De La Sierra La Pasión

¿Cómo es la cosa?

Yolanda Serrano está embarazada, mientras el novio de su hermana Lorena le pide la mano en matrimonio a su padre Don Rafael Serrano en una sala contigua; ella le acaba de decir a su marido secreto que está esperando un hijo de el. 
—¿Que dijiste? 
—¡Lo que escuchaste Humberto!—Una lagrimita empieza a resbalar por su mejilla—¡Vas a ser papá! 
—¡Eso no puede ser! 
—¿Humberto tú estás loco?, ¡como que no puede ser!, si estamos haciendo el amor desde hace cuatro meses, todo comenzó cuando nos atrapó una lluvia,…¡en la cabaña de la playa! 
Yo extrenando bikini y tú con esa pasión serrana, ¡fue incontenible! y después no dejamos de…¡Lo hicimos mucho y sin cuidar nada!... 
—¡Shhhh!...¡ya!...pero tú me dijiste que te estabas cuidando o se te olvidó! 
—¡Todo fue muy rápido y además nose… 
—¿No sabes que…? 
—¡Nose si es mío! 
—¿Que?...¡Que canallada!...¡Tu sabes bien que ¡tú fuiste mi primer hombre!… ¡mi primera vez!..¡y me estas ofendiendo!…—Yolanda vierte de nuevo sus lágrimas que las recoge rápido con sus manos. 
—¡No creí que fueras eso!… ¡un canalla Humberto,! ¡Tu sabías, y reconociste que eras el primero… 
—¡Me voy! 
—¿Ah?...¿Ni siquiera te importa?, ¡ni siquiera te preocupa si es tuyo o no!...¡Mentiroso! 
—¡Yolanda, yo estoy empezando mi carrera apenas tengo veintinueve años!—le dice Humberto levantando el pecho y estando de pie le dice,—¡No quiero tener hijos todavía!...¡Y casarme mucho menos! 
—¡Cállate!—Yolanda estaba fuera de si—y…¡¡ termínate de ir!! 
Aurita que era muy traviesa estaba detrás de la pared donde quedaba otro solar que lo tenían de guindadero de ropa y escuchaba abismada, para ella era algo inconcebible que a su hermana le estuviera pasando algo así, y Lorena estaba pendiente de su novio Federico, que se estaba tomando unos tragos de buena bebida con su papá; a pesar de todo a Don Rafael le agradaba la forma frontal y la hombría que tuvo Federico al solicitarle la mano de su hija en matrimonio. 
Pero Inés si, tenía el corazón en un hilo, por sus dos hijas, pero lo que estaba escuchando desde la cocina, no le estaba gustando; en seguida cuando vio a Humberto, al piloto, levantarse, se le apareció de frente en el camino… 
—¿A dónde cree que va? 
—¡No vengo más señora Inés, su hija me tiró una emboscada! 
—¿Que? ¡No señor usted nos tiene que responder por ella y por el bebé, ella todavía es menor de edad! 
—¡Lo siento señora, pero eso no es así, yo no me voy a casar,!... ¡con permiso! 
Humberto Peña le pasó por el frente a Don Rafael y al teniente Federico y ni los miró, salió muy acalorado y con alto desagrado, cerró la reja con la idea de no volver a ver a Yolanda… 
Don Rafael se percató de lo que estaba pasando y le comenta a Federico… 
—¿Y a este que le pasó?, ¡ni siquiera sé despidió! 
Don Rafael no es ningún tonto y se da cuenta que algo muy raro estaba pasando y le dice a Federico… 
—¡Un momento, voy a ver, que es lo que pasa! 
Don Rafael se fue acercando poco a poco donde estaban su esposa y sus hijas; por supuesto pregunta… 
—¡Oiga!...¿Que le pasó al piloto? ¿Ni siquiera sé despidió de mi, que educación es esa? 
Don Rafael las mira, alrededor de Yolanda estaban Aurita y la señora Inés, y nota que su hija que es la más alegre y bromista, tiene los ojos y la nariz enrojecida y estaba cabizbaja... 
—¡Oiga!...¿usted cómo que está llorando?, ¿y eso porque?, ese piloto como que me le hizo algo hija? 
Yolanda vuelve a llorar… 
—¡Oiga Inés, me puede decir que es lo que está pasando aquí!, ¿porque está llorando mi hija? 
—¡Ayyy papá, me muero de la pena con usted!—y se tapa la cara con las manos—¡Ayyy papá que desgracia! 
—¡A vainas!, ¡ahora sí, se montó la gata a la batea!—es un dicho popular que se cuando las cosas se empeoran—¡Sueltelo de una vez!... 
Inés se acerca a su hija y le pone los brazos a la espalda… 
—¡Yo sé que la niña no te lo va a decir, te lo digo yo! 
—¡No mamá, por favor no lo hagas! 
