Pasitos a pasitos
Había una vez... una mujer que corría por el bosque. Ella llevaba los pies descalzos, su rostro estaba marcado por la tristeza, y su vientre estaba desgarrado; por lo tanto, su alma estaba del mismo modo.
Cada vez que corría esta mujer, hacía un esfuerzo sobrehumano porque el dolor en su bajo vientre la llevaba a constantes mareos. Sus pies descalzos estaban mal heridos, demasiado lastimados como para seguir en la carrera.
Pero debía hacerlo; correr era todo lo que había hecho en su vida. No sabía del cariño ni del alcohol en un algodón para que las heridas no se infectaran.
Le dolía tanto correr y mirar su vientre, todavía con manchas de sangre que nunca se borraban.
Es que yo pienso en ella, y lágrimas se acumulan en mis ojos. Pienso en el sacrificio de esta mujer, y me dan ganas de darle el mundo.
Es que a veces las madres corremos para beneficio de nuestros hijos.
Pero otras no saben ni el significado de esto.
Te contaré que esta mujer tenía el vientre desgarrado, pero nunca tuvo un hijo. Sin embargo, el sueño de ser madre desgarraba su interior cada vez que corría con mayor fuerza.
Pero algunas mujeres nunca comprenderán lo que digo porque muchas pueden tener hijos, pero no todas llegan a ser madres.
Esta mujer, de pies lastimados y vientre desgarrado, no podía tener hijos; aun así, ella era madre: madre con todas las letras, con todas sus lágrimas y su deseo.
Y yo lo deseo junto con ella, y le prometo por la tinta que corre por mis venas que solo poemas le dedicaré a ella.
Porque cariño mío, su deseo también se vuelve mío, y quisiera tanto decírtelo en voz alta; pero entiendo que el tiempo tiene su espera, tiene su momento, y cada uno la mejor guía para esa espera.
Esta mujer era fuerte, y sus lágrimas nunca le quitaron dicha fortaleza. Esta mujer es la infértil, pero fértil de amor de todas maneras.
Cariñito, lo que siento es tan bonito que no entiendo cómo también pies pequeños, descalzos y lastimados dan pasitos a pasitos sin el cariño de una madre fértil de amor y paciencia.
Es que esta mujer sí que era fuerte, y yo quisiera ser como ella.
No recuerdo mis primeros pasos, pero estoy segura de que mi madre estuvo allí; mi padre también. Nunca lo dejaría atrás. Los dos son pilares importantes, y si uno cae, caemos todos juntos. Quizás, cariño, esa es la razón por la que estoy cayendo en este hueco oscuro.
Pero no culpo; solo pienso. Y quizás eso me hace diferente al resto.
Pasitos: ese hecho me cambiará la vida. Prometo que cuando esté allí dando esos pasitos a tu lado, cada vez que crezcas de estatura daré contigo los pasos un poco más fuertes para que nunca caigas.
¿Cuántas podremos prometer lo mismo?
Creo que no todas podremos comprender el hecho de ser madre y nunca caer.
Pero es triste ver cómo una mujer destruye desde niña a otra mujer.
Esta mujer de infértil vientre sería el mejor ejemplo para cada mujer.
Pasitos a pasitos... es la mayor prueba para poderlo comprender.