El Inició
~Isa~
Viví engañada toda mi vida pensando que si alguna vez presenciaba un suceso traumático no sería de aquellos que se quedan paralizados sin hacer nada. Pero estaba equivocada, es sorprendente lo que tú cuerpo hace cuando está en una posición nada favorable, y te lo digo por experiencia propia, mi mente está que mata a un perro y una perra (te aclaro, mi supuesto novio y supuesta única amiga) que fornican descaradamente en mi depa, y yo estoy viendo todo en vivo y en directo, sin poder mover ni un músculo para asesinarlos o salir huyendo.
Aunque justo en el momento que logró tomar el control, ellos se percatan de mi presencia, y puedo ver con satisfacción como sus rostros pasan de la sorpresa, a la incomodidad, y luego a la vergüenza, todo en fracciones de segundos.
—Isa, no es lo que piensas— trata de explicar el perro.— fue un error de un momento.
—Fue solo una equivocación— le sigue la perra.
—Creo que ustedes piensan que soy ciega, solo por usar lentes— cosa que desearía haber sido en estos momentos.— y antes de que continúen con sus excusas, platiquen entre ambos para que decidan bien que historia me darán, pero tómense su tiempo.
Dicho esto salgo como alma que lleva el diablo, dejando a los perros con la boca abierta de sorpresa. Momentos como estos me hacen más consciente que las personas rara vez se comprometen con el amor.
Llevaba 3 meses saliendo con Marck, todo había sido sencillo, nos conocimos en la biblioteca, y comenzamos a salir a los días, era atento, además que es relativamente guapo, cabello negro corto, ojos verdes y piel bronceada, alto y de buena complexión, es atractivo pero no de infarto. Y Meredit era mi supuesta amiga desde hace un año, nos conocimos en la cafetería donde suelo ir a trabajar algunos días, (pues el wifi es realmente bueno). Me fascinaba la idea de tener con quién hablar, ya que siempre he sido una chica solitaria, bueno, mis historias y yo.
Mi nombre es Isa, o Isabella Spencer como mi madre me llama cuando está molesta «Cosa que ocurre cuando hablamos de mi vida social o romántica»… Tengo 23 años, soy escritora de novelas juveniles, y mi vida gira entorno a ello, soy una romántica empedernida, como mi padre dice, pero lamentablemente mi vida es un menos cero en dicha área, ( no es porque me cierre al amor) solo que al amor, yo no le caigo bien , o término engañada o simplemente la persona nunca es lo que aparenta ser, concluyendo como hace unos minutos, y conmigo pensando que soy una completa tonta al seguir creyendo que allí afuera hay una persona que estará esperando por mi.
Es difícil porque el mismo cupido se ha perdido de mi vida.
Sigo con mis pensamientos no muy favorables de dicho símbolo del amor mientras camino sin rumbo fijo, es estresante como tú vida no tiene ni un poco de romance, y tú corazón siempre anhelante lo espera en cada oportunidad… no se en que momento acabe en el Parque de El Retiro, este jardín siempre ha sido parte de mis historias románticas, mientras sigo caminando por los senderos empedrados, puedo notar como el aire huele a rosas en plena floración, observó como el sol de la tarde se filtra entre los árboles, proyectando sombras suaves sobre el césped perfectamente cuidado. A lo lejos, entre los parterres de flores y los arcos de rosales, aparece la Fuente de Cupido, rodeada de un ambiente de ensueño.
Me acerco lentamente, disfrutando del murmullo del agua que fluye con delicadeza. La fuente se alza en el centro de un pequeño espacio ajardinado, como si fuera el guardián silencioso de los amores que nacen en este rincón escondido de Madrid. Sobre una base de granito y mármol, un Cupido de piedra descansa sobre una roca. Su postura es relajada, con los brazos extendidos apoyándose suavemente en la roca, mientras su carcaj reposa en su espalda, lleno de flechas de amor.
El agua brota de mascarones esculpidos en el pilar central, resbalando en un susurro constante que parece contar historias de encuentros secretos y promesas eternas. Pequeños charcos reflejan el cielo azul y el verdor de los árboles que rodean la fuente, como si atraparan fragmentos de la tarde en su superficie.
Cierro los ojos un instante y escuchó. Se mezclan el sonido del agua, el canto lejano de los pájaros y las risas suaves de parejas que pasean por los senderos floridos. Este lugar es más que una fuente; es un refugio de calma y romance, un rincón donde el tiempo parece detenerse y donde Cupido, aunque de piedra, sigue siendo el testigo eterno del amor.
Es irónica está situación, estoy en el lugar más romántico que puedo imaginar, después de ser engañada por dos perros sin sentimientos, pensando que el amor sigue siendo hermoso. Viví mi infancia rodeada del significado de la palabra, pues mis padres se conocieron en esta fuente, por cosa del destino como siempre cuentan, fue amor a primera vista, lleno de momentos románticos, son dos personas que se aman en sobremanera, dedicadas a demostrarse sus sentimientos. Recuerdo que cada vez que venía con ellos de pequeña me contaban la historia de un hombre que llegó a esta fuente, mi padre siempre comenzaba la historia diciendo.
— En tiempos antiguos, un joven enamorado llegó al Parque de El Retiro con el corazón lleno de sentimientos por su amada, pero sin saber cómo expresarse. Al ver la Fuente de Cupido, que representaba al Dios del Amor, se acercó a ella, pidiendo ayuda a la figura para que su amor fuera correspondido— mientras pasaba sus manos alrededor de la fuente para darle más dramatismo y luego seguía contando.