—¡Salgamos de esto hija, más tarde puede ser peor y el te tiene que responder! 
Cuando Don Rafael escuchó, esas últimas palabras, un calor comenzó a subirle hasta la cara enrojeciendo su semblante, y la señora Inés tenía una mano en el pecho nerviosa y jadeante… 
—¡¡¿Que vaina es esa?!!, ¿responder que, Yolanda? 
La señora Inés no siguió deteniendo más… 
—¡Rafael ellos se acostaron y ella está embarazada! 
—¡Pero como se atrevió!—Don Rafael subió la mano para bofetear a su hija, pero se atravesó la señora Inés, y después la abuela que estaba tejiendo en su cuarto y por el escándalo que se oía, también gritó desde el cuarto… 
—¡No señor a mi hija usted no le pone un dedo encima!—y la señora Melania grita con su voz de ancianita desde el pasillo—¡A mí nietecitaaaa no la toca! y… 
Carlos Alberto cuando vio a su hermana llorando se fue de inmediato y le dijo a su novia… 
—¡Vámonos no quiero que veas esto! 
Y salió agarrado de la mano, con su novia, y con mucha pena, el ya sabía la que se iba armar. 
Don Rafael nota que Carlos se está retirando y saliendo por la puerta…  
—¿Para donde va Carlos,?... 
¡¡el me tiene que responder también!!... ¡no cuidó de su hermana!, ¡ese muchacho no parece un hombre de verdad, en lo único que piensa es ese disquito de moda, ¡y la culpa es de ustedes Inés, tuya y de Carlos!,—prosiguió Don Rafael señalando a la señora Inés— ¡porque yo estoy ocupado trabajando para darle todo a ustedes con mis negocios, y me salen con esta traición!…¡Yoli!... jamás me imaginé que fueras…tan p… 
—¡Epa más respeto! ¡Y no me vengas con cuentos!...¡Ocupado!— se ríe la señora Inés—,¡no me haga reír!, usted solo tiene cabeza para la otra! y hágame el favor y ¡respete!, ¡porque sino no respondo!—,le dice Inés. 
Lorena deja a Federico en la sala y se acerca para calmar la furia de su padre. El siempre la escuchaba, sentía por ella algo especial por su hija mayor… 
—¡Papá cálmese!... Yolanda no es ni la primera ni la última!  
Acuérdese de la señorita Villegas, la hija de su compadre Don Francisco, muy adinerada y muy de la high society; pero todo el mundo supo que ¡se casó embarazada! y como están ahora…¡felices con su bebé!, así que, tiene que haber boda y punto. 
Don Rafael si logró entender el mensaje que le estaba dando Lorena, entonces tiene que haber boda… 
—¡Está bien Yolanda!, usted se casa por civil y voy hablar con el cura para que haga el casorio por la iglesia, ¡lo antes posible! 
—¡Papá y si el…¿no se quiere casar,?...—le dice Yolanda compungida y avergonzada de ver a su papá a la cara. 
—¡Papá el me dijo que el hijo no era de el! y ¡que estaba comenzando su carrera que al menos no todavía! 
—¡Que fresco es ese piloto Yolanda!, ¡así te dijo el muy canalla, se comió la merienda antes del recreo y no se quiere casar!— le dice Lorena. 
—¡¿Así te dijo el pingo ese?!,—preguntó también Don Rafael,—¿que no se quiere casar?...¡Yolanda!,—Don Rafael empezó a hurgar debajo de su camisa larga que llaman guayabera. 
—¡¡¿Dime dónde vive el pingo ese?!!—le pregunta Don Rafael, sacando un arma que tenía en un cinturón amarrada a la cintura … 
—¡Vamos!... dime ya… 
¡¡¡¿DONDE?!!! 
—¡Papá… NO…! ¿QUE VA HACER USTED? 
Don Rafael le responde… 
—¡Yolanda!…¡UD SE CASA YA!, vístase que el jefe civil es amigo mío, y me espera en la prefectura. 
En eso Carlos Alberto venía ya de regreso; dejó a la novia en su casa… 
—¡Oiga y usted! ¿Dónde estaba, no va a defender a su hermana?...¿o es que las tiene de adorno? 
—¡No quería que mi novia viera nada de lo que estaba pasando! 
—¡Vamos a buscar al pingo ese! ¿Carlos usted sabe dónde vive? 
Yolanda con los ojos desorbitados le dice a su hermano… 
—¡Carlos no, no le digas lo va a matar! 
—¡A pues, usted se me metió a mujercita es la vaina! y se va a poner a llorar también, ¡mi único varón!...¡Eso es lo que me falta! 
—¡A pues ahora la va a pagar conmigo pa'! 
—¿Va a defender va su hermana o si o no? 
—¡Vamos!...¡si se dónde vive! 
 




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