Llego al hostal que debería traducir en tanto “hogar” acompañada de dos porciones de pizza y un refresco que se traducen en mi cena de esta noche. Me dejo caer en la cama que funcionará también como cocina y estoy exhausta, pero sorprendentemente aliviada. No fue un desastre total a final de cuentas este día que parecía venir con toda la racha de un cimbronazo en mi existencia. Al contrario, fue un éxito. Quizás incluso mejor de lo que podría haber imaginado en el momento en que le canté las cuarenta a Señora Piernas Largas. Y mientras cierro los ojos disfrutando de mi porción de comida, agradecida de estar en la seguridad de mi pequeño cuarto, mi teléfono vibra con una notificación de Instagram.
Cuando como, no tiendo a mirar el móvil porque siempre fueron así las reglas familiares, sin embargo, ahora debo confrontarme al desafío de vivir sola en este lugar así que pongo lo mejor de mí para acompañarme así que el móvil en la cena puede que sí sea una alternativa más o menos viable.
Es un mensaje privado y me sorprende: “¿estás bien?”
Lo abro, y ahí está: una cuenta con más de un millón y medio de seguidores.
—Qué rayos—murmuro sacando la primera conclusión de que ha de ser algún hacker que me pedirá mi cuenta bancaria para transferirme un dineral.
Pero nada de estafas. Esto es real. Es… ¿Jaxton Harris? Mi corazón se acelera casi de manera desbocada al notar lo que está sucediendo. Jaxton me ha escrito. Jaxton Harris, el hombre al que golpeé en el abdomen y con quien he intercambiado sonrisas, además de ser al que estuve espiando mientras hablaba en privado con Nerea en su camerino, ¡me ha escrito!
—¿Estás bien? —leo de nuevo esta vez en voz alta, como si las palabras fueran a cambiar mágicamente. Jaxton Harris. Me pregunto qué clase de mundo alterno he cruzado para llegar a este momento. Hasta que recuerdo que mantiene un amorío con Chloe Boomer y mi admiración por él desciende unos cuántos escalones.
Tomo aire y empiezo a escribir la respuesta. Pero no. Decido un audio:
—Sí, todo bien. ¿Por qué? ¿Estabas preocupado?
No pasan ni cinco segundos hasta que bien responde. ¡También en audio!
—Un poco. No te vi después del prime time, pensé que habías desaparecido para encontrar una próxima víctima: eres buena para defenderte, eh.
—No quiero quedar como una chica problemática. Tu lo has dicho: sé cómo defenderme.
—Chloe a veces se perjudica en su intento de defenderse, verás, no es mala, solo que estamos dando un show más allá de presentar las noticias y la TV alimenta ciertos hechos con los que a veces no coincido. Por eso quiero saber si estás bien.
Yo sonrío como una adolescente que acaba de recibir un mensaje de su amor platónico. ¿Qué está pasando aquí? ¿Se preocupa de manera genuina por mí antes que por su patética y sensual noviecita?
—Sí, descuida, he pasado por situaciones peores.
—Por todos los cielos, Love, tú dime si en esto de que seremos compañeros de trabajo hay algún hecho con el que pueda ser de ayuda para ti.
—Tengo carácter.
—No lo pongo en duda. Y soy el conductor, debo cuidar de ti.
Me quedo mirando la pantalla, pensando en qué responder. No quiero sonar demasiado emocionada, pero tampoco quiero parecer desinteresada. Es Jaxton Harris, por el amor de Dios. El hombre que podría tener a cualquier mujer del planeta y, por alguna razón, me está escribiendo a mí.
Y entonces, justo antes de responder, otra notificación aparece: "Jaxton Harris ha empezado a seguirte”.
P-pero… qué… ¡QUÉ RAYOS!
Esto definitivamente no es Ohio.
Los llamados de mi madre empiezan a azotar mi móvil casi de inmediato y creo que estoy a punto de poner a detonar una bomba en cuanto le cuente esto.
—Gracias en verdad, Jax—le digo con cierta penita por usar su diminutivo. ¿Tengo derecho a hacerlo?
—Descansa, Love. Te veo mañana.
Y suspiro.
Okay, me declaro víctima de sus fans que caen rendidas con su voz o su mirada, pero qué predecible terminé siendo... Ay, Love, no te equivoques, ya es un hombre bastante ocupado y con el ser más indeseable para tu en toda Nueva York, ¡no querrás salir lastimada!