Linda
Molly me lleva corriendo hacia su habitacion como si temiera que cambiara de parecer. Se apresura a entrar y mostrarme con sus brazos extendidos hacia arriba su lugar, su espacio. Tengo un vago recuerdo de la habitacion de Molly cuando era pequeña, todo era color rosa, con osos de peluches, vestidos de princesas y tacitas para jugar a tomar el té. Ahora, es la habitacion de una chica en su adolescencia con posters de sus estrellas favoritas, con fotografias pegadas en la pared, de lo que a mi parecer, es de sus amigas, ya no hay rastro de barbies ni peluches. Me siento en su cama con el cobertor morado y solo hay un osito de peluche adornando la cama, es blanco y mas o menos grande. Lo tomo en mis manos y sonrio cuando precione su mano y éste dijo "te quiero"
No puedo creer que por seis años estuve creyendo que estaba sola, cuando aquí todos sufrían mi ausencia. Hay tantas preguntas que quiero hacer, y tantas respuestas que no se cómo dar. La emoción en los ojos de Karin, la felicidad en Molly cuando me vió, los ojos de Will Scott al punto de las lágrimas. Ni siquiera sé cómo reaccionar ante él. Sé que es mi padre biológico, estoy segura que no me han querido decir nada por miedo a mi reacción, y yo que todavía no sé cómo asimilar que el hombre de mis sueños y al que de niña le decía papá, ya no está en este mundo. Mi madre metida en un retiro por su condición, una condición que surgió a partir de mi desaparición y que la marcará el resto de su vida. Quizás jamás vuelva a ser quien era antes. Quisiera sentir dolor, quisiera que ese dolor me atravesara el pecho y me haga desbordar en lágrimas, pero soy una maldita que no logra recordar el cariño de su familia y que no puede sentir lo mismo que ellos. Me da pena pero aquello es como si me estuviera burlando en sus rostros.
—No estés triste—me dice Molly logrando que preste mi atención en ella.
—No estoy triste—digo y dejo el oso a un lado—...es solo que... me siento culpable por no recordarlos—respondo sin más y la miro. La niña me sonríe y se sienta a mi lado apoyando sus manos en las mías.
—Eso no importa. Lo importante es que estás aqui—me dice y me abraza. Creo que nunca me han abrazado tanto.
En eso oímos unos golpecitos en la puerta y Edward se asoma. Me sonríe y yo apenas solo puedo mostrarle algo similar a una sonrisa.
—Moco necesito hablar contigo. Ven—le ordena y desaparece. Molly resopla pero obedece y camina para salir de la habitación.
Aprovecho que estoy sola y me pongo de pie para inspeccionar mejor la habitación. Es grande y hay bastante espacio para deambular. Su escritorio es blanco con un toque rústico y todo está perfectamente ordenado y limpio. Me llama la atención un portaretrato con una foto mía y de Molly juntas. Ella está sobre mi espalda mientras ambas reímos a carcajadas y a lo lejos podemos ver a Edward haciendo una cara loca detrás de Molly. Me causa risa y la vuelvo a dejar en su lugar. Sin embargo, otra fotografía llama más mi atención cuando en la foto salimos los tres. Edward me abraza por los hombros mientras Molly está acostada en nuestro regazo. Los tres sonreímos a la cámara. Es una foto tierna, dulce y hermosa. Me veo a mi misma tan feliz, tan contenta y tan joven.
¿Qué demonios hicieron conmigo? ¿Por qué?
—Esa fue una de las últimas fotos que nos sacamos los tres—dice Molly detrás mío. Llego a sobresaltarme y en un intento fallido por querer dejar el marco dónde estaba, terminé por botar los otros que adornaban el escritorio. —Descuida, no pasa nada—me dice y se rie mientras se agacha para recoger las cosas que tiré.
Suspiro llevando una de mis manos a mi frente y niego totalmente avergonzada. Se supone que debo mostrarme firme y segura, pero en realidad me siento torpe y más insegura que nunca.
—Es una foto muy tierna—digo y decido volver a sentarme antes de romper algo—...¿Edward y yo que éramos con exactitud?—pregunto con la intención de sacarme estás dudas tormentosas de la cabeza. Por alguna razón, sentí que cuando le pregunté a Edward, él evadió la pregunta.
—Todos somos familia. —se limita a decir con una sonrisa nerviosa. Asiento sin ánimo de querer indagar más y suspiro—¿De verdad tienes novio?
—Asi es—digo y sonrío un poco.
—¿Tú lo amas?—pregunta y la sonrisa que dibujé en mi rostro desaparece. Es la segunda vez que me hacen esa pregunta.
—Por algo es mi novio ¿no?—respondo y río para aligerar el ambiente, pero Molly frunce el ceño y se arrima unos centímetros más a mi.
—Si, pero no todos los novios se aman—dice con aires de sabionda y me causa risa—¿Sabias que el ser humano es capaz de enamorarse una sola vez en la vida? Los demás son siempre para olvidar—dice muy segura y aquello me hace reír nuevamente.
—¿Ah si? ¿Y cómo sabes tanto tu?
—Bueno, en realidad es la letra de una canción, pero tiene mucho sentido. ¿No crees?
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Editado: 10.07.2023