De La Sierra La Pasión

Bailando tweest...

Tiempos del tweest… 
Las muchachas hijas de Angélica que estaban en el cine; llegaron a la casa del Limón, que es una zona a pocas horas de la costa de Ocumare del Playón. Una playa muy asidua y famosa que le fascinaba a los Serranos. 
Don Rafael Serrano compró una casa con estilo muy campesino, y a la vez era algo parecido a un club, que los fines de semana, de viernes a domingo; el se reunían con todos sus amigos, familiares a su vez estos, tenian familias, y aquello era una multitud, que parecía una feria en tiempos de fiesta patronal, eran invitados de Don Rafael para divertirse y pasarla bien. 
Don Rafael era famoso por esa casa del lugar llamado El Limón. 
En los primeros tiempos que estaban poblando la ciudad, del centro se subía hacia las tierras de arriba, muy deshabitado era el lugar, y había una mata de limón, dónde la gente acordaba, "nos encontramos en la mata de limón", y a medida que fue avanzando en habitantes, no dejaban de decir, “nos vemos en El limón"; y ya para los tiempos de Don Rafael se llamaba definitivamente, parroquia "El Limón". 
Era solo para vacacionar, hospedarse antes de llegar a Ocumare, una de  las playa favorita de Los Serranos. 
El Limón, era pura neblina y puro ríos, por dónde se paseaba, y la casa de los Serranos donde el se fue a vivir con Angélica, tenía rio en el patio trasero, y allí jugaban y nadaban las niñas con sus primos, hasta que crecieron; y con los años el río se fue secando poco a poco, hasta quedar el solar mucho más amplio y  disponible para otras actividades. 
Era un patio de quinientos metros cuadrados a parte de la casa con otra media hectárea más. 
—¡Mamá ya llegamos!...¡Bendición! 
—¡Ay gracias a Dios que llegaron!—Angélica no soltaba la escoba era muy trabajadora así fuera la señora de la casa,— ¡Melba hija!, adivina…¡vino tu primo de Caracas!, el hijo de Margarita, el tal Alfonso; está aquí, se está quedando en el centro, y te vino a visitar, para ver cómo te iba en los exámenes de matemáticas. 
—¡Ajá!...saltó Teresa, viste que el primo está pendiente de ti! ¡Jip ese está enamorado! 
Melba por ser la hermana mayor tenía que dar el ejemplo… 
—¡No señor! no hable sin saber, usted es la que tiene el trompo enrollado con su novio, tienes que decirle a mi mamá, Teresa; ¡que tienes ese novio!, y mi papá debe saberlo! 
—¿Que novio, de que están hablando?¿Que estás diciendo Melba? 
—¡Nada, mamá, no pasa nada, Teresa es la que tiene algo que decirte! 
—¡¡Queee!!¿Tu eres loca? 
—¡No te hagas dile a mi mamá! 
—¿Que es lo que está pasando Teresa? 
Teresa empezó a llorar y insultar a su hermana… 
—¡Eres una gafa Melba, eres una chismosa, Ayyy! 
—¿Que es eso?... ¿porque estás llorando?...¿Que pasa ahora, ¿novio?...¿ y los estudios de la academia? 
En eso estaba abriendo la puerta Don Rafael que estaba llegando…y oyó las últimas palabras de Angélica y reaccionó… 
—¡¿Tampoco le gusta estudiar en la academia Angélica?!, si a Teresa no le gusta estudiar, entonces déjala en la casa, ¡para barrer y pasar coleto! 
¡Yo te dije Angélica que la sacarás de los estudios porque Teresa no es inteligente para los libros! 
A ella lo que le gusta, es estar jugando metras y tirando piedritas con el primo Manuel, esa no ha madurado todavía! 
—¡No Rafael no es eso, es que Melba la regañó por otra cosa, ¡Cosas de muchachas,! …no es la academia, ya ella está haciendo pasantía y le va bien allí! 
—¡Ojo pelado Angélica, mira que esas niñas son muy bonitas, tienes que cuidarlas más!...¡Si les pasa algo yo la responsabilizo!—Don Rafael se sienta en el comedor y le dice a Angélica 
—¡Oiga y usted no me va a servir mi sopita! 
—¡Si ya te la traigo! 
Mientras Angélica atendía a su marido las hijas estaban peleando en la habitación. 
—¡Eres una chismosa!—le decía Teresa a Melba y mostrándole las uñas, que eran largas duras y bien cuidadas, pintadas siempre con media luna de rojo y blanco como era la moda! 
