—¡Deja ya de burlarte de mi
Teresa!
—¡No nos estamos burlando Melba!...¡Teresa se ríe!... ¡es que me pregunto cómo vas a subir el autobús con esa falda tubito tan ceñida, no puedes ni caminar!
Estaba de moda la falda tubito, era bien ceñida hasta la media pierna y efectivamente, Melba no pudo subir el primer peldaño del autobús; Teresa que le decían por cariño Teté, la prima Elsa y Miranda la chica que Angélica estaba criando, se reían cuando Melba levantaba la pantorrilla derecha e intentaba subir al bus…
—¡Ay voy..!—Y no podía subir—¡Ya va!...¡Ay voy! y subía la pantorrilla derecha de ese lado pero nada…ay ..ahora sí…ay no…
—¡Ayúdenla!..—le decía Teté a los muchachos del autobús y todas se reían.
—¡Apúrense vamos a llegar tarde al cine, ya va a comenzar la película!
Unos chicos se bajaron y la levantaron para impulsarla para que abordará el autobús…
Melba Esperanza y Teresa Adelina eran hermanas, Melba estudia para maestra y Teresa después de una gran batalla que dió la señora Angélica para que estudiara, "algo"; por fin está estudiando para graduarse de técnico comercial; a sus quince años ya tiene novio, un chico llamado Reinaldo que le lleva cinco años y que viene de una familia muy pobre, pero bastante trabajadora; sus amores son secretos, Don Rafael no lo puede saber y solo lo saben Melba, la prima Elsa; Miranda y los primos…
Melba es la mayor, es muy cuidadosa, estudiosa, responsable, conservadora de la moral y las buenas costumbres, como todas las muchachas de familia, y Teresa es la menor, pero no fue muy buena estudiante como su hermana, costó mucho para que Teresa entrara por el carril, ellas son hijas de la señora Angélica; la chica del campo cuyo verdadero nombre es Ángela, ahora es una señora joven; que fue la que junto a su hermana Alejandra nacieron y vinieron del campo, llegaron pequeñas a una casa de familia muy acomodada de la ciudad de Valencia, y allí las tenían para la servidumbre, aparte de enseñarles buenos modales, educación, darles sus vestidos y su sustento diario.
Algunas veces las castigaban, más que todo a la niña Angélica porque cuando pequeña era bastante inquieta; traviesa pero muy graciosa, y fué muy bonita toda la vida.
La tía Alejandra era la mayor, le llevaba diez años a su hermanita, ella fue la que se propuso buscarla, ya que había quedado huérfana de madre, y al cuidado de su abuelo materno; que había sido Alcalde del pueblo; tenía finca, y buena fortuna, pero al pasar de los años este abuelo cayó en desgracia, cuando el primer dictador de la República se murió, lo fueron a buscar los del partido opositor y lo mataron delante de sus nietos pequeños, allí estaba Angélica, que gritaba y gritaba…
—¡No por favor, no maten a mi abuelo, y lloraba…—¡abuelitooo!
—¡No me maten por favor…no me maten!...gritaba el abuelo.
Lamentablemente, lo asesinaron y los niños fueron nuevamente repartidos entre sus tíos; Angélica quedó con uno que era muy severo llamado Pantaleón, cuando el la perseguía para darle una zumba con una rama “el chucho”, Angélica era muy hábil, corría durísimo y se subía a los árboles, tan ágil como la ardilla y se quedaba sentada en los troncos comiendo mango de hilacha, que es una fruta rica y dulce, originaria de la India pero que se proliferó mucho en América, sobretodo en Venezuela, se dieron todos los tipos habidos y por haber…
Una tarde estaba Angélica corriendo para que su tío no la alcanzara, ya la tenían casi atrapada, pero se subió a la mata de mango y por nada del mundo se quería bajar, porque sabía que la mano del tío era muy dura pero la salvó su hermana Alejandra, cuando se apareció y la fue a buscar…
—¡Angélica!, ¡Angélica!. Bájate niña, soy yo tu hermana Alejandra!
Angélica estaba devorándose un mango, con los cabellos alborotados; estaba sin camisita, y tenía la carita, toda amarilla de la crema de mango embadurnándole la cara…
Ellas eran medio hermanas solo por parte de padre, un hombre que no le importaba tener mujeres y dejarlas embarazadas; nunca respondió por ellas, entonces estás hermanas eran hijas naturales que llevaban el apellido cada una de sus madres, pero por algo estaban seguras que eran hijas del mismo padre, (un misterio hasta para ellas mismas)...Ángela Jaramillo pero le decían Angélica por cariño y Alejandra Travieso.
La madre de Angélica fue Pastora que murió pariendo al menor de sus hermanitos, así fue que se quedaron con su abuelo, después pasaron todas las cosas… lo cierto es que ella aceptó el trato de irse con su hermana mayor, ella de cinco años y Alejandra de diez; pasando prácticamente Alejandra a ser su mamá, se la llevaron y llegaron a una hacienda de familia muy rica y próspera: la familia Branger.
…..
Los años transcurrieron..
Las hijas de Angélicas crecieron…
—¡Siéntate por aquí Teté!
—¡Nooo, yo me siento por allá, porque viene ni novio!
—¡No señor!—le dice Melba con el ceño fruncido—¡Usted no está para estar teniendo novio!
Y en efecto Reinaldo llegó, pero no las cambió de lugar, se sentó con el grupo pero al lado de Teté.
—¿Cómo estás Melba?—Reinaldo saluda a Melba sin titubeo, como si todo fuera muy normal…
—¡Hola Reinaldo!...¿Cómo estás?
—¡Teté, tienes que hablar con mi mamá!, no pueden seguir viéndose en la calle y a escondidas.
—¡Ay ya, vamos a ver la película!
Muy cerca se escuchaba…
—Shshsh…¡Cállense no dejan oír!...
De todas Tete era las más hermosa, tenía una figura envidiable, unos ojos grandes, castaños bien claros, y brillantes, porque era una chica de muy buen humor, le encantaba reír, todos decían que el mejor cuerpo lo tenía Teté, y la tía Alejandra decía que era muy parecida a la difunta y abuela Pastora, desde la cabeza a los pies; en cambio Melba era muy dulce y graciosa, también linda de cara, pero no era agraciada en todo lo demás, muy flaca de caderas pero tenía un torso bien formado, era el sello familiar, podías tener poca gracia en algunas partes, pero el corpiño grande y bien levantado era un elemento común en todas las muchachas de la casa.
Era una bella época, había despertado una sociedad diferente, llena de música que se oían en la radio, el rock and roll, y las muchachas hacían tareas que en otros años no era bien visto en una mujer, porque solo era su destino, tener hijos y encargarse de los oficios del hogar, y sobretodo atender al marido, después de casarse virgen y pura con un traje blanco. Si no era así, ¡pobre mujer!...era designada, y conocida o como "la solterona" que quedó para vestir los santos y si concebía un hijo sola, entonces la mencionaban "como la que metió la pata"...