Capítulo 6
517 días antes del suicidio
Anne
—Estaré fuera, pero si necesitan algo pueden llamarme —les indicó Adrien antes de retirarse.
Ambas le sonrieron sin decirle nada más. Él respetaba siempre esos pequeños espacios de tiempo que Anne podía tener con Emma, entendía lo importante que resulta para ella, entendía el simbolismo de todo.
—¿Has pensado algo sobre lo que conversamos la última vez? —Emma reiteró la pregunta que le había hecho minutos atrás, antes de que Adrien ingresara a la casa—. Yo lo he hecho y si me dejas opinar algo al respecto… Anne, creo que deberías intentarlo.
—Lo he pensado mucho, no he hecho otra cosa diferente a pensar en todo eso —le informó bastante segura—. Y ya he tomado una decisión.
El rostro de Emma se transformó en uno de sorpresa. Tenía un cariño inmenso por Anne, que lo único que deseaba era verla ser feliz de nuevo.
—¿Y bien? —La cuestionó, bastante intrigada.
Anne llevaba días tratando de sobreponerse a aquel dolor con el que cargaba. Aunque seguía sin admitirlo, haberse abierto a nuevas experiencias con nuevas personas, le había dado un respiro, uno que llevaba necesitando desde mucho tiempo atrás.
Se había dado cuenta que, contrario a lo que creía o quería creer, aun podía sentir. Apenas era una mínima cosa, pero estaba ahí, estaba viva.
—Creo que es tiempo de darle la cara y enfrentarme con la realidad de todo lo que pasó. Volveré a Alemania —le informó con total convicción. Una sonrisa se dibujó en su rostro, resaltando las arrugas acentuadas en su piel—. Sé que es lo que debo hacer, no lo pospondré más. Salí de ahí pretendiendo fingir que nada pasó, pero supongo que no puedo seguir con eso por más tiempo.
—Anne, cariño…
—Vine porque una vez le prometí que lo seguiría a cualquier lugar.
—Y has cumplido tu promesa.
—La he cumplido, Emma.
La voz de Anne se quebró. Emma la estrechó entre sus brazos, consolándola.
—Me siento egoísta —confesó Anne—. Porque deberíamos volver juntos, porque aquel era nuestro hogar. Y siento que no podré estar de nuevo bien…
—No quiero que sigas culpándote por lo que pasó. No irás a ninguna parte sin que él vaya contigo.
Anne guardó silencio por un momento. Logró volver a retomar su postura, relajó el cuerpo y en su pecho se instauró un aire de esperanza. Deseaba con fervor que las palabras de Emma fueran ciertas y que después de todo, ambos pudieran seguir juntos, aun cuando las barreras entre la vida y la muerte eran irrompibles.
—Podré hacerlo. Te lo prometo —dijo Anne, sonriendo.
—No imaginas lo feliz que me hace escuchar eso. Han sido dos años difíciles, pronto tres. —Podía verse en sus ojos el dolor y la esperanza—. ¿Te quedaras hasta entonces o prefieres no estar aquí?
Había pasado las últimas semanas pensando en ello, considerando todas las posibilidades. Anne no se sentía muy segura de que debería o no hacer, aun así respondió:
—Solo serán dos meses, aprovecharé ese tiempo para ayudar a Adrien en la librería. Volveré el día siguiente, ni un día más ni un día menos.
Una lágrima salió de sus ojos verdes, la cual limpió con prisa. Se iban a extrañar. Anne la amaba casi como a una madre, y los lazos que las habían unido eran más fuertes.
Anne tenía muchos planes y cosas que hacer en Alemania, y no tenía intenciones de volver. Y pedirle a Emma que tomara un avión y fuera a visitarle sería una tortura, no podría hacerle aquello.
—¿Le has contado ya a él? —preguntó Emma, refiriéndose a Adrien.
Suspiró, en realidad, la primera persona en darse por enterada que se iba fue Alex. Él, que parecía el menos importante en aquella ecuación.
—Aún no, pero él lo entenderá. Siempre lo hace. Es lo mejor que puedo hacer por él también. Lleva demasiado tiempo haciéndose cargo de una culpa que no le corresponde, es momento de que conozca personas, de que salga.
—Y tú también —agregó Emma, tomando su mano—. Creo que es momento de volver al mundo, Anne. Salir con nuevas personas.
—Es diferente, es diferente para mí —la interrumpió—. Aun sigo un paso a la vez.
—Lo que creo es que no te vendría mal.
—No deseo estar con nadie.
Los recuerdos le disparaban punzadas por todo el cuerpo. Ya se había acostumbrado a la sensación, lo consideraba un castigo, uno que estaba dispuesta a aceptar.
—Al menos no una relación, pero si nuevos amigos. Conocer personas nuevas.
Anne no le había contado sobre Alex, él contaba cómo “conocer personas nuevas”. Aunque sus maneras fueran tan formales y diferentes a las de ella, eso no lo convertía en alguien malo. También se había reservado contarle sobre su breve paso por el conservatorio, no lo vi como una hazaña sino más bien como una prueba fehaciente de su cobardía.
—Saldré con nuevos amigos estos días. Creo que estará bien, intentaré pasarla bien —mencionó, evitando explorar más detalles sobre ese tema—. ¿Cómo ha estado Alexei?
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Editado: 30.11.2024