De La Sierra La Pasión

¿Y ella quien es?

Melba salió muy feliz del cine a pesar del imprevisto que se presentó con el supuesto novio de Teté. 
Todas habían disfrutado de una tarde muy alegre, comieron cotufas; también llamadas palomitas de maíz; y Teté seguía acompañada de Reinaldo. 
Todas disfrutaban de la película pero a la vez no se descuidaban, estaban pendientes de ellos y de todos los movimientos que hacían Teté y Reinaldo; ellos cuidaban mucho a Teté y no perdían detalle …de cómo era Reinaldo con ella. 
Melba le dice a Miranda en voz baja… 
—¡Quiero saber que opina mi papá de estos amores! 
Reinaldo la escuchó y le respondió en el acto… 
—¡Cuando quiera y como quiera yo voy hablar con su papá! 
—¡Mi papá! ¡No sabe lo que dice amigo! ¡No tiene idea!  Mi papá Don Rafael Serrano no es ninguna mantequilla, ¡no se haga muchas ilusiones!. 
—¡Bueno pero tú tienes tu gato encerrado con el primo!—le replica Teresa. 
—¡Teresa el solo viene a explicarme matemáticas, no es lo mismo! 
Reinaldo asienta con algo de gallardía… 
—¡Mañana voy hablar con su mamá para que me den permiso de visitar a Teresa! 
Don Rafael Serrano es el padre de Melba y Teresa, es todo un Don de familia. 
Llegó al centro del país, buscando nuevos caminos, su origen andino le daba un cierto aire temible, tenía una familia formada, todos provenían de la Sierra, su mujer llamada Inés María y una hija de nueve meses llamada Lorena; en ese momento lo único que tenía eran ganas de trabajar y una bicicleta de reparto. 
Su familia de madre y padre más cinco hermanos quedaron en los andes, el era el tercero, pero muy aventurero, hizo fortuna en los tiempos de un segundo dictador que gobernó en los años cincuenta y le nacieron tres hijos más, cuando el menor nació al año también nació Melba de su unión con su segunda mujer que es Angélica. 
El se casa con Inés María al llegar de la sierra Andina, pero después se enamora de Ángela Jaramillo que llamaban Angélica entonces nacen Melba y Teresa; pero no les pudo dar su apellido por estar casado con la señora Inés y el código civil de las leyes en aquellos años no permitía que se diera el apellido a los hijos extramaritales; al menos que la esposa lo autorizará, así era en aquellos años, y eso a ellas las afectaba mucho socialmente; Melba y Teresa eran unas bastardas ante la gran rica sociedad, dónde se desenvolvía su padre; y eran foco de burla; "las Jaramillo"; tanto en la escuela como en sitios de reunión familiar. 
Don Rafael las tenía como escondidas, porque no estaban reconocidas por el y eso las hacía sufrir, sobre todo a Melba. Para colmo de males Don Rafael en su afán de darle lo mejor a sus hijas, inscribe a Melba en el colegio de más prestigio de la ciudad. Donde estudiaban los ricos.  
—¡Allá va Melba Jaramillo!,.  la bastarda de los Serranos y se reían de ella las muy bien dotadas burguesas. 
Don Rafael las tuvo por un tiempo a las dos mujeres; a Inés y a Angélica; pero después se fue retirando poco a poco de la casa de Inés y se quedó con Angélica; tenía un carácter bastante fuerte pero, además de eso, su unión con Inés María no estaba muy de buenas, porque ella se enteró de su relacion con Angélica, la muchacha que le gustó, desde que la conoció en casa de una señora que tenía una pensión. Alli llegó Angélica con su hermana Alejandra y otra amiga de Valencia, cansada de la vida de ser criada y de trabajar como servidumbre en la familia de los Branger. 
No pudo jamás olvidar tanto las cosas buenas como las malas; que recibió en el seno de la familia Branger, como su formación en el trabajo y la disciplina religiosa, pero no la inscribieron en la escuela ni a ella ni a su hermana Alejandra; una cosa si tenía su hermana que aprendió a sumar y a restar por su cuenta, pero Angélica no, ella tuvo problemas con la escritura y con la lectura; eso hasta cierto punto le daba pena, y siempre que podía evadía el tema, ellas era buenas para el trabajo, tenían mucha fuerza, jamás mostraron flojera, y Alejandra se defendió cocinando en la casa de los Branger durante la época de la niñez de Angélica, que creció y se desarrolló viviendo con esa familia. 
