-No sé que haya sido eso, pero lo mejor sería que fuéramos al médico, tal vez es un gas venenoso que nos está matando de a poco y nosotros vagamos por la ciudad como si nada -Hablo rápidamente y con mucho nerviosismo en mi voz, no me siento bien, aún se me dificulta un poco respirar a pesar de estar en una banqueta sentada.
Justo después de haber caminado unas cuantas cuadras, vi unas algunas camionetas de policía que se acercaban a la universidad al igual que mucha gente que había escuchado todo el alboroto, comente que podríamos ir de vuelta para saber que es lo que realmente estaba sucediendo, pero el chico de la mañana, que lleva por nombre Cameron, se negó rotundamente y me obligó a correr durante un par de cuadras hasta que no pude más y me senté en la banqueta, mismo lugar donde mi cabeza no deja de dar vueltas a todas las consecuencias que puede traer consigo aquél gas que inhalamos hace un rato.
-Para empezar, no hay un "Nosotros", yo estoy por mi lado y tú por el tuyo. ¿Vale? Ahora, adiós, que tu destino sea bueno. -Se dio la vuelta y comenzó a ir en sentido opuesto del que habíamos llegado -Y, por cierto, eres linda, pero no mi tipo - Gritó antes de dar vuelta a la esquina y desaparecer de mi vista. Tal vez él no iría a un médico, pero eso no significaba que yo haría lo mismo.
Me levanté de la banqueta, pero un mareo se apoderó de mi, sabía que estaba cayendo sentada a la banqueta de nuevo, pero ya no estaba ahí, ya estaba viendo un lugar completamente diferente.
Seguía estando en la calle, pero no era la misma calle en la que me encontraba unos segundo antes además estaba totalmente sola, a excepción de mi y cinco personas más que caminaban del lado opuesto de la calle, caminaban muy sigilosamente, al igual que rápido, uno de ellos tenía una notable cojera, pero de igual manera iba a la par que todos los demás, sin detenerse.
Estaban cubiertos completamente, incluso su cabeza estaba tapada, todos llevaban mochilas a la espalda y tenían etiquetas, pero no podía leerlas desde mi lugar, así que traté de acercarme, pero mis pies estaban pegados al suelo, no podía moverlos; regrese mi mirada a ellos, estaban entrando a un edificio, uno a uno. Mientras ingresaban, uno de ellos,
-posiblemente una chica por su baja estatura y cuerpo delgado- veía a la calle como si estuviera esperando que algo se le lanzara encima en cualquier momento, quedaba una persona más y ella cuando, la chica, comenzó a gritar algo y la otra persona entró torpemente al edificio, yo no escuchaba nada, ella señaló a un lugar, pero cuando quise voltear en esa dirección, ya estaba nuevamente sentada en la misma banqueta que Cameron me había dejado.
***
La sala de espera se encontraba casi vacía, algo demasiado raro para ser un hospital, las paredes blancas que le daban un sentido de amplitud a la sala se encontraban amarillentas en algunas partes por la falta de mantenimiento, las bancas eran más incomodas de lo que pensé, además de que no era muy común que yo estuviera en un hospital, prefería en sobre manera las clínicas, algo más privado y pequeño, pero este lugar fue el primero que se cruzó en mi camino después de la dramática salida de Cameron.
Un enfermero con su uniforme blanco casi impoluto, pues una mancha roja -posiblemente sangre- junto con algunas gotas de la misma se esparcía por su costado derecho, si no hubiese sido por su rostro sereno pensaría que él ha sido herido; miró su tablilla un momento y unos segundos después comenzó a buscar con la mirada en la habitación al tiempo que decía "Annalise Luna", su voz era pesada como si hubiera hecho algo muy cansado minutos antes, me levanté de mi lugar y su mirada se poso en mi de inmediato, me hizo una seña con la cabeza para que lo siguiera y así lo hice; me guió por estrechos pasillos hasta detenerse delante de una puerta azul.
-El doctor Mendez te espera dentro -Abrió la puerta dándome acceso a la reducida habitación.
Le agradecí al chico y entré al lugar, las paredes eran azul pastel, estas eran cubiertas por unos archiveros grises, en el centro de la habitación se encontraba un escritorio negro y detrás de él un joven de ojos y cabello negro, pero de una piel clara, portaba una bata blanca como todos los médicos del hospital, en la esquina de la habitación había una camilla junto con un biombo que tapaba lo que fuera que hubiera a los pies de la camilla.
- Buenas tardes, soy el Doctor Leonel Mendez. -Hice un asentimiento de cabeza y me senté sin siquiera preguntar. - ¿Qué es lo que la ha traído aquí el día de hoy?
-Verá -Hice una pausa, tal vez Cameron tenía razón y esto solo era una paranoia mía, no había nada de qué preocuparse. -Estaba trabajando y de la nada algo parecido a una bomba cayó del cielo -Su vista, que hace unos momentos se encontraba sobre unos papeles, se posaron en mi rápidamente -un gas amarillo comenzó a salir y ...
-¿Inhaló el gas? -Sacó una radio con la que se comunicaban los doctores y enfermeros entre ellos. Asentí con la cabeza.
-Tal vez esto solo es una paranoia mía, pero quisiera que me hicieran una revisión general.- Deje salir una risa nerviosa, me sentía estúpida.