Don Rafael estaba muy emocionado, por ese hijo que venía en camino; aunque ya sus primeras hijas lo habían hecho abuelo con dos varones y estaban esperando por segunda vez, a la par que su segunda esposa. Quiere decir que el bebé de Angélica sin nacer ya era “tío”.
Angelica cumplió al pie de la letra con las indicaciones médicas y aunque estaban de duelo por qué era la tradición esperar el año para dejar el luto y hacer fiestas.
La casa de Don Rafael no dejaba de ser visitada.
No faltaba el charlatán que le agarrara la mano para decir si el sexo del bebé era hembra o varón, y todo el que tomaba su mano para congraciarse con el Don decía…
—¡Es un varón lo que viene en camino!
Don Rafael se sonreía con orgullo y se hinchaba de felicidad, y agradecía los entusiasmos que le brindaban.
Los días pasan, Angélica camina un poco más lento porque no le gustaba estar mucho tiempo ni acostada ni sentada y hablando con Miranda…
—¡Miranda dame pan con leche para ponerle a los loritos!
Angelica se para porque siente que Miranda no la escucha y siente un frío entre las piernas que resbala…
—¡Ayyy..rompí fuente!...¡Va a nacer el niño!...
Don Rafael escucha y Miranda apura el paso para ayudarla y cambiarla de ropa, y lo demás estaba hace tiempo, listo, una bella canastilla amarilla con blanco, bordada de encajes y cintas, contenía toda la indumentaria que necesitaría Angélica para atenderse en la clínica.
Todos la ayudaron abordar el carro y se montó hasta la prima Juanita, iban todos apretados para acompañar a Angélica y darle la bienvenida al bebé.
Reinaldo se había comprado un volswagen amarillo y allí iba con Teresa y otros mas.
Alfonso el primo acababa de llegar de Caracas para visitar a Melba y se fue también detrás de la caravana.
La noticia rodó como pólvora y se enteraron en casa de Inés que Angélica estaba pariendo, y de inmediato salió para la clínica Carlos Alberto a darle la bienvenida a su hermanito nuevo.
La clínica era pequeña, fue la primera que tuvo la ciudad en esos años, 1964, y era atendida por médicos de gran prestigio y renombre.
Angelica estaba en sala de parto, tenía dolores pero no eran como los de sus partos anteriores. Cómo el de Melba que por ser primeriza duró cinco días esperando que la niña naciera; y llegó al mundo cubierta con una manta blanca y ella dice que es porque Angélica tomaba mucha nata de leche y fue más difícil y doloroso, que el de Teresa, que también fue doloroso y fuerte porque Teresa era muy gorda; cuando Teresa nació pesó cinco kilos era una muchachota hermosa; Angélica decia que era porque comía mucho plátano crudo y por eso salió así.
Los dolores esta vez los soportaba con mayor enteresa y en la sala de parto estaba solo la prima Juanita con la enfermera, que Don Rafael no quería mucho porque según el, Juanita le estaba sonsacando a Angélica para una rochela con sus amigos y por eso a el no le gustaba por este motivo se mudaron para el Limón dónde viven ahora.
Pero Juanita quería mucho a Angélica y siempre estuvo a su lado en todo momento, y en este día ella no podía faltar.
—¡Ya viene!...¡Ya viene el niño!
Miranda, Melba y Teresa estaban afuera con los pretendientes, claro que Melba se hacía la desentendida pero Alfonso Serrano estaba allí por ella, el estaba enamorado de Melba. Luego llegó Melissa para acompañar a Melba, total que la clínica estaba llena de gente con el acontecimiento del nuevo hijo de los Serranos.
La gente iba llegando y en lo que Alfredo Serrano se entera también se aparece porque sabía que allí estaba Melissa Suárez.
El llega todo adorado por verla y la saluda con un beso en la mejilla; todos se dan cuenta del cambio de actitud de Melissa, cosa que a Don Rafael no le cuadró para nada y llamó a Alfredo aparte…
—¡Alfredo venga un momento por favor!... ¡ya se lo advertí deje a Melissa en paz, no lo quiero cerca de ella!
—¡Rafael que pasa ella es una mujer hecha y derecha y yo estoy enamorado de esa mujer y me quiero casar con ella!
—¡Ya se lo dije no lo quiero cerca de esa muchacha!
Melissa mientras tanto aprovecha de conversar con Melba.
—¡Y felicidades viene un hermanito en camino!
—¡Hay imagínate después de veinte años viene a nacer!
—¡Chica y si no es varón!...¡Porque todo el mundo dice que es varón y que se llama Henry Alberto!
—¡Mi mamá dice que si es hembra se llamará Maura!
—¡Maura!...¡Maura Serrano!
—¡Pero tú sabes cómo es mi papá que dice que es varón!...¡Y no se te ocurra decirle lo contrario!
—¡Que broma con ese machismo!...¡Tiene que ser varón!
Miranda estaba muy nerviosa y emocionada, preocupada por Angélica, cada vez que podía preguntaba por ella…
—¿Cómo está la señora?
—¡Ya casi estamos listos eso va a ser rápido!
Trajeron botellas de champagne y las tenían en una cava, heladas con hielo, casi todos los Serranos estaban allí, entraban y salían, amistades de Don Rafael venian acompañarlo, mientras llegaba Henry Alberto.
Los carros no cabían en el estacionamiento de la pequeña clínica maracayera y se escuchaban gritos y claxons sonar, era todo un bochinche, a parte que era una semana fiestera en la ciudad, por ser tiempo de fiestas de Carnaval, todavía faltaba la octavita que era festejada como la despedida de las fiestas carnestolendas.
—¡Ya viene Henry Alberto gritaban desde la calle!
La popularidad de los Serranos era grande y era muy raro quien no supiera de lo que estaba ocurriendo ese día en la familia Serrano.
—¿Que le parece mamá? ¡un hermanito, mi papá va a ser papá otra vez!—le pregunta Aura Soledad a su madre Inés.
—¡Ese hermanito mija, lo tiene que querer, porque el, mija, no tiene la culpa!
Angélica se retorcía en la cama y la enfermera abria las piernas de Angélica para examinarla, y ya estaba coronado el niño cuando Juanita se asoma y lo ve.