El Segundo Encuentro
~Jay~
El jueves a las 10 de la mañana, me encontraba en un lugar que jamás habría imaginado: una firma de libros. No es que tuviera algo en contra de la literatura, simplemente no era mi pasatiempo favorito. Pero Marta, con sus ojos brillantes y una emoción imposible de ignorar, había insistido en que la acompañara. ¿Cómo negarme? Ella era la única capaz de sacarme de reuniones importantes para estar en un evento como este.
El salón estaba lleno, la fila parecía interminable, y los murmullos emocionados de los fans se mezclaban con el sonido de páginas pasando y flashes de cámaras. Mi paciencia pendía de un hilo, pero ahí estaba yo, revisando correos en el móvil mientras Marta avanzaba emocionada hacia la mesa de la autora.
Fue entonces cuando ocurrió.
Un tropiezo.
Unos pasos torpes y el sonido de un libro cayendo al suelo.
Instintivamente, extendí los brazos para evitar que una chica chocara de lleno contra el piso… y ella terminó justo ahí, en mis brazos.
Mientras la sostenía pude apreciar que detrás de esos anteojos se encontraban un par de ojos marrones, intensos, con un brillo que reconocí al instante. Era ella. La chica del accidente del martes, mi ratoncita.
~Isa~
Genial, Isa. Realmente espectacular. ¿Quién tropieza en su propia firma de libros? Pues yo.
Había intentado salir rápidamente de la mesa para alcanzar un marcador que se me había caído, pero mis pies decidieron que hoy era el día perfecto para perder la coordinación. Cerré los ojos, esperando el impacto contra el suelo, pero en lugar de eso, sentí un par de brazos firmes rodeándome.
Cuando abrí los ojos, me encontré con una mirada que me dejó sin aliento. No. Puede. Ser. El chico de la moto.
Él arqueó una ceja, con una ligera sonrisa que parecía más un gesto de satisfacción que de burla.
—Parece que tengo una habilidad para atraparte en los peores momentos —murmuró con voz baja, solo para que yo lo escuchara. Me incorporé rápidamente, sintiendo cómo el calor subía a mis mejillas.
—¿Siempre te apareces cuando estoy a punto de morir o es solo tu pasatiempo favorito?— Él soltó una risa suave, de esas que parecen imposibles en alguien que claramente está acostumbrado a controlar todo.
—Tal vez seas tú quien me persigue.— Rodé los ojos, pero no pude evitar sonreír.
—Claro. Yo te sigo… por pura diversión.— Su sonrisa creció un poco más. Y por alguna razón, ese simple gesto me revolvió algo en el estómago.
—¿Se conocen?— pregunta la chica que lo acompaña
—Digamos que el destino es un poco insistente —respondió él, sin apartar la mirada de la mía.
Después de ese encuentro tan… accidentado (otra vez), intenté recomponerme y concentrarme en la firma de libros. Pero no podía ignorar la sensación de su mirada fija en mí, con esos ojos dorados, analizando cada uno de mis gestos. Firmé varios ejemplares, sonreí para las fotos, pero mi mente seguía volviendo a ese instante en el que estuve en sus brazos.
Cuando la fila terminó, me di cuenta de que él seguía allí, conversando con la chica que lo acompañaba—debía de ser su novia, pensé con un ligero fastidio irracional—pero al parecer, era su hermana. Marta.
Marta se acercó emocionada, sujetando su libro con fuerza.
—¡Me encantó conocerte, Isa! Eres aún más genial en persona. ¿Podrías firmar otra dedicatoria? Esta vez para mi hermano, Jared.
Me congelé un segundo. ¿Jared?. Él se acercó con una sonrisa ladeada, ese tipo de sonrisa que parece tener un significado oculto.
—Jay está bien —corrigió, dejando claro que no le gustaba que usaran su nombre completo. Tomé el libro, tratando de disimular mi nerviosismo con un comentario sarcástico.
—¿Jay, el chico de la moto, el atrapador de personas torpes, o Jay el hermano sobreprotector? ¿Con cuál te sientes más identificado?— Él se inclinó un poco, lo suficiente para que su voz sonara solo para mí.
—Con el que se te queda en la cabeza, al parecer.—Sentí un ligero escalofrío recorriéndome la espalda, pero mantuve la compostura.
Firmé el libro con una dedicatoria improvisada: “Para Jay, que sabe aparecer en los momentos menos esperados. No cambies esa extraña habilidad.” Le devolví el libro con una sonrisa desafiante
.—Ahí tienes tu dedicatoria personalizada.
Sus dedos rozaron los míos al tomar el libro, un simple contacto que no debería haber significado nada… pero lo hizo.
~Jay~
Cuando salimos de la firma de libros, Marta ya estaba dándole vuelta a su cabeza las mil y un maneras de molestarme con Isa, era algo que se venía venir, y realmente no se dió a esperar mucho tiempo.
—¿Así que ahora rescatas chicas de accidentes y firmas de libros? ¿Es un nuevo pasatiempo?— rodé los ojos, mientras sonrío, si supieras que el accidente lo tuve yo, sería otro cuento.
— No te hagas historias románticas en tu cabeza, solo fueron encuentro de pura casualidad— le respondo zanjando el tema, mientras la llevo a casa.