Di media vuelta y regresé a la cama en donde había dejado la botella destapada. Encendí la pantalla mientras Félix me veía tratando de averiguar que estaba haciendo. Encontré el canal de música y le subí el volumen al máximo. Era una mezcla algo sensual con mucho ritmo. Tomé la botella y empecé a caminar al ropero mientras bailaba y bebía de la botella.
Cuando llegue voltee a verlo al rostro. Estaba furioso. En ningún momento le vi porque estaba concentrada en beber y bailar para relajarme. No pude evitar reírme de él. Tome otro trago de vino y busque entre sus cajones hasta encontrar los calzoncillos.
Los calzoncillos chocaron con su pecho y los dejo caer. Le mire a los ojos esperando alguna respuesta de arrepentimiento, pero lo había hecho apropósito.
Al escuchar lo que dije la alegría se fue de su rostro y se tornó totalmente serio. Abrí la puerta del armario que correspondía a mis cosas y empecé a buscar que me iba a poner. Mientras buscaba empecé a mecer mis caderas de un lado al otro hasta que encontré una camisa de tiras. Fue ahí cuando me quité mi camisa y empecé a cambiarme mientras bailaba.
Cuando voltee a verlo ya no estaba de frete hacía a mi si no dándome la espalda. Al ver su reacción no pude evitar reír por lo mal que le había salido su juego. Al voltear al espejo me di cuenta de lo que decía hace un rato. Todo mi cuerpo estaba lleno de moretones. Parecía una vaca morada.
No perdí mucho tiempo en ver mi cuerpo cambie la camisa por una holgada y tomé un short flojo antes de que la imagen quedara grabada en mí. Mis piernas no tenían ninguna señal de daño. Me sorprendí de ello, pero recordé la causa de varias cicatrices que serían difíciles de contestar si fueran preguntas.
Di media vuelta y empecé a caminar hacía Félix. Para ser sincera tenía un buen trasero que combinaba con su ancha espalda. Era muy atractivo incluso de espaldas.
Me agache en cuanto los vi y tome otro trago de vino. Me levante y cuando me voltee coque contra el pecho de Félix. Alcé la mirada antes de que desviara y le puse los calzoncillos en su pecho. Félix solo los volteo a ver, pero no los agarro.
Mi paciencia se estaba agotando y me estaba sintiendo algo mareada. Tomé su mano a siegas y la alce para que quedara a la altura de ambos y con la otra puse los calzoncillos en su mano. Di media vuelta al ver que los tenía atorados en sus dedos y empecé a caminar hacía la cama.
(lo que tenga que tronar que truene, así tal vez en un rato descubres la verdad)
Mire la botella y solo faltaba un cuarto de ella para que me la acabara. La mire por un segundo y me la empine hasta que no quedo nada de ella.
El recordar la última vez que lo vi hacía que mi corazón se partiera nuevamente. Recordaba su olor a madera vieja y arbustos. Su sonrisa y la forma en la que hacía reír a los demás cuando estaban tristes.
En mi garganta se volvió a formar aquel nudo que impedía que rompiera en llanto pero que era tan seco que por más agua que tomara seguía ahí. Destape otra botella y se la pase a Félix. El la recibió y yo tome otra.
Cuando lo voltee a ver me di cuenta de que no la destaparía así que solo coloque mi dedo induce y el corcho fue atravesado por una pequeña raíz café. Alce mi dedo y el corcho salió junto con él para luego caer a la cama.