—Sea como sea, Nadia era buena chica en el fondo, me duele un poco lo que le sucedió—comenta Nataly en voz baja mientras Johanna mira el ataúd.
—No opinaré nada, ya paso. Vámonos...—responde Johanna mientras Damián se coloca de pie y mueve la silla de ruedas donde se encuentra Johanna.
Nataly se acerca al ataúd, se queda allí por un minuto y luego se ve a la madre de Nadia, quiere acerarse pero prefiere retirarse, caminando hacia la salida ve a alguien corriendo hacia ella, es Isabel.
—Perdón, había demasiado tráfico y llegue tarde...—dice Isabel mientras toma aire.
—Te dije que no era necesario que vinieras, ya vámonos...
Isabel se queda estática.
—Isabel, esto es un velorio, vámonos ya, odio que la gente nos mire así...—insiste al ver que las personas presentes les miran con algo de molestia por su alboroto.
Ambas salen de allí y Damián y Johanna esperan afuera, listos para subir al auto.
A lo lejos ven a unos hombres encapuchados en compañía de una prima de Nadia.
—No... nuestros problemas acabaron y cerramos un ciclo con todo lo sucedido...—comenta Johanna mientras ve como su hermana los ve fijamente.
Después de unos segundos de perderse en el horizonte, regresa la vista a su hermana y sonríe, ayuda a Damián a levantarla para subirla al auto.
—No se porque andas en silla de ruedas si no es tan necesario—Nataly se queja mientras ayuda a su hermana.
—Solo por unos días... para que me recupere bien... no querrás cargar conmigo por el resto de nuestras vidas aquí... o sí?—responde ella con una sonrisa.
Nataly entiende el sentido y se pierde en sus pensamientos.
—¡Apúrate esclava!—grita Johanna entre risas.
Damián e Isabel se ríen, al mismo tiempo llega el padre de las hermanas.
—¿Dónde estabas, papá?—pregunta Nataly.
—Fui a comprar algo de beber, se suponía que duraríamos más tiempo aquí... veo que ya ayudaron a Johanna.
Nataly baila los ojos y Damián e Isabel suben al auto.
...
Mientras el padre conduce intenta romper la tensión. —Deberíamos cambiarnos de cuidad, así nos evitamos problemas, ustedes parecen que atraen los problemas...—ríe mientras conduce.
—Que gracioso...—responde Nataly mientras ve por la ventana.
—Deberíamos ser como Scooby doo, Damian, tú serás Scooby—dice Johanna.
—Démosle una scoobygalleta—agrega Isabel mientras le revuelve el cabello a Damián.
Damián ríe pero a la vez les mira con con seriedad.
Durante el trayecto pasan a dejar a Damián e Isabel.
—Nos vemos Johanna, tal vez mañana vaya a tu casa, cuídense—sonríe mientras se retira del auto y camina a su casa.
—Bien, ¡cuídate!—responde Nataly.
El trayecto a casa es silencioso, hasta que Alberto enciende la radio, puede sentir la tensión.
Llegan a casa y ayudan a Johanna a bajar del auto y entran a casa, Alberto va por algo de comer mientras Johanna se coloca de pie con ayuda de Nataly. Mientras suben Nataly puede notar algo extraño en la entrepierna de su hermana, pensando lo que es, se espera hasta que suben a la habitación para preguntarle y verificar.
Cierran la puerta rápidamente y Johanna se sienta sobre una silla. —Mi suerte me sonríe...
Nataly ve su entrepierna. —Eso veo, deberías tomarte una ducha, no me sorprende que te haya bajado, es normal, pero creo que nunca lo había visto en ti. ¿Quieres que vaya a comprarte unas toallas? Mientras que sales del baño, ¿o quieres que me quede para ayudarte?—pregunta mientras ve que Johanna se levanta por su cuenta.
—No te preocupes, puedo caminar, por algo dije que eres mi esclava—ríe. —Por favor ve a traerme las toallas—toma su pijama y toalla para meterse a la ducha.
Nataly baila los ojos y sale de la habitación, baja las escaleras y está su padre en la sala.
—Papá necesito ir a comprar unas cosas al 7 eleven...—sonríe mientras toma las llaves.
—¿A esta hora?—revisa su reloj.
—Es que necesito comprar unas cosas...—le ofrece las llaves.
Su padre cree saber lo que es y accede sin mediar palabra.
Durante el trayecto Nataly no puede ocultar su inquietud.
—Papá, ¿crees que corremos peligro? Me refiero a mi y a Johanna, todo lo que hemos pasado, ¿que no pudimos tener una vida más normal?—pregunta mientras están esperando un semáforo.
—¿Por qué preguntas eso, cariño?—le voltea a ver.
—Después del velorio, mire a personas muy sospechosas, familiares de Nadia. Si se enteran qué pasó, querrán venganza, es muy obvio que será así. Quisiera que todo terminara y poder tener una vida normal, créeme que es lo que quiero... es extraño sabes, buscaba tener una vida normal y tuve una vida alocada, con secuestros, disparos, arrestos y demás...
Alberto se sorprende por la repuesta. —No enten...—la bocina del auto de atrás interrumpe la conversación.
Después de unos minutos llegan a la tienda 24 horas, Nataly compra algunas cosas y entre ellas las toallas, las echa a su bolsa y sale de la tienda.
...
Suena la alarma y ambas despiertan.
—Buenos días...—saluda Nataly mientras ve. Johanna.
Ella no responde y solo gira en su cama.
—Bien, algo con lo que tendrás que lidiar por sí no sabías, es tu humor y si ya eras bipolar, ahora me caerás peor, solo espero que mis deseos de matarte no aumenten—sonríe mientras toma su teléfono para revisar sus notificaciones.
—¿Y quién dice que nunca me había bajado?—pregunta Johanna.
—Hmm pues yo no sabía, antes de estar aquí dudo que supieras como se sentía—ríe. —En fin, olvídalo—se levanta de la cama y prepara ropa.