Daño Colateral

Epílogo

Epílogo

Fragmento tomado del texto «Encontrar nuestro camino», por Anne Becker.

Capítulo VI.

El asunto de la soledad y de encontrar el camino.

“Mientras tus ojos se enfocan en un niño comiendo o en alguna canción de fondo; en el ruido de los autos, de la televisión prendida; cuando la vida pierde absoluto sentido, también lo hacen esas cosas, como si, en realidad, fuesen producto de tu imaginación. Cuando te cuesta creer que, aun que tú estés tirada, inmóvil, el mundo sigue avanzando a una velocidad que no puedes alcanzar, involuntariamente. Aunque muchas veces intenté terminar con mi vida, con la idea de encontrar el final innato al dolor o al menos una sensación de tranquilidad, ahora no me queda claro si ese era en realidad mi camino. No tengo idea de cual sea, hasta este punto, hay muy poco de lo que soy consciente. Me he perdido tantas veces; recorrí múltiples caminos y el problema nunca fue perderme; el problema estuvo en que caminé todo el tiempo buscando una salida y no pude apreciar lo que esos caminos tenían para mí.

Porque quizá el sentido de buscar y encontrar tu camino no es ese en sí mismo, sino más bien el de perderte muchas veces, de caerte y lastimarte, pero siempre deteniéndote un momento para admirar el paisaje que la vida te quiere mostrar esta vez. Unas veces es un bosque, otras veces una laguna o incluso en mar abierto. Siempre te encuentras con algo nuevo para ver, para conocer; el aroma de las flores, el sonido de las aves, como las nubes forman y decoran el cielo, la brisa que se pega en las mejillas… incluso ver como un niño disfruta de la comida o como las personas disfrutan la música.

Y, aunque para mí estas no sean ya más que expresiones simples y comunes, ellos, al contrario, generan un flujo de energía con el camino. Puede que alguno, al igual que yo, se han desviado del que se supone es la meta, pero al menos han conseguido hacer de ese —incorrecto— su propio camino. No sé si realmente al fin entendí de que se trata, pero he ahí el meollo del asunto, no siempre debes tratar de entender algo, más bien de vivirlo y aunque yo ahora no tengo ganas de vivir, puedo pensar que alguien querrá encontrar el camino, pero sorpresa… no existe ese camino.

Se forma a medidas que avanzas y puede que no tenga sentido, pero es lo que hay. A todos nos rompen el corazón, creemos querer a alguien, pero realmente no. Creemos que existe un libro donde se escribe el destino, pero eso tampoco pasa, puedo saberlo ahora, yo reescribí esta historia y quizá en el mundo real también funcione de ese modo. Aunque quizá con un poco de suerte quede algo de mi esencia aquí, es lo que importa, ¿no? Para que pueda adaptarse a lo que quiere el mundo no puede ser como yo lo he dicho, porque no es perfecto. Pero es real y sincero; ojalá algún día eso sea más valioso, lastimosamente no creo que pueda estar aquí para verlo.

Esta vez sí me despido… sin despertar de un mal sueño o solo imaginando que caigo, esta vez me voy. No fue de la manera en que lo esperaba, pero si la manera en que debía ser.”

FIN




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