Me recosté en la cama y cerré los ojos. Habían pasado tantas cosas en muy poco tiempo que apenas y podía entender. Pude saber lo que es estar a nada de morir y después me entero de que siento cosas que no debería por una droga. Mi mundo ya no es ni una mínima parte de lo que era. Alce mi brazo izquierdo y mire lo que parecía ahora un tatuaje en mi muñeca. Volví a cerrar mi ojos.
(Tengo estas habilidades gracias a ti y aun no se si es bueno o malo)
Comencé a sentirme mareada y cansada. Cuando abrí los ojos pude ver un gas amarillento flotando en el aire.
(Mierda)
Es hora de irnos – les dije mientras miraba una foto que nos habíamos hecho hace tres meses.
Gire y mi madre y mi hermano ya estaban en la puerta. Habíamos reunido todo lo necesario y acomodamos las cosas para que pareciera que nos habían atacado en vez de huido. Era de madrugada y teníamos unas cuantas horas antes de que se dieran cuenta de lo pasaba.
Asintió y salió de la casa junto con Isidro . Caminamos en la oscuridad mientras nos adentrábamos en el bosque. Me pare frente un pino y talle con mi navaja E.
Victoria me llamaba el bosque.
Me enderecé y vi que era cierto. La cama seguía igual, pero la puerta del baño y el armario estaban a un metro si acaso de distancia. Era como si yo me hubiera hecho más grande, pero seguía igual.
Cuando lo miraba involuntariamente bajaba la guardia. Verlo con su mano haciendo un poco de presión en su mejilla mirándome con esos ojos negros y su pelo rebelde cayendo hacia un lado era una muy buena postal. Estire mi mano y acaricie su mejilla libre. Tomo mi mano entre la suya y la llevo a sus labios. Mordió suavemente unos de mis dedos para luego besarlo.
No conteste. Yo estuve dudando todo el tiempo con él. Ni siquiera lo veía como una pareja hasta que me beso tal vez él no le hubiese afectado, pero a mí sí. Nunca me había pasado algo como esto.
Pensé que me soltaría la mano, pero no lo hizo. Se puso frente a mi dejando caer parte de su cuerpo para que no pudiera moverme. Me miraba como si estuviera esperando que digiera o hiciera algo, pero eso no iba a pasar. Lo solté de la mano y lo empujé para poder ponerme de pie, pero dejó caer por completo su peso. Ambos de sus codos estaban a la altura de la cabeza y eran lo único que le impedía aplastarme mientras que todo su cuerpo caía sobre mí. Sentir su respiración contra la mía y su cuerpo rosando el mío aquello me perturbaba de tal forma que no quería que se alejara.
(Esto es a lo que se refería Gregory cuando me tomaba de la mano y decía que lo tomara enserio)
Abrí los ojos y pude ver como se divertía con mi expresión. Eso me hizo enojar bastante pero sabia como borrarle esa sonrisa seductora del rostro. Tenía puesta una camisa blanca de tiras que le quedaba algo holgada así que pase mi mano lentamente por su espalda subiéndola por debajo de la camisa. Sentía como se erizaba su piel bajo mis caricias. Trataba de mantenerse serio como si me fuera indiferente.