[d]anger

Blanco

Annalise

Levantarme, salir de la cama y comenzar con la rutina del diario, tenía que despertar a Katherine, pero no encontraba la puerta de la habitación, traté de encender la luz pero tampoco encontraba el apagador, fui por mi celular a la mesa de noche que había en la habitación, encendí la linterna y pude ver que no era que no encontrara la puerta ¡es que no había puerta alguna! De la nada el teléfono se apagó dejándome de nuevo en la completa oscuridad, caminé a la cama tratando de aclarar la mente, pero no conté con que tampoco la encontraría. Me encontraba en una habitación - ahora- vacía, solo yo contra la oscuridad; transcurrieron lo que sentí como horas hasta que vi la silueta de alguien más, traté de tomar su hombro, tal vez él o ella sabría que es lo que está pasando, pero antes de hacerlo volteó a verme, era un hombre alto y fornido, de facciones duras, pero eso no fue lo que hizo que me alejara lentamente de él sin dejar de mirarlo ; sus ojos estaban completamente blancos, ni una mota de color, su piel era escamosa como la de un pez y parecía que una luz le alumbraba directamente, o tal vez la luz la irradiaba él, ya que solamente podía ver a la persona, todo lo demás era oscuridad completamente. Su rostro y cuerpo se comenzó a deformar para crear otro; ahora estaba viendo a la cara de un niño de no más de 10 años, era tan blanco como el papel, podría decirse que era albino, pero sus ojos seguían siendo blancos; cambio nuevamente, está vez tenía el cabello largo y de un color escarlata, su nariz era chata , pero sus ojos seguían blancos, lo único que cambio es que al sonreír sus dientes no eran normales, estaban en punta; el rostro volvió a cambiar, siendo el de un chico de cabello medianamente largo, su tez era aceitunada, tenía unos ojos grandes y labios gruesos, pero, a diferencia de las personas anteriores, sus ojos eran normales y me miraba con miedo "AyúdameAnnalisse, ayúdame" sentí una opresión en el pecho, no conocía de nada a ese chico, pero temía por él, temía que algo malo pudiera sucederle, las lágrimas se acumularon en mis ojos a punto de desbordarse "Por favor, ayúdame", entonces su piel comenzó a volverse escamosa dejando de unos tonos más claros esa zona, ojos comenzaron a cambiar de un café claro a un blanco total, sus dientes cambiaron de forma "Ya es muy tarde, Ann" Habló con la voz quebrada y un temblor por todo el cuerpo "Lo lamento" Y se abalanzó sobre mí.

Desperté con la frente perlada por el sudor, no podía recordar el por qué de mi despertar tan abrupto, pero sabía que no era un sueño cualquiera, tenía que ser importante como para que mi pulso este acelerado, estuviera sudando y además haya lágrimas haciendo surcos por mis mejillas. 

Tomé el teléfono de la mesa de noche, marcaba las 2.00 AM, no tenía mucho que había ido a dormir, me recosté nuevamente tratando de atrapar un poco de sueño que había en el ambiente, pero nada, mi mente estaba trabajando muy rápido tratando de recordar el sueño y al mismo tiempo una respuesta lógica a la angustia que hacia un nudo en mi estomago y no me dejaba estar tranquila.

Decidí que tal vez darme una ducha podría relajarme, me levanté, tomé una toalla e hice el camino al baño que compartía con Katherine.

Cameron

Todo parecía estar en orden, el paquete había sido entregado a la hora acordada y el cliente parecía satisfecho, solo espero que el pago este completo o si no voy a estar metido en problemas hasta el cuello, no es que no los haya estado antes, pero esta vez es diferente, nunca había tenido que llevar una cantidad tan grande de droga con los Alonso, pero sé que si hago esto podré terminar de pagar mi colegiatura en Arquitectura y al fin separarme del sucio negocio en el que me ha metido mi padre adoptivo, nada más y nada menos que el gran abogado David Rocha, del que nadie nunca imaginaria que está metido en los bajos mundos de la droga, pero lo que sí esperarían es que su hijo, aquel que siempre está metido en peleas y cursos basados en ello, estuviera dentro.

-Cameron, vamos, Rocha nos espera. -Habló la chica que me había acompañado está vez a dejar el paquete. Subí al auto sin mediar palabra, solo quería llegar al despacho, contar el dinero, sacar mi parte y poder largarme a mi departamento, no me gusta este mundo, pero eso no significa que no disfrute de los placeres de tener todo el dinero a mi alcance cuando quiera y cuanto quiera.

En el camino de regreso recibí un mensaje de David, no podíamos llegar al despacho, tenía un cliente muy importante, quería que llevara el dinero a mi departamento y mañana haríamos cuentas.

-A mi departamento.

Asintió en silencio y seguimos recorriendo lo que en algún momento fueron las calles de una gran urbanización, comencé a imaginar como debían de ser las personas de hace muchos años atrás, yendo de un lugar a otro a toda prisa por una junta, con un celular recién sacado al mercado mientras llevan un portafolio en la mano, o tal vez una pareja empujando una carriola donde duerme plácidamente una niña pelinegra y ¿por qué no? Una chica paseando a su perro o gato mientras escucha música con esos botones con cables en los oídos. Hubiera deseado vivir antes de las guerras, todo podría ser diferente, tal vez tendría un verdadero amigo, iría a la escuela sin miedo a que se dieran cuenta de que soy hijo de un narcotraficante, tomaría el desayuno con toda mi familia completa y posiblemente hasta tendría un novia.




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