De las Cenizas

Capitulo 16 "Las consecuencias de las drogas"

Me sorprendió escuchar aquello de Félix y más en estos momentos. Las llamas de mi mano estaban a punto de apagarse así que acerque mi mano a su rostro. Sus ojos se veían negros inyectados de sangre y sus pupilas dilatadas al máximo. Estaba drogado, pero había estado todo el tiempo conmigo entonces recordé lo que habían dicho del aire.

  • Ven vamos a la cama – le susurré y me senté en la cama con los últimos rastros de luz.

Note como se movió la cama y el roce de su hombro con el mío. Estaba ardiendo tal vez tenía fiebre. Lo tomé de la mano y me puse de pie para poder abrir la cama y descansar. Reino el silencio y Félix parecía estar bien ya que se levantó por sí solo.

  • Listo – Félix me soltó de la mano y pude escuchar cómo se dejó caer en la cama –  ¿estás bien?
  • Si – escuche como su ropa caía al suelo.

Mi corazón empezó a latir fuerte ya que las palabras del Aria hacían eco en mi cabeza. Si decía o hacia algo incorrecto podría hacer que Félix perdiera las casillas y me hiciera daño o algo peor.

(No pienses estupideces todo estará bien)

Me quité el pants y me metí el cama en silencio quedándome cerca de la orilla. Todo seguía en silencio y por su respiración diría que Félix estaba dormido. Este día había sido un desastre por completo y ahora que había llegado la hora de dormir no estaba segura de hacerlo porque sentía que tendría pesadillas de nuevo. En algunas ocasiones mis pesadillas me hacían sentir miserable y en noches anteriores el recordar a mi familia las hacia parecer sueños, pero hoy no sería de ninguna de las dos formas.

  • ¿Me tienes miedo? – escuchar la voz de Félix de la nada mientras estaba perdida en mis pensamientos me hizo dar un pequeño brinco del susto.
  • No – me reí nerviosa de mi reacción - ¿Por qué dices eso?
  • Si no soy yo entonces a que – le escuche serio y resonó en mi cabeza aquel eco – porque puedo sentir miedo en tu cabeza.
  • No quiero dormir – suspire – presiento que tendré una pesadilla descomunal por todo lo que paso hoy.
  • Aun veo su rostro en mi cabeza – su voz parecía romperse – no quería hacerle daño, pero tenía miedo y no me di cuenta hasta que la vi en el suelo.

Me acerque a él y lo abrace. Sabía que habíamos tenido un día de mierda y entendía a lo que se refería con esa sensación. Yo por eso mismo no quería dormir. Tenía miedo de que mis peores recuerdos salieran a flote de nuevo. Había cosas que sin duda me sería bueno olvidar, pero es pedir un milagro.

  • Lo lamento – se volteo quedando de frente.
  • Pues yo no – su respuesta me sorprendió – te hubiera perdido y no me lo hubiera perdonado.

Su mano toco mi hombro y subió buscando mi rostro. Paro en mi cuello y pude sentir su respiración en mi frente. Se hizo presente un cosquilleo por todo mi cuerpo.

  • Félix hay que descansar…  – balbuce nerviosa.
  • Yo no tengo ganas de dormir – me susurro cerca de la oreja.

Sentí como su pierna rozo la mía y se puso encima de mi quedando entre mis piernas suspendido. Nuestras respiraciones chocaban y a cada roce sentía una extraña sensación en mi vientre. Su rostro se acercó a la altura de mi nuca y olio mi cabello.

  • Félix…  – trate de hablar, pero al sentir su beso en mi cuello me hizo callar.

Fue subiendo poco a poco hasta llegar a mis labios que chocaron con tímida dulzura, pero fue creciendo de deseo por el tacto. Nuestros labios chocaban más rápido. Dejo caer su cadera entre mis piernas. Aquel simple movimiento despertó en mi algo completamente desconocido.

  • Victoria – su mano bajo acariciando mi costado – se mía por favor.
  • Yo – su mano no se detuvo y siguió bajando hasta entre mis piernas. En reflejo trate de cerrarlas, pero era inútil – yo no lose.

Me acaricio en mi sexo e hizo que perdiera el hilo de mis ideas.

(¿qué es esto?)

Repitió la caricia e hizo que me arqueara de placer. Mi piel parecía ser un incendio forestal y sus caricias el agua que lo calman o lo alimentaban. No lose, pero era una sensación exquisita.

  • Por favor solo di que si – sentí sus labios en mi pecho susurrándome.

Siguió con su mano entre mis piernas acariciándome mientras me quitaba el sostén con su otra mano. Yo solo estaba inmóvil entre sus brazos disfrutando las caricias que me brindaba. Estaba embelesada.

  • Dilo por favor – me suplico en la oscuridad.
  • Yo… – me había quitado el sostén.

Sentí como su lengua avanzaba por mi piel hasta llegar a mi pezón. Chupo con fuerza para luego soltarlo logrando que escapara de mi un gemido. Sentí su sonrisa contra mi piel y como avanzaba al otro pezón mientras que su mano paro de moverse.

  • Te lo suplicó di que si – chupo con fuerza e introdujo uno de sus dedos en mi interior dando círculos.

Me arque de placer y salió de mis labios un grito ahogado.

  • ¿que dijiste? – saco su dedo de mi interior para luego meterlo de nuevo.




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