Recibir el apoyo

Erase una vez una familia acomodada que platicaba sus vivencias habituales durante el transcurso de la cena, la madre hablaba de como había solucionado la falta de la modelo principal en su desfile, el padre hablaba de la producción de su empresa y de posibles recortes, el hijo se quejaba de los múltiples deberes que le encargaban en los estudios.

Todos departian acerca de temas sin importancia pero había alguien en aquella mesa que se mantenia absorta en sus pensamientos.

Era una ciudad simple dónde se esperaba que todos sugieran el mismo hilo de la vida, continuar tradiciones; seguir los pasos de sus padres, sus carreras futuras estaba decididas para que pudiesen llevar la empresa cuando llegare el momento.

Sin embargo en aquella estancia había alguien cuya inspiración no eran los negocios y que divisaba el camino que quería para su vida.

- quiero ingresar a una academia de baile - dijo la chica haciendo que un silencio estrepitoso se estableciera en la sala todas las miradas se posaron sobre ellas.

Sus padres la contemplaron como si hubiera dicho la cosa más extraña del mundo, se miraron entre ellos y luego su padre sentencio.

- es algo que no te dará para vivir, esta la empresa es ahí donde hay que enfocarse.

Todo quedó ahí esa noche aunque en noches posteriores volvió el tema nuevamente y después de mucho insistir la chica logro que la mandaran a la preciada academia.

Después de muchos ensayos por fin llegó su primera presentación todo estaba lleno y sus padres aun se encontraban reticentes a su amor por el baile.

La música resonó y la rutina comenzó todo iba bien hasta que su pies se enredaron por los nervios y callo arruinando de esa manera todo el numero.

- nada podría salir bien de este asunto - fueron las palabras que escucho- el baile es para profesionales, espero con esto que paso recapacites.

Los ojos de aquella chica se llenaron de lágrimas y su sueños y aspiraciones fueron guardados en el baúl del olvido, su carrera fue administración y la empresa lideró con carácter y valentía.

Sus padres orgullosos la mostraban en las múltiples reuniones familiares hasta que una de las mujeres de aquella mesa expuso la situación de su hijo: quería ser pintor cuando la empresa de zapatos de su familia nesesitaba líderes nuevos.

Los padres de la chica aconsejaron en base a su caso y la tranquilizaron diciendo que seria lo mejor y que a la larga el lo agradecería.

Los abuelos miraban a sus hijos y sus respectivos compañeros y se dieron cuenta de que estaban en un error que marcaría de muchas maneras a sus hijos.

- no creo que la manera correcta de instruir a un hijo sea imponiendo algo -dijo el abuelo haciendo que todos prestaran atención - los hijos son mentes diferentes con horizontes descubiertos saben lo que quieren por que al ser jóvenes se apasionan por diversas cosas.

- es esto cierto -se dijo en la mesa- pero mira cómo después se vuelven exitosos y se olvidan de esas boberias que solo son por un momento.

-concuerdo contigo -acotó el anciano - se olvidan de ellos por que no tienen el apoyo de quienes son importantes para sì; por que en múltiples ocasiones como padres pensamos en las ganancia pero no en la felicidad, queremos hijos exitosos y bien posicionados y eso no trae consigo la felicidad.

-los vemos felices con sus vidas actuales- dijeron unos padres buscando la manera de justificarse.

- no viven felices viven resignados y eso los hace los más miserables sobre la tierra. Ayudemos, apoyemos con buenas palabras con todo aquello que siendo bueno contribuya a la felicidad del ser humano, tomemos de la manos esos sueños que con valentía son expresados en busca de aceptación, sueños que rompen el marco de lo normal, sueños que despiertan la pasión.

Y tu querido lector ¿le estas dando buenas palabras y proveyendo apoyo al projimo que desea tu opinión y que cuenta contigo?  ¿o estas predicando la ganancia por sobre la felicidad?