De la fama a una vida común (tg)

Capítulo 6 ~ Domingo casual.

Daniel R: Hola. ¿Cómo vas con el proyecto del que me hablaste el otro día?

Anette: Hola. :)

Excelente, lo terminé ya. Mi madre me ayudó y por eso acabé pronto.

Daniel R: Cool. Me alegra que terminarás. La universidad es una etapa... estresante, pero hay que tratar de disfrutarla. Bueno, creo que es más estresante que gozo jaja.

Anette: Te doy la razón. 🥲

Daniel R: El otro día que te comenté sobre salir a pasar el rato, te mostraste positiva. ¿Estás de acuerdo en salir? No me gusta presionar, pero tú se ve que eres una chica agradable, no se ve; lo eres. Y me gustaría conocernos a fondo, si es que vamos a compartir casa como amigos.

Anette: Sí, fuiste directo y eso es bueno jaja.

En la semana puedo... aunque aún no sé el día, pero quiero que sea martes o miércoles.

Anette: Yo te avisaré. Primero le comentaré a mi madre y a mi padre.

Daniel R: Eres niña de casa jaja. Eso me da ternura.

Anette: Jaja. No tanto así, pero sí un poquito.

Daniel R: Ya me imagino lo consentida que te tienen. Juzgando por tu forma de vestir, lo que llevas como tu iPhone, y por tu forma de hablar, seguro te tratan como una princesa. Súmale que eres hija única, fuiste bendecida en esta vida.

Anette: Muchas personas dicen eso, pero también es agradable tener hermanos. Me tengo que ir, ando fuera. Yo te confirmaré para que salgamos y nos ponemos de acuerdo.

Daniel R: Cuídate, Anette. Nos vemos. 🫶

Apago la pantalla de mi dispositivo, al mismo tiempo que bajo del vehículo.

Suspiro mientras acomodo mi cabello y veo a mi al rededor.

Esto de tener que pedir permisos y ser un poco más dependiente es fastidioso, yo no tenía que decirle a nadie lo que quería hacer, lo hacía y ya.

Pero admito que en esta nueva vida llena de incógnitas, cualquier cosa puede pasar. Y sobre el tema de pedir permisos y que tengan un poco de control, que me cuiden y demás, me está agradando.

Quizás es algo que no debo sentir, pero con cada día que pasa aquí... es como si mi alma se adhiriera al cuerpo físico. Y eso me preocupa.

—Hija, ¿todo bien?—pregunta mi madre mientras está frente a mí observando que me congele por un momento.

Sonrió. —Estoy bien. Pensaba en algo—me llevó mi manos a mi estómago. —Además que tengo algo de hambre—añado y después camino para colocarme al lado de ellos.

Papá me ve y sonríe. —Sí, ya llegamos e iremos directo a comer, así que no pasar más hambre—bromea mientras me envuelve con su brazo derecho mientras caminamos.

Sonrió mientras volteo a ver a mi madre. —¿Ustedes qué pedirán de comer?—inquiero mientras avanzamos hacia ese restaurante que está en la plaza, aunque por fuera, no al interior de la misma.

Mamá sin pensarlo contesta. —Algo que extraño de México son las enchiladas, y estoy segura que tu padre también—voltea a verle y espera una repuesta.

Él levanta sus cejas y con sus labios forma una "o". —Uh.... Es algo que igual se me antoja mucho, aquí es el único lugar donde percibo un sabor más mexicano—explica destacando que estamos un poco lejos de la frontera con México.

Ingresamos al lugar, un restaurante con colores de la bandera de México, destacando eso como algo principal. Mesas y sillas con el estilo que uno puede encontrar en un restaurante mexicano. Algunos portarretratos con fotografías destacando algunos lugares clave de dicho país.

La gente sentada, algunos no tienen para nada un aspecto de ser latinos, o mexicanos en particular, sí hay personas de Estados Unidos aquí. En contraparte, también hay muchos mexicanos que vienen a comer aquí y recordar un poco del país que han dejado atrás para estudiar, trabajar o seguir algún sueño en particular en este país, como muchas otras personas.

Tomo asiento, mamá y papá delante mío, la mesa es con 4 sillas, así que yo estoy sentada frente a ellos.

Mamá sonríe después de que me observa. —Se que siempre lo digo, pero me parece curioso que en la cocina haya personas estadounidenses cocinando, obvio que hay mexicanos... pero la mayoría pensaría que solo hay mexicanos—destaca mientras se acomoda en su silla.

Yo sonrío. —Sí, es peculiar eso—exclamó mientras tomo el menú. —Creo que pediré mole, es algo que tengo algo de tiempo sin comer... cuando fui a...—me detengo por un momento. La conversación fluyó demasiado bien y ahora estaba por revelar algo que no debo. He visitado México algunas veces.

Papá me observa. —¿Ajá?—espera a que hable después de que guarde silencio por unos segundos.

Yo sonrío. —Cuando fui a un lugar con mis amigas, fue cuando probé el mole y no me agradó tanto. En ese lugar no lo preparaban muy bien que digamos—complemento y veo que una chica con mandil se acerca, con una pluma y una mini libreta.

—Muy buen día—saluda con la mejor sonrisa y amabilidad.

Le devolvemos el saludo al unísono y ella sostiene su pluma mientras observa a mi madre. —¿Puedo tomar sus órdenes?—pregunta.

Mamá asiente. —Mi esposo y yo pedimos 2 órdenes de enchiladas. Acompañadas de una jarra de agua de arroz—afirma al mismo tiempo que la chica toma nota en su mini libreta.

—¿Y usted señorita?—inquiere con una sonrisa.

Yo sonrío nerviosamente después de esa última palabra. —Mole con arroz. Y tomaré agua de la jarra—confirmo mientras cruzo mis manos.



#2709 en Fantasía
#520 en Magia

En el texto hay: magia, brujas magia, cambiodecuerpo

Editado: 29.05.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.