un plato en mi lugar.
 

—Gracias mamá.

 

Todos cenamos y la noche se hizo presente de manera rápida.

Todos fuimos a descansar, el día de mañana debía irme de viaje.

No quedaba mucho tiempo para dormir así que aproveché para colocar lo que me llegara a faltar.

Escuché a Caroline gritar de emoción.

 

—¿Qué pasa?—Pregunté preocupada.
 

—Se acaban de dar un beso, UN BESO.—Tenía las manos en la boca mientras sonreía de oreja a oreja.— Es mi parte favorita definitivamente.

 

—Necesitas un novio.—Fue lo único que pude decir.

 

Ella volvió a su mundo y yo al mío.

Me lavé la cara, me cepille los dientes y me puse la pijama.

Me acosté y mandé un último mensaje.


 

—Mañana es el día, espero que las vacaciones puedan estar excelentes para ti. Me encantaría que pudieras ir, pero entiendo que no puedas. Te contaré todo, te quiero Mía.


 

—Disfrútalo mucho, disfrutalo por ambas.


 

Decidí dormir.


 

Un pequeño sonido, como una melodía.

Molestaba y molestaba cada minuto.


 

—Nara, tu alarma. ¡Apagala!—Gritó.


 

—Necesito cinco minutos más porfavor.—Respondí.


 

Entre sueños me desperté de manera inmediata, apagué la alarma y me puse de pie.

Me metí a la ducha y después me arreglé.

Matías pasaría por mi en menos de 20 minutos.


 

Tenía sueño, definitivamente el despertar temprano no era para nada algo que me gustara.


 

Al paso de los minutos, bajé a esperar a Matías.


 

Mi madre salió de la cocina y me dio algo de comida.


 

—Toma, es para que comas algo en el camino. Va uno de tus dulces favoritos.


 

Mi corazón se hizo chiquito, le di un abrazo a mi mamá. Ella me dio un beso en la frente.


 

—Te contaré todo cuando regrese. No tendré señal pero avisaré cuando ya esté cerca.


 

Mi madre sonrió y salí de mi casa.

Esperé afuera unos minutos y vi llegar el auto de los padres de Matías.
 

Este era una auto grande, por lo menos seis personas cabrían ahí. Aunque nos sobraría uno, si contamos a los padres de Matías y a su no muy pequeña hermana Megan, por último yo.
 

Él padre de Matías abrió la cajuela del auto y metió mis cosas, así mismo vi a Megan en una de las ventanas del auto.
 

Matías estaba sentado a lado de ella.

Abrí la puerta y los vi.

Detrás de los primeros dos asientos del conductor y copiloto, estaban otros dos asientos, luego de estos estaban dos más, los últimos hasta atrás.
 

En cuanto entré por completo me di cuenta de que alguien estaba sentado atrás, justo a lado de donde me sentaría.

 

Estab cubierto por una pequeña cobija, parecía estar durmiendo, miré extraña a Matías, quién solo giró los ojos.
 

—Es Evan—Habló sin sonido.
 

Me quedé muda, me senté rápido.

Todos colocaron sus cinturones y el padre de Matías condujo.
 

Estaba justo a su lado, no sabía siquiera que pensar.
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.