—¿En verdad lo piensas así? ¿Te parece que me están haciendo una broma? Porque juro que esto parece una broma—le digo a mi reflejo en el espejo del baño del estudio tras haber llegado al canal en mi segundo día de trabajo. Pero mi reflejo no responde, porque ya sabe que tengo razón.
Al parecer mi columna de ayer les pareció algo así como “polémica” o “divertida” y ahora me proponen... ¡entrevistar a vedettes supermodelos!
La conversación fue más o menos así:
—¡Hola, Love! Ven un momento a la oficina—me dijo Ulises donde me esperaba con Lyle—. Hemos estado considerando acerca de tu voluntad de vincular el espectáculo al teatro, ¡a la cultura! Y es por eso que queremos proponerte que la columna de hoy la reemplacemos por una salida al exterior.
—¿Que yo haga una nota como movilera?
—¡Exacto!
—Pero ya había preparado mi columna con una crítica acerca de las pinturas barrocas que se exhiben en el…
—¡Qué bueno es que tengas una perspectiva crítica! ¡Me encanta! Ahora vamos a volcar toda la crítica en una picante nota de un éxito en el teatro. “Más vino, más bellas”. ¡Tiene grandes figuras de las redes sociales!
¡Qué alegría! ¡Qué emoción! ¡Qué manera tan creativa de sacarme de mi zona de confort para lanzarme directamente a una piscina llena de celulitis y autoestima bajo la espalda de Chloe Piernas Largas!
Salgo del baño respirando hondo, aun considerando si estoy a tiempo de rechazar hacer ese móvil e intentando encontrar mi dignidad.
Cuando regreso al estudio me mueven a camerinos para prepararme antes de salir al movil y aquí veo a Nerea en maquillaje, sentada como si fuera una reina esperando a que sus súbditos la coronen con un poco de brillo de labios rojos, el cabello firme a corte carré y la mirada rasgada clavada en su celular. La maquilladora la trata como si estuviera pintando la Capilla Sixtina. ¿Cómo puede alguien estar tan tranquila antes de salir al aire?
Me siento en la silla de al lado y suspiro. Espejito, espejito, ¿quién es la más fuera de lugar del canal?
Tú, perra.
¡¿Qué?!
—Love, ¿estás lista para tu primer móvil en el exterior?—pregunta Nerea, con una sonrisa tan perfecta que me duele un poco mirarla. Ella me mira a través del espejo de refilón cada tanto.
—Lista es una palabra muy fuerte—le respondo, medio en broma, medio en serio.
Nerea se ríe, como si le hubiera dicho el mejor chiste del día.
—Debo confesar que me gusta tu estilo, chica—dice, mientras me lanza una mirada a través del espejo—. Eres digna. En este ambiente necesitas mucho carácter para sobrevivir y tú, definitivamente lo tienes.
Justamente la dignidad que me quedaba es lo que estoy a punto de sacrificar.
—Oh, vaya, lo valoro viniendo de una persona con tu experiencia, Nerea—le digo.
—Sí, ya sabes, agallas. Aguantas los golpes y sigues adelante. Eso es lo que hace que una sobreviva aquí. —Mientras habla, inclina la cabeza hacia el maquillaje que están aplicando en su rostro como si fuera una obra maestra.
Acto seguido otra de las chicas de maquillaje se vuelve a mí y esta vez conversamos con Nerea a través de nuestros reflejos de reojo.
—¿Eso incluye lidiar con vedettes supermodelos mientras intentas no parecer una patata gigante al lado de ellas?—pregunto, en tono de broma pero con un toque de desesperación genuina—. Porque es justamente lo que me están pidiendo que haga en este primer móvil que me llena de…entusiasmo.
—Exactamente—dice Nerea, con total seriedad—. Y déjame decirte algo, Love: eres perfecta para esto. Tienes presencia, sabes quién eres, sabes lo que vales, tienes vocabulario y conocimiento técnico. Competitivamente sacas ventaja y por suerte nuestra época necesita de personas como tu. Si sigues siendo tú misma, vas a aplastarlas. No literalmente, claro—añade con una risa maliciosa.
Es exactamente una mezcla entre sarcasmo, persona mayor que yo con experiencia y palabra autorizada y malicia disfrazada de consejería. ¿Todas las figuras del mundo del espectáculo son así de enigmáticas?
—Gracias, Nerea. Tomaré nota—le digo, tratando de parecer más segura de lo que en realidad me siento mientras su maquilladora termina y se marcha, procediendo a atender su vestuario para salir al aire.
Unos minutos después, la maquilladora me da los últimos toques. No me siento particularmente lista, pero al menos ya no parezco un zombie que acaba de salir de una fiesta de tres días, ha conseguido definitivamente que desaparezcan las medialunas bajo mis párpados. Creo que hoy me dieron más atención que ayer.
Salimos del estudio y nos dirigimos en una camioneta con un camarógrafo y otro chico de técnica a la locación donde se está llevando a cabo el evento de las vedettes. ¡Por supuesto que no me avisan que la locación está a unos veinte minutos caminando bajo el sol! Mi camisa está comenzando a pegarse a mi espalda y el maquillaje se siente como si se estuviera derritiendo en cámara lenta.
—¿Vamos, Love?—me pregunta el cameraman mientras me quedo clavada al suelo con el micrófono en mano, observando la cartelera del teatro con gigantografías de mujeres extremadamente bellas.
Inspiro profundamente y asiento con firmeza, recordando las palabras de Nerea y las de Jaxton también.
Este es un mundo que yo elegí.
Que siempre supe que me gustaba.
Y si quiero que algo cambie, solo puedo hacerlo desde adentro.
—Vamos—convengo con firmeza y avanzamos a paso acelerado y firme por partes iguales. Aquí vamos, Love. Tú puedes, tú puedes… ¿Puedo, verdad?