Como Angélica llegó pequeña, era muy inquieta; muy traviesa, y muchas veces una de las hermanas Branger la señorita Carmela le imponía penitencias y castigos con actos muy severos, al estilo colonial; si era porque estaban peleando y haciendo riñas, las hincaban en un patio sobre piedritas y con otras piedras pesadas en cada mano… ¡y a pedirse perdón!... ¡bajo el sol!, fueron días hostiles que ella recordaba con amargura y hasta cierto punto así fue, como ella aprendió a respetar y obedecer; ella creía que así debía cuidar y criar a sus hijos. 
Don Rafael se trae a su mujer de la Sierra andina Inés María más una niña pequeña llamada Lorena, se casa con Inés por civil y  después tuvo mas hijos con Inés María que son sus otras hijas Yolanda y Aura Soledad; y más tarde nace su único hijo varón Carlos Alberto Serrano; en esos tiempos los negocios comenzaron a dar frutos y el dinero empezó a generarse en grandes fortunas, se vinieron todos los andinos, su padre Don Simón Serrano Colmenares y su mamá Doña Emiliana Morales de Serrano Colmenares, toda una matrona con seis hijos, cuatro varones y dos hembras. Y por supuesto se viene Consolación Serrano Colmenares, su hermano mayor que era quien mandaba y dirigía a todos. 
Este hermano mayor se llamaba así por la virgen de Táriba allá en la sierra andina,  doña Emiliana era muy devota de la virgen de la Consolación, y le puso a su primer hijo Consolación Serrano. 
Era la época de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez que era otro andino. Don Rafael y sus hermanos tuvieron la suerte que en la sierra andina conocieron al presidente dictador en la niñez, fueron amigos durante la infancia y la adolescencia, hasta que Marcos Pérez Jiménez se alistó en el ejército y con el tiempo llegó al poder. 
Luego  Don Rafael y sus hermanos llegan a la ciudad de Maracay y  siendo un muchacho se hospeda en el centro de Maracay,  estaba también huyendo de la recluta, porque así era, los jóvenes tenían que prestar servicio militar obligatorio, sin embargo su primer oficio para salir adelante fue ayudante de jardines, milagrosamente, salió ileso de ser reclutado y andando un par de años después, logra contactar al presidente que era conocido de los andes por el gobernador y con su ayuda se alquila en una pieza mejor en un boulevard muy conocido que se llamaba, Pérez Almarza. Marcos Pérez Jiménez lo trató muy bien, porque el mismo se lo dijo, ustedes los Serranos Colmenares son mis amigos;  y le dieron la oportunidad de vender frijoles negros y arroz, solo el tenía ese mercado en la ciudad un seudo monopolio que le permitió crecer y prosperar; cuando comenzó a ver las bonanzas, mandó carta para sus hermanos contándoles lo bien que todo le estaba saliendo, y a los pocos días ya se habían instalado toda la familia en una de las casas más grandes y espaciosas del centro, y este era solo el comienzo de una vida de derroche, de cambios dónde nacieron Melba, Teresa y toda la familia que vino después. 
Don Rafael visitaba mucho a Felipa que vendía pichones de paloma y huevos de codorniz; y Felipa tenía una pensión, allí donde habían llegado Angélica y Alejandra. 
Alejandra Travieso, consiguió una oportunidad de trabajar y cocinar dentro del mercado popular de la ciudad central; era un mercado libre y a veces Angélica la acompañaba. 
También trabajó en Caracas cerca del terminal del tren que existía en aquellos tiempos, y tuvo amores con el encargado del mantenimiento del tren, y de este romance nacen dos hijos Elsa Patricia y Manuel Antonio, que se los cuidaba Angélica mientras ella trabajaba, y al pasar unos cinco años su marido muere y se queda definitivamente en la ciudad después conoce a su segundo Marido Don Carlos Ruiz el papá de su tercer hijo Carlitos. 
Angélica se volvió una muchacha muy llamativa, tenía una similitud a la actriz de cine María Félix a la que ella admiraba y trataba de imitar en su estilo y forma de peinarse y de vestir; también le gustaba cantar, le fascinaba las canciones y las películas de Libertad Lamarque, también adoraba a Pedro Infante. A Don Rafael le llamó muchísimo la atención, pero para su sorpresa un día en casa de Felipa la volvió a ver. 
—¡Buenos días Felipa!, ¿tiene algunos pichoncitos por ahí?—el como buen andino tomaba un consomé de pinchón de paloma y que para la fuerza viril—¡Un momento Don Rafael! 
En esa hora Alejandra y Angélica salían juntas y Don Rafael la volvió a ver, una muchacha de muy bonita piel y bien arreglada, bastantes años menor que el, no pudo evitar preguntar… 
—¡Oiga!...¿y ella quien es? 
 




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