Despertando en mi tercer día en esta nueva vida. Me volteo un poco a la derecha para tomar mi iPhone y observar un poco mi página de inicio en Instagram, deslizando hacia abajo y observando las fotografías y videos que comparten las personas que sigo.
Mis ganas por darle en "No seguir" a ese artista que alguna vez fui, crecen, me molesta que salga en mi página de inicio y solo me queda recordar lo que fui.
En mis chats tengo algunos de amigas o amigos, parecen ser más que nada personas com las que conviví hace años, durante la secundaria o bachillerato, aunque en teoría no fui yo quien habló o vivió con ellas.
Ingresó al chat de Jacob, pero no hay ni un mensaje. Nada de nada... ya no está en la ciudad y dudo que algo cambie.
Niego con mi cabeza. —Maldita sea—bufó mientas me dirijo a YouTube para ver y algo relajarme un poco.
Me saca una risa, pues el inicio mostrará algo relacionado a tus preferencias, en mi caso, siendo Anette. Ella sigue mucho, escucha y ve videos de su cantante favorito, que solía ser yo. Aunque creo que después de lo que pasó ya no me adjunto ese título.
En mi pantalla se muestran un video crítica a Jacob Travel, y su música. Vaya... creo que ya no quiero que me echen más mierda, aunque bueno; ya no soy yo jaja.
Deslizó un poco más abajo e ingresó al video de una chica cubana viviendo su vida en España, eso capta mi atención y lo observo mientras estoy en cama durante esta mañana de sábado.
La puerta de mi habitación se abre, y mi madre saluda. —Buenos días, bella durmiente—se anuncia y sonríe mientras camina y se siente a un costado mientras me observa. —Casi no vas a la universidad, y aún estás súper cansada—me dice entre risas.
Yo sonrío. —Tengo derecho a estar cansada—contestó mientras con mi mano derecha sostengo mi iPhone.
Rueda sus ojos. —Nena... cuando te despiertes, comas y estés lista. Podré ayudarte con tu proyecto de antibióticos—comenta.
Centro mi vista en ella mientras estoy acostada. —Sí, claro. En un rato me levantaré para limpiar mi habitación, bañarme y comer. Ya después inicio con el proyecto... me da algo de flojera, pero pues si me ayudas será muchos más fácil—añado mientras pongo pausa a mi video y lo inclino un poco hacia adelante para que la pantalla no me caiga en el rostro.
—Si terminamos antes, encargamos pizza o algo, para ver películas... ya sabes que tu papá despierta algo tarde los domingos, y ya le dije que saldremos mañana—expresa con emoción por el día familiar.
Me muestro feliz por su petición. —Claro. Ya me levantaré...—sonrió porque siento que me está presionando un poco para que alcancemos a tener tiempo de ver películas en la noche.
Ella se pone de pie. —Yo haré unas cosas en mi habitación. Te esperaré para comer, ya son las 13:30—avisa antes de salir.
Realmente un día familiar nunca lo tuve, quizás en mi infancia, pero nada relevante de recordar. Está casa, quizás no lo sea tanto así, pero yo al no haber vivido en un hogar de amor, para mí aquí es como un gran cubo de azúcar, de lo dulce que es.
Comienzo acomodando mi cama y preparando mi ropa para meterme a bañar. Cuando pongo atención a mi caminar, siento mis piernas un poco como gelatinas, por la extrañeza; pero solo cuando me centro en ello.
Sin mencionar lo extraño de mi entrepierna, pues poco a poco me acostumbro, pero estoy sufriendo mientras intento adaptarme a esta nueva vida.
Deslizo la toalla sobre mi cuerpo para secarme por completo. Tomo mi blusa mientras estoy frente al espejo, observando mis pechos y pezones. —Alguna vez esto me hubiera gustado, pero no estar en esta posición.
El mismo sentimiento agrio al ver mi entrepierna y ver que ahora tengo una vagina en lugar de un pene. Niego con la cabeza mientras recuerdo cuando una vez bromeando le dije a un amigo que ser chica pequeña era símbolo de inferioridad.
Era una simple broma, pero quizás se agregó a la lista de estupideces que hice, aunque nada se compara con los encuentros con las chicas. Me arrepiento de ello, pero creo que por el momento la vergüenza que siento al respecto es por estar al borde del precipicio, con los problemas amenazando... y solo pidiendo disculpas por miedo.
Finalizó y abro mi habitación para bajar hacia al primer piso, papá está trabajando. Por lo que Anette me dijo, él siempre está trabajando, incluso sábados. Quizás por eso la vida que tiene aquí en casa es buena, porque lo es, aquí no falta nada y es más que obvio que si yo pido algo, me lo darán. Ventajas de ser hija única y consentida.
Llego a la cocina. —Termine de bañarme y limpiar mi habitación... pero aún no se que comer, creo que cereal, no se me antoja nada más. Más tarde si podemos, y espero que sí, quiero comer pizza—explicó a mamá mientras me recargo un poco en la pared y le veo.
Ella levanta sus hombros. —Como quieras... si quieres acompáñalo con fruta para que no sea tan ligero. Veo que en eso no cambias, muchas veces cuando despiertas tarde, me llevo la sorpresa que no comes nada tan pesado, y eso que vas despertando—comenta al mismo tiempo que me ve pasar frente a ella para tomar la caja de cereal y la leche.
Sonrió. —Quiero conservar mi figura—guiño el ojo mientras tomo un plato hondo y coloco la leche para después servir el cereal.
Camino hacia el comedor mientras mi madre me acompaña. —Está delicioso el cereal—añado después de llevar la cuchara a mi boca y dar el primer bocado. —El otro día que estaba buscando casas en renta, por internet—miento. No diré que me fui a escondías a ver casas. —Conocí a un chico agradable... parece ser buena persona. Antes de que digas...—me interrumpe y solo sonrío mientras le lanzo una mirada obvia.
Me mira entre risas. —¿Un chico que conociste? Que sigue... ¿Vas a casarte y tendrás muchos hijos?—comenta entre bromas.