Las muchachas del liceo están jugando voleibol y una de las campeonas que destacaba por su agilidad y buena con las manchetas, era Teresa; a la que le decían Teté, lucia hermosa con su franela y sus shores blancos, para tener quince años tiene un cuerpo muy bien formado, además de un novio bien celoso que la esta esperando para acompañarla hasta su casa.
Reinaldo se acerca y tiene debajo de su hombro una enorme toalla blanca bien grande que abre para tapar las piernas de su novia, esto lo hacía siempre que podía, las compañeras lo criticaban y pensaban que Reinaldo era muy ridículo, la cubría hasta que llegaba al baño y Teté se cambiaba de ropa, se ponía de nuevo el uniforme. A él no le gustaba que vieran a Teté en shores, mucho menos en traje de baño, ¡era extremadamente celoso!.
Después andaba con ella caminando una media hora más hasta llegar a la casa, Melba entraba primero y Teté se tardaba, porque se quedaba con Reinaldo un rato afuera de la casa, conversando y eso a Melba le disgustaba.
—¡Caramba señorita usted se aprovecha que no está mi papá para estar escapada!
—¡Ay cállate que te araño con mis uñas boba!...además yo voy hablar con mi mamá para que Reinaldo me venga a visitar los domingos.
—¡Siiiiii, …¿Cómo no?...¡Ponte a creer!...¡Mi papá no lo va a querer, y tú tienes que estudiar primero!
—¡Yo me quiero casar!
—¡Ufff ahora sí, que a usted se le aflojó una tuerca!
La señora Angélica escuchó otra vez lo que estaban discutiendo…
—¡¿Qué sucede Teté?!
—¡Mamá quiero hablar con usted!... pero usted y yo, más nadie…
—¿Pero qué será?—pregunta Angélica y extrañada.
Y Melba no se queda callada…
—¡Yo sí sé de qué es!
—¡Bueno Melba, deje la pelea, ya está bueno!...y Teté véngase para que me diga de una vez lo que me tiene que decir…
Se fueron al cuarto principal que era el más amplio y cómodo de la casa y sobre una de las camas que había en el lugar se sentaron a conversar…
—¿Qué es lo que tienes Teté?
Teresa se sintió nerviosa y apenada por lo que le iba a contar a su mamá.
—¡Bueno es que…bueno…!
—¡Pero bueno, hablé ya, de una vez!
Tete se sonroja…
—¡Tengo novio mamá y quiero que hable con mi papá para que me venga a visitar los domingos!
—¿Cómo dijiste?...¡Novio!...¿y tú crees que tú papá te lo va aceptar?...
—¡El quiere hacerlo, para no andar escondidos!
—¡Ay muchachita!, yo te voy aconsejar algo, ahorita no, yo te voy acompañar a que lo veas, pero no creo por ahora, que tú papá lo reciba, déjame ver cómo hacemos con tu papá, tú sabes que él tiene un carácter muy fuerte, y últimamente está muy estresado.
¡Pero, eso sí, Teté usted se tiene que graduar aunque sea de bachiller mercantil, ¡no vaya a ser como yo!, que me quede bruta y no estudie nada, ¡ y por eso es que yo quiero que mis hijas estudien!, para que no sufran como he sufrido yo, pasando trabajo y duro, si usted me lo promete yo la voy ayudar con el novio.
¡¿Estamos de acuerdo Teté?!
Tete seguía sonrojada y cabizbaja, pero le dijo que si con la cabeza.
—¡Bueno pónganse a estudiar y hacer sus tareas y después seguimos hablando, y a ver si me lo presenta, para verle la cara al mozo ese!
—¿Y cuántos años tiene el novio?
—¡Tiene veinte, va cumplir veintiuno!
—¡Pero es un hombre hecho y derecho!...
Mañana nos ponemos de acuerdo para encontrarnos después de la misa de diez, este domingo, que su papá a lo mejor no me va acompañar porque va a viajar y le dices para que vaya.
….
Llegó el domingo, Don Rafael Serrano estaba viajando y la señora Angélica y Teté quedaron en ir las dos a la misa de diez, para conocer al pretendiente de Teresa. Por supuesto Melba iba también.
Ellas llegaron y se sentaron como acostumbraban, saludaron normalmente, pero ya Teté había visto a Reinaldo en una esquina del recinto.
Empezó a sentir el corazón muy acelerado y Reinaldo estaba inquieto, también emocionado por el paso que pensaba dar, el estaba muy enamorado de Teté y por ella iba a ser capaz de hablar hasta con el presidente sí era posible.
Sus miradas se encontraban y Teté lo veía y se medio sonreía, él le hacía señas con la mano, para que prestará atención a la misa, y la señora Angélica le dedicó la misa a nuestra señora La Milagrosa, para que la ayudara con el problema que tenía con los amores de Teresa, sobretodo con su marido que era tan celoso con ella y con sus hijas.
Terminó la misa y esperaron pacientemente a que saliera toda la grey de la iglesia.
Llegó la hora de cerrar la puerta, y la señora Angélica escucha que la señora de la limosna le dice que ya es el momento de salir, porque ella estaba muy concentrada rezando de rodillas y con su velo, como se estilaba en esos años.
Angélica se levanta y busca a Teté, y se da cuenta que Teresa está afuera hablando con alguien…
—¡Mamá ven…ven para presentarte a Reinaldo!
Angélica se acerca poco a poco y lo mira, detallando la cara, las manos, la figura del novio que le estaba presentando su hija.
Cuando se detiene lo tiene frente a él…
—¡Mamá el es Reinaldo!...¡Reinaldo ella es mi mamá!...
Angélica estira la mano y él cálidamente la toma entre las suyas…
—¡Mucho gusto señora Angélica, me llamo Reinaldo y quería conocerla, para decirle… que bueno…que yo estoy muy enamorado de su hija pues, y la quiero visitar!
—¡Ah pero usted es todo un hombrecito ¡caray!, y es avispado!
—¡Yo trabajo, en el ministerio de la defensa, en la escuela de aviación, como contabilista, y en unos años podré mantener mi hogar!
Quiero visitar a Teresa y quisiera hablar con el señor Rafael, cuando quiera y como quiera.
—¡Bueno Reinaldo, yo le voy a decir… no es que no lo apoye y no esté de acuerdo, pero Teresa tiene que estudiar, graduarse por lo menos de bachiller mercantil, porque su papá la tiene en la mira porque ella no ha sido aplicada con sus estudios, y si no la va a sacar del liceo, y ella va a quedarse en la casa, ¡solo para barrer y pasar coleto!
—¡Por supuesto que sí, ella primero se va a graduar, eso lo tenemos claro!
—¿Entonces cuándo podré hablar con el señor Rafael?