—¡Ay quítame esas uñas de encima pareces un gato! 
—¡Mira te araño la cara, si se te va la lengua de nuevo, chismosa! 
Todas se molestaron con Melba, porque lo del novio era un secreto del grupo, ni la prima, ni Miranda, ni Manuel, ni el hermanito de la prima, podían decir lo del novio de Teresa. 
El cuarto donde dormían las muchachas, con sus primas y Miranda; era un cuarto inmenso dónde cabían todas las camas, y era muy alto, con techo de caña brava; el piso era de cemento color rojo bien brillante, dónde Miranda se la pasaba echando cera roja y pasándole una cobija para pulirlo, después repasaba todo con una pulidora y aquel piso reluciente. 
Miranda era una muchacha que la tenía Angélica para criarla y también para que la ayudara en los oficios del hogar, era muy enérgica y tremenda como todas las chicas de su edad. 
Su mamá vino también a la ciudad de los andes a buscar trabajo y una vida mejor; un día a la señora Angélica le apareció una alergia en las manos y por eso Don Rafael le dió la oportunidad a la mamá de Miranda para trabajar en la casa. 
La mamá de Miranda, se llamaba Pilar, era una mujer pobre pero muy buena moza; de muy buen cuerpo, ya había parido cinco hijos de maridos diferentes, y estaba buscando uno que la ayudara a salir adelante; y tenía a Miranda, la única hembra de sus hijos y no podía con su situación; ní darle de comer a todos, y de vez en cuando los dejaba en las casas de las señoras donde trabajaba planchando ropa, para que ayudarán también en los trabajos caseros. 
Así fue como Miranda se empezó a quedar con las hijas de Angélica y se crío con ellas como una hermana más. 
Miranda tenía consideraciones, como las muchachas de la casa, pero…ella tenía que trabajar ayudando en todos los oficios caseros y estaba feliz, ella se daba cuenta que había una diferencia, porque las hijas de Don Rafael Serrano llegaban del colegio comían, hacían sus tareas y luego se acostaban a dormir la siesta, y no hacían oficios caseros, solo estudiar y jugar, mientras que ella tenía que trabajar, lavando los baños, cocinando con Angélica, fregando lo platos, atender la parcela para que el señor Rafael invitará a sus amigos a jugar bolas criollas, aparte, también tenía que atender a los señores que invitaban a la casa. 
Miranda más adelante, después que crecieron sus hermanos varones, estos también comenzaron a quedarse; Wilmer y Carlos, como ayudantes del señor Rafael en lo que él necesitara. 
A veces Miranda se la echaba con sus hermanos, les decía que ella ya no era como ellos, que ella es casi una Serrano, porque Don Rafael y Angélica le habían dicho que ella era como una hija también. A Wilmer eso no le gustó, y cuando se molestaba con Miranda se ponía a burlarse de ella… 
—¡Tu eres una cachifa, que te crees, uff! 
—¡Cállate Wilmer!— Y Miranda le lanzaba lo que tuviera en la mano! 
—¡Cachifa, te dije y cachifa te quedaste!—Se burlaba, le hacía migas y se reía de ella— ¡y que Serrano no me hagas reír! 
Entonces Miranda salía corriendo detrás de Wilmer para atraparlo y darle con la escoba. 
—¡Si y mi verdadero nombre es Miranda Serrano! 
—¿Que?...¡Ay que risa!...¡Eres una cachifa! 
Angélica muchas veces tenía que intervenir y decirle a Pilar, que se llevará a Wilmer por qué no dejaba tranquila a Miranda; y la desconcentraba mucho. 
Pero Melba y Teresa cuando estaban de buenas compartían con Miranda, y la llamaban para reír, contar chistes y bailar. 
—¡Miranda ya viste como se baila el tweets!—le decía Melba moviendo los pies junticos como un ventilador y bajando, subiendo con un Disco de Elvis Presley… 
Miranda se ponía con todas ellas, hacer lo mismo! 
—¡Vamos a ver quién dura más bajando y subiendo! 
Melba era toda una Serrano igualita a su papá, le fascinaba bailar, una fiesta, un cumpleaños o cualquier tipo de evento social para celebrar la vida! 
Y todas gritaban… 
—¡Vamos Miranda así es! ¡¡muévete!!... 
 




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